Que un director de orquesta admita sin reproches el gran protagonismo del montaje escénico de una obra musical no es usual. El neoyorquino James Gaffigan, nuevo director musical del Palau de les Arts, lo hizo este martes para elogiar la versión del Réquiem de Mozart que propone Romeo Castellucci, uno de los más aclamados directores teatrales de Europa. “Sin la música, solo lo que se ve en el escenario ya emociona, pero cuando se le añade la música de misa de difuntos inacabada de Mozart, que es una obra maestra, verdaderamente estremece. Es una de las producciones más emotivas en las que nunca ha trabajado”, dijo el músico. Gaffigan debutará este jueves en el foso de la ópera para estrenar en Valencia de este montaje que se ha retrasado un año a causa de la pandemia y que fue objeto de excelentes críticas en su presentación en el festival francés de Aix-en-Provence hace dos años.
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Tampoco es usual la visión festiva que se ofrece de la última e inacabada obra de Mozart, que transforma la angustia por la muerte en una celebración del tramo final de la vida. Ni la completa actuación, al desnudo, tan coreográfica como cantada, que se exige al coro. Todos son rasgos de la forma de trabajar de Castellucci, que sorprende con la aparente sencillez de unas propuestas cargadas de complejidad.
Lo que ya no sorprende al público de los tiempos del covid es ver a los cantantes (y a los músicos de cuerda y percusión) cubriéndose la boca con mascarillas cuando actúan, a excepción de los solistas y de algún personaje cuya expresividad desempeña un papel importante en la obra. No obstante, lo que ha sucedido en los últimos dos años no ha obligado a “sacrificar nada” desde el punto de vista artístico de la versión original estrenada, según manifestó Silvia directora de escena asociada de Castellucci, ausente en la presentación de esta producción en la que participan 46 músicos, 40 cantantes en el coro y 12 bailarines.
El montaje se abre con una mujer mayor sola en escena que se acuesta y la cama se la traga. Todo queda en negro y termina en negro y durante toda la obra se proyecta en el fondo del escenario un listado con todo aquello que ya no está, nombres de animales, plantas, religiones o espacios, y que “muestran el efecto de extinción y la debilidad del ser humano”. Pero la coreografía del Cor de la Generalitat (cuyas prestaciones fueron especialmente alabadas por Gaffigan) hace de estos momentos “una fiesta a través del baile, una danza folclórica que no busca la belleza estética sino que representa el renacimiento del mundo”, señaló Costa. La lectura del montaje cobra ahora más actualidad debido a la pandemia, añadió.
El director del Palau de les Arts de Valencia, Jesús Iglesias Noriega, destacó que este estreno supone “un capítulo importante porque es un paso más hacia esa normalidad que ansiamos recuperar”. Explicó que Cultura estudia con Sanidad cómo trasladar las nuevas medidas de desescalada aprobadas ayer, pero ha matizó que el incremento del aforo al 100% (hoy se acerca al 65% de la sala principal) no será posible para el Réquiem, sino que se aplicará cuando “esté claro y operativamente sea posible”. La obra, de una duración cercana a la hora y media, se representa en la ópera valenciana hasta el 10 de octubre.
Réquiem es una coproducción de Les Arts con Festival d’Aix-en-Provence, Adelaide Festival, Theatre Basel, Wiener Festwochen y La Monnaie / De Munt con Romeo Castellucci como artífice de la dirección de escena, escenografía, vestuario e iluminación. Silvia Costa (directora de escena asociada), Evelin Facchini (coreografía) y Piersandra di Matteo (dramaturgia) completan el equipo creativo.
En el apartado de solistas, Les Arts reúne a ElenaTsallagova, Sara Mingardo, Sebastian Kohlhepp y Nahuel Di Pierro, así como el niño soprano Juan José Visquert de la Escolania de la Mare de Déu dels Desemparats.
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