En medio de la creciente escalada militar en Medio Oriente, Jorge Álvarez Fuentes, embajador de carrera y miembro del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI), advirtió en Aristegui en Vivo sobre la gravedad del conflicto entre Irán e Israel, que ya ha cobrado vidas civiles y podría arrastrar a Estados Unidos a un enfrentamiento directo.
“Estamos, cinco días después, observando con gran preocupación el intercambio de ataques entre Israel e Irán. Continúa, y no hay ningún signo de que esta situación vaya a desescalar. Todo lo contrario”, dijo el diplomático en un enlace desde Washington.
Señaló que el regreso abrupto del presidente Donald Trump a Washington tras abandonar la Cumbre del G7 en Canadá encendió las alarmas internacionales. Álvarez Fuentes considera que este movimiento podría estar relacionado con una inminente decisión militar. “El hecho de que Donald Trump haya anunciado que dejaba la Cumbre del G7 para regresar rápidamente a Washington prendió inmediatamente las alarmas. Porque, ¿qué es lo que se propone hacer Estados Unidos?”, planteó.
Para el también profesor de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), Estados Unidos enfrenta un enorme dilema: “Verse de pronto arrastrado o conducido a un escenario de conflicto directo con Irán”. Esta posibilidad cobra mayor peso frente a las acciones israelíes, que, según afirmó, han tenido como objetivo “descabezar el régimen islámico en Irán”.
Álvarez Fuentes, quien fue embajador de México en Egipto y Líbano, subrayó que, pese a la alianza militar entre Israel y Estados Unidos, sus objetivos estratégicos no son necesariamente los mismos. “Estados Unidos no es el agente de Israel, ni Israel es el agente de Estados Unidos, por más estrecha y coordinada que sea la alianza militar que mantienen los dos países”.
Sostuvo que Israel parece decidido a llevar su ofensiva al máximo. “Después de cercenar algunos de los tentáculos de Irán en el Medio Oriente […] parecería que Israel se propone, al menos así lo ha declarado el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, cortar la cabeza del pulpo. Es una situación muy grave. ¿Y será Estados Unidos capaz de calmar a los israelíes? ¿Dónde paran las acciones?”.
Advirtió que las declaraciones del presidente Trump podrían estar alimentando esta estrategia de máxima presión. “También las palabras de Trump, diciendo que tiene que haber una solución total, no un cese al fuego, podrían secundar esta idea de que Israel está buscando llevar a cabo hasta sus últimas consecuencias esta operación”.
En ese sentido, el académico recordó que el propio primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, mantiene sobre la mesa la opción de eliminar al líder supremo iraní, lo cual “parecía una línea roja para los Estados Unidos”.
“Eso, yo creo —y algunas consideraciones ciertamente del establishment militar estadounidense y de la comunidad de inteligencia en Estados Unidos—, es lo que llevó a que Donald Trump dejara la Cumbre del G7 acabando la cena de los líderes y regresara rápidamente a Washington”, consideró.
Foto: Reuters
El posible cierre del estrecho de Ormuz por parte de Irán y los ataques a instalaciones petroleras son factores que podrían desencadenar consecuencias económicas globales. “Si eso ocurre, habría un enorme colapso en el mercado petrolero mundial, con repercusiones para China”, explicó. “Estamos, efectivamente, en un momento en donde los actores, los protagonistas, están definiendo sobre la marcha sus objetivos, y es muy difícil ver también cuáles pueden ser las consecuencias, las repercusiones globales”.
Planteó que, aunque Irán se encuentre en un momento de debilidad, tras el asesinato de sus principales responsables militares por parte de Israel, ello no significa que no tenga capacidad de respuesta: “Los misiles balísticos, los drones iraníes son perfectamente capaces de golpear y causar daño en Israel”.
Sobre la posibilidad de una rendición total por parte de Irán, como lo planteó la madrugada de este martes el presidente Donald Trump desde el avión presidencial, Álvarez Fuentes fue enfático: “Yo creo que no. En la óptica de Trump, nuevamente se busca ejercer la máxima presión en términos de comunicación mediática, que tiene, por supuesto, un trasfondo en el accionar militar estadounidense. Pero el régimen iraní no va a claudicar. No va a conseguir, en mi análisis, pronto una rendición, ni tampoco yo vislumbro que vaya a haber un cambio de régimen”.
Recordó también que “de la misma manera que Israel, a lo largo de muchos años, se ha ido preparando para este momento, también Irán se ha preparado”. En caso de colapso del régimen, añadió, el mundo enfrentaría otro riesgo: “Imaginemos por un momento que el régimen islámico encabezado por el ayatolá se colapsa, pero te quedas con un programa nuclear que, si bien está golpeado, sigue todavía presente”.
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¿Irán ha logrado desarrollar armas nucleares?
Respecto del estado actual del programa nuclear iraní, Álvarez Fuentes afirmó: “Tenemos una idea clara de que Irán ha avanzado. Ha enriquecido uranio, probablemente en un porcentaje superior al 60%, se discute si en el 70%. Eso le permitiría, efectivamente, tener capacidad para desarrollar un arma atómica”.
Sin embargo, matizó que “esa es la última, absolutamente la última carta que quiere Irán ejercer”, y que cualquier análisis debe “tomar en cuenta los dichos y ponerlos frente a las acciones y los cálculos que lleven a cabo todos y cada uno de los responsables en esta situación”.
El académico advirtió que el mundo está “en un momento en donde esto va a definir la actuación de la única superpotencia [Estados Unidos] y de la potencia regional que es Israel”.
“Y no podemos dejar de lado también a algunos de los países en la región, empezando por Arabia Saudita, los Emiratos, Egipto, Jordania y los otros países árabes que están viendo esto. Lejos de encontrar una salida o un cauce, esto está saliendo de cauce. Y pareciera que el objetivo largamente anhelado por Benjamín Netanyahu de tener una guerra permanente y total se está acercando”, apuntó.
Advirtió que cualquier valoración actual es provisional y puede cambiar en cuestión de horas, porque la situación tiene una trayectoria sumamente impredecible y “pone al mundo, efectivamente, al borde de un conflicto global”.
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