Uno de los frutos secos que más gustan en todo el mundo son las nueces. Ya sea que las comamos tal cual o que las utilicemos para hacer recetas como una rica tarta de nueces, están llenas de beneficios para nuestro organismo siempre y cuando las comamos con todas sus propiedades de textura y sabor y para ello, es importante saber almacenarlas de la manera correcta por lo que os vamos a explicar a continuación dónde se guardan las nueces y sobre todo porque nunca deben estar en la despensa.
No guardes nunca las nueces en la despensa
Las nueces son uno de los ingredientes más valiosos que puede tener en tu cocina, pero la despensa no es el lugar donde deben almacenarse. Esto se debe a su alto contenido en grasas. Para evitar que las nueces se vuelvan rancias, es importante almacenarlas adecuadamente. Y cuando se considera el costo de comprar nueces, es importante almacenarlas correctamente, para no desperdiciar dinero.
Proteger contra los elementos
Como cualquier otro alimento que queramos almacenar, las nueces no pueden estar sin más, al aire y colocadas como ya hemos dicho, en la despensa. Lo ideal es colocar las nueces en un recipiente hermético y luego meterlas en el frigorífico o incluso son aptas para meter en el congelador.
La exposición a la luz, el oxígeno y el calor que se suele tener en la despensa puede hacer que las nueces se vuelvan rancias más rápido debido al alto nivel de grasas no saturadas que contienen. Al mantenerlas alejados de estos elementos en el refrigerador o el congelador, nuestros frutos secos deberían durar más y mantener un mejor sabor. De hecho, si se guardan en el congelador , las nueces pueden durar años, aunque para ello, debemos envolverlas primero en plástico y luego ponerlas en una bolsa hermética marcada y apta para el congelador.
Y por otro lado, si guardas nueces en la nevera, asegúrate de mantenerlas alejadas de alimentos que tengan mucho olor como las cebollas debido a su capacidad para absorber olores. Es importante tener en cuenta que las nueces pueden comenzar a perder su sabor en el frigorífico, incluso si se mantienen en un recipiente hermético aunque si se almacenan adecuadamente en su bolsa hermética o también te puede servir un táper, las puedes tener hasta cuatro meses en la nevera.
Para descongelarlas o quitarles el frío de la nevera a la hora de querer comerlas o usarlas en cualquier receta, bastará sacarla unas horas antes y dejarlas a temperatura ambiente, aunque eso sí, alejadas de fuentes de calor como el horno o la cocina.
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