Todo el negocio empieza por un turista en apuros. El cliente acude a grupos de redes sociales porque tiene un problema: después de pasar varios días en las playas de la Riviera Maya tiene que volver a su país de origen, pero no se hizo las pruebas de detección de coronavirus que su Gobierno le pide para volver. En menos de una hora lo habrá contactado un intermediario, que le pasará un contacto, y un laboratorio le expedirá un documento personalizado para viajar desde México a cualquier país. Es el nuevo negocio que ha crecido a la sombra de las restricciones de viaje para turistas internacionales: con tests apócrifos hechos a la medida y vendidos por 800 pesos mexicanos, poco menos de 40 dólares, como pudo constatar EL PAÍS.
El Cordobés, que es miembro de un grupo de expatriados y turistas extranjeros en Facebook, promete que todo será rápido y barato. Un usuario le escribe por mensaje privado que su vuelo a Madrid con escala en Estados Unidos sale mañana y que pagar casi 250 dólares por una prueba urgente está completamente fuera de su presupuesto. “Te cuento mi experiencia a ver si te interesa que te pase el contacto de un laboratorio en Cancún”, responde el intermediario, que acaba de salir de vacaciones a Argentina, “viajamos un grupo de 15 personas y todo salió perfecto”. El hecho de pagar menos de una quinta parte de lo que cuesta un test es porque “no te hacés el hisopado ni nada” y además es una opción conveniente “para ahorrarte las boludeces de esperar tantas horas”, explica antes de dar un último consejo: “decile que es de mi parte porque si no, no te van a dar bola”.
El Secretario, el contacto en el laboratorio, dice por WhatsApp que solo necesita tres datos: nombre completo, fecha de nacimiento y la hora de salida del vuelo. “Como es mañana el vuelo ni te ofrezco la opción del hisopado porque no vas a llegar si no”, comenta. Es martes al mediodía, pero El Secretario sugiere que el certificado diga que la muestra se tomó a las siete de la mañana para evitar problemas y tener mayor margen con las escalas. Poco después manda el número de su tarjeta y pide un depósito de 800 pesos. “Envío los datos al laboratorio y les pido prioridad”, escribe, “en diez minutos me mandan tu PCR”.
El documento tiene folio, número de cliente, código de barras y está avalado por un químico de un hospital privado a 15 minutos de la zona hotelera de Cancún. “Negativo”, se lee en negritas en el centro del papel, en el que los resultados aparecen como si hubieran sido validados a la mañana siguiente. “No va a haber ningún problema, cuando llegues al aeropuerto y hagas el check in, te van a preguntar si tienes el PCR, se lo enseñas y listo”, dice El Secretario, que es en realidad una mujer, en una nota de voz. “Ya tengo pasajeros que volaron a Madrid y a Francia sin problemas”, agrega antes de desear un buen viaje.
Al pedir informes como un cliente normal en el hospital, el personal del laboratorio dice que no hay forma de hacer trampa en el procedimiento. Los resultados tardan al menos unas doce horas en entregarse, pero el certificado cuesta más de 4.000 pesos.
El esquema se ha ofrecido a viajeros de otras nacionalidades. El noticiero Journal da Band hizo un reportaje a principios de mes, unos días después de que Brasil estableciera el requisito de pruebas negativas, en el que se asegura que los exámenes falsos podían conseguirse en 200 dólares. A los turistas canadienses se los expedían por 100 dólares y en menos de una hora, según el diario Le Devoir de Quebec. Estados Unidos se ha sumado el martes a casi una veintena de países que exigen un diagnóstico negativo para volar al país desde el extranjero, lo que amplía los clientes potenciales de estas estafas. España también pedirá una prueba antes de viajar desde México a partir del 1 de febrero.
Un portavoz de la Secretaría de Salud del Estado de Quintana Roo —donde están Cancún, Riviera Maya y Tulum— asegura que no se tiene registro de ninguna denuncia por este tipo de fraude. La Secretaría estatal de Turismo tampoco ha detectado ningún caso, pero asegura que se ha hecho un despliegue para aplicar hasta 16.000 pruebas y que en promedio se hacen 13.500 cada día.
La inmensa mayoría de los hoteleros ofrece pruebas contra el virus, algunas ya incluidas en las tarifas por habitación y sin costo adicional para los turistas, con la posibilidad de dar hospedaje gratuito hasta por 14 días a quien resulte positivo. Hay también módulos de pruebas en el aeropuerto y cada vez más laboratorios que van directamente a los alojamientos para que los turistas no tengan que desplazarse. “Se ha hecho todo para que quienes nos visitan estén más seguros”, afirma Marisol Vanegas, la titular de Turismo.
“Para evitar las pruebas falsas, la IATA [Asociación Internacional de Transporte Aéreo] ha estipulado un formato especial y obligatorio que firman los turistas para hacerse responsables de que la prueba que están entregando es absolutamente auténtica”, agrega Vanegas y dice que quien mienta está sujeto a una imputación formal. “Teniendo esto ningún turista se arriesgará”. El Gobierno estatal tiene un operativo coordinado con los 44 consulados en Cancún y las autoridades aeroportuarias, con la esperanza de dar certeza y revertir una caída de casi 13 millones de visitantes en el último año en comparación con 2019, según datos preliminares.
Pese al bache, México fue el tercer destino más visitado en 2020, según la Organización Mundial de Turismo. Por ignorancia, oportunismo o pereza, el nuevo fraude se replica poco a poco a costa de los países receptores y de sus comunidades de origen, y en el peor momento de la pandemia, con más de 150.000 muertes confirmadas en el país.
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