El número de católicos supera al de protestantes en Irlanda del Norte por primera vez en la historia

El número de católicos supera al de protestantes en Irlanda del Norte por primera vez en la historia

Algo se mueve en Irlanda del Norte, pero nadie se atreve a agitar el avispero. El nuevo censo publicado por la Agencia de Estadística e Investigación de Irlanda del Norte (NISRA, en sus siglas en inglés), con datos recabados hasta el 21 de marzo de 2021, señala un cambio histórico: por primera vez desde su creación en 1921, el número de católicos supera al de protestantes en este territorio británico de la isla de Irlanda. Un 45′7% de los encuestados se definen como católicos, o criados y educados en un entorno católico, frente a un 43′5% que se autodenomina protestante. Hace 10 años, en el último censo, la distribución ya mostraba un estrecho ajuste, pero seguía siendo la inversa: 48% de protestantes frente a un 45% de católicos. Resulta relevante, en un espacio geográfico y político en el que habitan 1,9 millones de personas, que un 9′3% (cerca de 177.000 ciudadanos) se nieguen a ser encasillados en ámbito religioso alguno. Históricamente, el catolicismo ha estado siempre asociado con el nacionalismo republicano y su deseo de reunificar las dos Irlandas. El protestantismo, por el contrario, era la religión de los unionistas británicos leales al Reino Unido.

Los datos del censo suponen un respaldo añadido al Sinn Féin, el partido que en su día representaba el brazo político de la organización terrorista IRA y que hoy aspira a concentrar la mayoría del voto progresista en Irlanda del Norte (y en la República de Irlanda, donde ya fue el partido más votado en las elecciones generales de 2020). En los comicios autonómicos del pasado mayo, su candidata y número dos de la formación, Michelle O´Neill, obtuvo una victoria histórica. De acuerdo con lo establecido en el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, que trajo la paz a la atormentada región, a ella le correspondía ocupar el puesto de ministra principal, que durante más de dos décadas había retenido de modo ininterrumpido el Partido Unionista Democrático (DUP, en sus siglas en inglés).

“Los resultados del censo son otra clara señal del cambio histórico que se está produciendo en toda la isla, y de la diversidad social que nos enriquece”, ha dicho O’Neill, que mantiene desde su victoria —y antes— un tono prudente, conciliador e institucional, para evitar que salten nuevas chispas en un territorio que aún es altamente inflamable. Su reacción ante el fallecimiento de Isabel II, su recibimiento amable y respetuoso al nuevo rey, Carlos III, en Belfast, y su presencia en el funeral de Estado del pasado lunes en la abadía de Westminster, son gestos de un partido que aspira a ocupar sin fricciones el ámbito de poder que ha conquistado.

Luchas internas en el unionismo

No ocurre lo mismo con los unionistas, que mantienen bloqueadas las instituciones de autogobierno de Irlanda del Norte desde su derrota electoral de mayo. Perdieron entonces por sus luchas internas, que les llevaron a comparecer divididos a las urnas, y por su obstinación en anular por completo el Protocolo de Irlanda del Norte, que firmaron Londres y Bruselas para culminar las negociaciones del Brexit. Consideran que ese acuerdo, que mantiene dentro del mercado interior de la UE al territorio británico, fue una traición del Gobierno conservador de Boris Johnson al unionismo. De hecho, la actual primera ministra, Liz Truss, mantiene en tramitación una ley en el Parlamento británico que anularía gran parte de las disposiciones del protocolo. Su voluntad de aplacar los ánimos de un parte de Irlanda del Norte corre el riesgo de incrementar la tensión con el continente, y de provocar incluso una guerra comercial.

El unionismo ha tardado muy poco en despreciar, por irrelevantes, los datos del censo, y recordar que el número de católicos lleva años creciendo, mientras que el voto a favor del unionismo (mayoritario, si se suman todas sus formaciones) se mantiene sólido. “Los que traducen los nuevos datos en un supuesto aumento del apoyo a la reunificación de Irlanda solo demuestran lo sectario que es el proyecto que defienden”, ha dicho Jim Allister, diputado de Voz Unionista Tradicional (TUV, en sus siglas en inglés), la escisión que logró llevarse en los pasados comicios los votos más extremos de esa corriente política.

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Más relevante quizá que el dato de la religión, que simplifica en una balanza demográfica la tensión interna de una sociedad tan compleja como el propio siglo XXI, es el de los pasaportes que poseen los ciudadanos consultados en el censo. El número de norirlandeses que ha solicitado un pasaporte de la República de Irlanda, y que operan exclusivamente con ese documento de identidad, o lo comparten con el británico, ha aumentado vertiginosamente. En 2011 eran poco más de 375.000 ciudadanos. En 2021, han ascendido hasta los 614.000. Es decir, un aumento del 63%. El Brexit, rechazado mayoritariamente por los norirlandeses en el referéndum de 2016 (55′8% en contra, frente a un 44′2% a favor), impulsó enormemente la demanda de pasaportes irlandeses, por parte de todos aquellos ciudadanos que no querían verse privados de la ciudadanía comunitaria por causa de una decisión que ellos habían rechazado. Prácticamente, uno de cada cuatro norirlandeses se mueve por la vida exclusivamente con el pasaporte de la república.

En el espacio más subjetivo e íntimo de la identidad, el número de ciudadanos de Irlanda del Norte que solo se consideran británicos se reduce ahora al 32% (frente al 40% de hace una década); los que se definen exclusivamente como irlandeses han subido del 25% al 29%. La clave, probablemente, resida en el 20% que se encuentran cómodos presentándose únicamente como norirlandeses. Del mismo modo que en la República de Irlanda, a pesar de mantener la idea romántica de la reunificación, son muchos los que ven con escepticismo ese movimiento, también en Irlanda del Norte hay un amplio porcentaje de habitantes que se siente cómodo con las ventajas de ambos mundos.

El territorio británico participa de la diversidad que también tiene el resto de Europa. Un 6,5% de sus habitantes ha nacido fuera del Reino Unido o de Irlanda. Finalmente, del total de la población, un 51% son mujeres, frente a un 49% de hombres.

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