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El motivo por el que se ha hundido el barco de Lady Di

El próximo 31 de agosto se cumplirán 26 años desde el trágico fallecimiento de la princesa Diana. Cuando ya había comenzado una nueva vida alejada de la Familia Real británica tras su divorcio del actual rey Carlos III, un giro de guion inesperado cambió su destino para siempre. Nada hacía presagiar que tras una agitada persecución, la apodada como princesa del pueblo perdería la vida en el Puente del Alma de París, país en el que pasó sus últimas vacaciones.

La princesa Diana junto a Dodi Al-Fayed en Saint Tropez / Gtres

Días antes de que esto sucediera, Diana Spencer surcó las aguas del Mediterráneo junto al que era por aquel entonces su pareja, Dodi-Al Fayed. Ahora, ha trascendido que el pasado sábado, El Cujo, el gran yate que fue propiedad del multimillonario, ha desaparecido bajo las aguas del mar tras colisionar contra un objeto no identificado a unas 18 millas náuticas de Beaulieu-sur-Mer, cerca de Niza, en la Costa Azul. Podría tratarse de una película de ficción del mismísimo James Cameron, pero nada más lejos de la realidad. Afortunadamente, las 7 personas que iban a bordo en ese momento fueron rescatadas tras el incidente. Tampoco sufrieron ningún daño, según la Gendarmerie des Alpes-Maritimes. El capitán emitió un Mayday a las autoridades francesas cuando se produjo el choque que provocó que cada compartimento de la embarcación se sepultara bajo las profundidades sin dejar ni rastro.

La princesa Diana en un barco días antes de morir / Gtres

Aquel verano de 1997, el yate en el que pasó sus últimos días la princesa Diana fue de los más fotografiados, ya que la madre de los príncipes Guillermo y Enrique generaba una gran expectación, no solo cuando hacía una aparición, sino que provocaba tal interés que los paparazzis querían inmortalizar cualquier instantánea en la que fuera la protagonista absoluta. 

La princesa Diana y Dodi Al-Fayed de vacaciones en 1997 / Gtres

Durante esos días de desconexión, Diana también se dejó ver a bordo del Sokar, antes llamado Jonikal, el yate que entonces era propiedad del padre de Al-Fayed, Mohamed Al-Fayed. Ostentoso y lujoso a partes iguales. De hecho, esta embarcación hizo historia cuando se capturó la mítica imagen de la Princesa sentada en el trampolín luciendo un bañador azul mirando al horizonte. Una viva imagen de la soledad que sentía y las secuelas que había sufrido después de cada uno de los episodios que vivió mientras formó parte de la Corona.

Con el paso del tiempo se confirmó que los meses previos a su muerte, supusieron un antes y un después para ella, un auténtico renacer espiritual que fue acompañado de un cambio de estilo, más actual y atrevido. Había dejado todo su pasado atrás y solo tenía dos misiones en su vida. Una de ellas, el cuidado de sus hijos, a quienes siempre adoró y, por otro, ayudar a los demás. No pudo ser, pero su historia sigue estando presente. Una tragedia que, sin duda, puso contra las cuerdas a la Institución y que hoy en día se sigue recordando.


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