El papa Francisco no viajará a primeros de julio, como estaba previsto a la República Democrática del Congo y a Sudán del Sur, por consejo médico, debido a los dolores que sufre en su rodilla desde hace algunos meses y que le impiden caminar. El Vaticano ha informado de la decisión del pontífice en un escueto comunicado en el que subraya que Bergoglio ha decidido seguir “con pesar” la recomendación de los doctores para no comprometer los resultados de la terapia a la que se está sometiendo. La nueva fecha del viaje aún está por definir.
El portavoz del Papa, Matteo Bruni, ha puntualizado que la visita del pontífice a África, prevista del 2 al 7 de julio, se ha aplazado y no anulado y ha explicado que la lesión en la rodilla de Francisco evoluciona favorablemente y que los dolores han disminuido. “Los médicos han explicado que un esfuerzo excesivo podría hacer que volviera a la situación anterior y que se comprometieran las ventajas logradas hasta ahora”, ha apuntado. Las últimas semanas, Bergoglio ha guardado cierto reposo, se ha desplazado en silla de ruedas y ha evitado presidir misas y otras ceremonias litúrgicas que lo mantuvieran demasiado tiempo en pie, incluso durante las celebraciones de la Semana Santa.
Bergoglio no ha reducido su ajetreada agenda en el Vaticano. Este mismo viernes se ha reunido con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen y ha recibido a la Federación de Asociaciones Católicas de Europa, a un grupo de niños de una parroquia de Blaj (Rumanía) y a los participantes de un congreso sobre espiritualidad. Con Von der Leyen, el pontífice reafirmó el compromiso común de trabajar para poner fin a la guerra en Ucrania, provocada tras la invasión rusa, con particular atención a los aspectos humanitarios y las consecuencias alimentarias. Este lunes, Francisco recibirá en audiencia privada al ministro español de la Presidencia, Félix Bolaños.
A pesar del reposo y el tratamiento que está recibiendo a base de infiltraciones, los problemas que el Papa, de 85 años, arrastra en la rodilla parece que no han mejorado considerablemente. Según apunta el diario local Il Messagero, hace unos días Francisco les confesó a los obispos italianos durante una reunión que no quería operarse y que continuará con las infiltraciones para tratar su dolencia. Como apuntan algunos medios, el pontífice no reaccionó bien a la anestesia cuando se operó el pasado julio del colon, por lo que habría expresado su deseo de no volver a pasar por el quirófano.
El propio Francisco ha revelado públicamente que sufre una inflamación del ligamento de la rodilla que limita sus movimientos y que le produce dolor al realizar el mínimo desplazamiento. “Dicen que esto le pasa solo a los viejos, no sé por qué me ha pasado a mí”, bromeó en una ocasión.
El aplazamiento del viaje de julio ha pillado por sorpresa, ya que estaba completamente organizado, se había publicado el programa definitivo con todas las paradas previstas en los dos países africanos e incluso se había comunicado la lista de los periodistas que viajarían con él en el avión papal. Francisco también tiene en su agenda un viaje previsto a Canadá del 24 al 30 de julio que, a falta de comunicación oficial, por el momento se mantiene.
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Sin embargo, ya el mes pasado tuvo que posponer otra visita a Líbano que tenía pensada para junio, aunque en este caso y a diferencia del desplazamiento a África, el viaje había sido anunciado unilateralmente en abril por el presidente de ese país, Michel Aoun, mientras que por parte del Vaticano nunca había sido confirmado.
Pese a que en los nueve años del pontificado la salud de Bergoglio no ha despertado particulares preocupaciones, en los últimos meses desde algunos ámbitos se ha cuestionado la capacidad de Francisco para afrontar su intensa agenda y en especial el viaje a África, que habría sido agotador para el Papa incluso sin sus problemas de rodilla.
En los últimos días, incluso, se ha especulado sobre el futuro del pontificado de Francisco. Varios medios locales han apuntado a una hipotética renuncia de Bergoglio, sobre todo después de su reciente decisión de crear en agosto, una fecha inusual para este tipo de ceremonias, 16 nuevos cardenales en edad de votar en el próximo cónclave y por sus planes de rendir homenaje, también en ese mes, al primer Papa que renunció a su cargo: Celestino V, en el siglo XIII.
Sin embargo, Francisco no ha dado ninguna indicación de que quiera o planee renunciar. Los observadores del Vaticano señalan que una renuncia papal ahora sería impensable dado que su predecesor, el papa emérito Benedicto XVI, de 95 años, sigue vivo. Benedicto XVI ha reconocido en alguna ocasión que sus dificultades para realizar viajes largos y fatigosos, como algunos de los que los pontífices deben hacer, tuvieron gran peso en su decisión de renunciar al pontificado. El pasado septiembre, tras su operación de colon, Francisco dijo no se había planteado la renuncia. “Siempre que el Papa está enfermo corre brisa o huracán de cónclave”, advirtió.
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