El origen del nombre del supermercado evitó una coincidencia que lo hubiera llevado a la quiebra

Los nombres nos marcan, también a Lidl, que, aunque sea un supermercado está condicionado por las opiniones de los seres humanos. Compramos en Lidl, una palabra corta, que queda bien escrita y que es de origen alemán. El dueño de este supermercado decidió ponerle este hombre para esconder una coincidencia que lo hubiera llevado a la quiebra sin ni siquiera abrir un supermercado. La surrealista historia que hay detrás del nombre de Lidl y que podría haber sido muy diferente, si su fundador no hubiera dado un paso atrás.

El nombre de Lidl evitó una coincidencia que lo hubiera llevado a la quiebra

Lidl llegó a nuestro país en la década de los años 90, desde entonces nos hemos familiarizado con un nombre que ya no nos es extraño. Inicialmente quizás hubiéramos tenido problemas para pronunciarlo al tener solo una vocal, pero gracias a una publicidad y un habito constante de verlo escrito ya forma parte de nuestro día a día.

El origen de esta empresa se remonta a hace unas cuantas décadas. Josef Schwarz era hijo de un tendero que decidió seguir con la tradición familiar. Ayudó a los suyos a mantener unas tiendas que cada vez crecían más y hacían necesario un nuevo modelo empresarial. En Alemania Aldi ya se estaba empezando a hacer notar, cambiando para siempre la forma de hacer la compra de toda la semana.

En el año 1973 los Schwarz decidieron que había llegado el momento de abrir su primer supermercado, con Josep a la cabeza y un dilema sobre la mesa. Primero pensaron en llamarlo Schwarz Market, pero se descartó de inmediato, la traducción en alemán de estas palabras sería ‘mercado negro’. A ningún alemán le hubiera gustado hacer la compra en el mercado negro de su zona.

De esta manera los Schwarz decidieron dejar su apellido a un lado y usar el de su socio llamado Lidl. No había ninguna connotación racista detrás y de esta manera habrían conseguido evitar una quiebre casi segura. El nombre de Lidl se asocia a la calidad y a los productos que llegan a las estanterías de los supermercados desde una tradición empresarial destinada a la satisfacción del cliente.

Los Schwarz son una de las familias más ricas de Alemania con una cadena de supermercados presente en varios países. Sin esa estrategia comercial que empezó desde sus tiendas, hasta el hecho de esconder su apellido no hubieran podido quizás estar en la situación actual. Un nombre marca mucho, incluso para los supermercados es importante.


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