El nuevo canciller de Austria toma posesión tras la caída de Sebastian Kurz por sospechas de corrupción


Alexander Schallenberg ha tomado posesión este lunes como nuevo canciller de Austria, en sustitución del líder conservador de su mismo partido (ÖVP), Sebastian Kurz, quien dimitió el sábado tras días de crisis política y rodeado de sospechas de corrupción. El nombramiento del hasta ahora ministro de Exteriores, al que se considera fiel a la línea marcada por Kurz, ha evitado de momento la ruptura de la coalición de gobierno con Los Verdes. El socio minoritario reclamó el viernes a los democristianos que apartaran al ya excanciller y nombraran a un sustituto “irreprochable” para mantener el pacto ante la “demoledora” imagen que arroja la investigación de la justicia sobre el dirigente.

El presidente del país, Alexander Van der Bellen, ha destacado en la ceremonia de nombramiento de Schallenberg como canciller, y del nuevo ministro de Exteriores, Michael Linhart (hasta ahora embajador en Francia), que al Ejecutivo le esperan grandes retos para superar las consecuencias sociales y económicas de la pandemia ―”aún no ha acabado”―, aprobar un nuevo presupuesto y luchar contra el cambio climático. El jefe del Estado ha subrayado también que espera que los socios de la coalición trabajen para “recuperar la confianza” de la población tras la grave crisis política de los últimos días.

En sus primeras declaraciones como nuevo canciller, el conservador Schallenberg ha afirmado que hará “todo lo posible” por cumplir con el programa de gobierno con Los Verdes y para cerrar las heridas abiertas por la crisis.

Kurz insistió aún el viernes en que las acusaciones de la Fiscalía Anticorrupción contra él y su círculo de colaboradores más estrechos son “falsas” ―supuestos delitos de malversación y soborno en torno a una trama para comprar con dinero público una cobertura favorable en un grupo de medios del país―, pero al final decidió dar un paso atrás. La oposición había presentado una moción de confianza en el Parlamento que debía debatirse este martes, y que con unos pocos votos de Los Verdes, hubiera destituido al canciller.

Pese a la salida del ex jefe del Gobierno, la oposición de socialdemócratas (SPÖ), ultraderecha (FPÖ) y liberales (Neos) considera que no es suficiente. “Todos los partidos de la oposición están de acuerdo en que no hay cambios en el sistema Kurz. Todavía tiene todos los hilos en sus manos y Schallenberg es parte de ese sistema”, ha afirmado el diputado Jan Krainer a la radio pública ÖRF. En términos parecidos se han pronunciado otros representantes de la oposición, que ven en Schallenberg un canciller en la sombra, ya que Kurz no solo propuso su nombre como sustituto, sino que seguirá al frente del partido y se convertirá en portavoz del grupo parlamentario del ÖVP.

Schallenberg, de 52 años, estudió Derecho y es diplomático de carrera, ha trabajado en la representación austriaca en Bruselas y en el Ministerio de Exteriores. En medios políticos austriacos, se le considera un fiel colaborador de Kurz, con el que coincide en una línea dura frente a la inmigración y menos crítica que la de Bruselas con el líder húngaro, Viktor Orbán, o el Gobierno polaco.

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