El grupo de expertos que asesora al Gobierno de Pedro Sánchez en el plan de vacunación ha retrasado la decisión de permitir la administración de la vacuna de AstraZeneca a mayores de 55 años. En una larga reunión mantenida este miércoles, y tras mucho debate, ha decidido esperar a recabar más datos para tomar la decisión, que ya han tomado países como Francia, según adelantan fuentes de la Ponencia de Vacunas a EL PAÍS.
La determinación de reservar esta vacuna a menores de 55 años llegó hace un mes tras una larga deliberación. El comité de Salud Pública del CISNS, integrado por los directores de salud pública de las comunidades, necesitó tres reuniones para evaluar las recomendaciones de los expertos y la evidencia disponible. La decisión final llegó porque, aunque tanto la Agencia Europea del Medicamento como la Organización Mundial de Salud dieron el visto bueno para pinchar este fármaco a todos los mayores de 18 años, en los ensayos clínicos no había suficientes personas con más de 55 años para comprobar la efectividad entre ellas. Desde entonces, cada vez más datos en países que sí están aplicando la vacuna en este segmento de edad indican que también a ellos les hace efecto.
La Ponencia de Vacunas está evaluando, entre otros, un estudio de la Agencia de Salud Pública de Escocia, que tras analizar los datos de 1,1 millones de personas vacunadas en el país, la mitad con AstraZeneca y la otra mitad con Pfizer, concluye que la protección de ambas es similar. Cinco semanas después de recibir la primera dosis, el riesgo de hospitalización baja en un 94% con la vacuna de AstraZeneca y en un 85% con la de Pfizer con respecto a personas no vacunadas. En la población mayor de 80 años, el riesgo baja un 95% con la de AstraZeneca y en un 81% con la de Pfizer-BioNTech. Los datos son muy favorables al remedio anglosueco, pero todavía no han sido publicados en una revista científica y revisados por investigadores independientes.
Este ha sido uno de los argumentos que se han ponderado, según fuentes de la Ponencia de Vacunas. En la discusión también se han tenido en cuenta los primeros datos publicados para estas vacunas, en los que la de Pfizer y las de Moderna aportaban un mayor eficacia (por encima del 90%) que la de AstraZeneca (en torno a un 70%) a la hora de desarrollar la enfermedad. “Se está discutiendo si conviene reservar a los más vulnerables el medicamento a priori más protector, pero se ven con muy buenos ojos las nuevas evidencias y es posible un cambio de opinión en el futuro”, explican estas fuentes.
Sin embargo, demorar la vacunación con el medicamento anglosueco con los indicios que hay sobre la protección que ofrece a este grupo también supone poner en riesgo vidas que podrían salvarse si se priorizan antes que otros colectivos más jóvenes y con menos riesgos, que son en los que ahora se usa, si es que estas vacunas se muestran finalmente efectivas.
La semana que viene la ponencia vuelve a reunirse para seguir debatiendo con más datos. Presentarán las conclusiones al comité de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Si decide finalmente ampliar las edades, las comunidades tendrán que reorganizar sus planes. Hasta ahora están inyectando la vacuna de AstraZeneca a los trabajadores esenciales de menos de 55 años. Si hay cambio de criterio tendrían que priorizar a los mayores para inmunizarles cuanto antes e ir bajando por grupos etarios: primero los mayores de 80, después los de 70 y luego los de 60. Casi el 95% de las muertes por coronavirus en España corresponde a una persona de más de 60 años.
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