CIUDAD DEL VATICANO – El papa Francisco cerró la posibilidad de ordenar sacerdotes a hombres casados al ni si quiera mencionarlo en su exhortación sobre el Sínodo de la Amazonia, publicada el miércoles.
Asimismo, en este documento titulado “Querida Amazonia” , aunque Francisco exhorta a que las mujeres tengan mayores funciones en la Iglesia de la región, también cierra la posibilidad a la creación de diaconisas.
Los obispos de las regiones amazónicas que participaron en el Sínodo del año pasado habían aprobado la propuesta de poder ordenar sacerdotes a hombres casados y reconocidos por su comunidad para poder celebrar la eucaristía en los puntos más remotos de la región.
Sin embargo, el papa Francisco reconoce que es necesario que la eucaristía llegue a estos lugares pero se limita a pedir que se rece para que crezcan las vocaciones y que se envíen más misioneros en estas zonas.
En este documento de 52 páginas, dividido en 111 puntos, el papa recoge sus reflexiones tras el Sínodo de los obispos que se celebró en octubre de 2019 y en el que se abordaron los problemas que atraviesa la región amazónica y sus pueblos originarios.
El papa Francisco ya había adelantado este martes a un grupo de obispos estadounidenses que quienes esperaran un giro histórico sobre el tema del celibato quedarían “decepcionados”.
Y es que en el documento final aprobado por una mayoría de dos tercios, la asamblea de los obispos proponía, para que se pueda celebrar la Eucaristía en las zonas más remotas de la Amazonia, “ordenar sacerdotes a hombres idóneos y reconocidos de la comunidad que tengan un diaconado fecundo y reciban una formación adecuada para el presbiterado, pudiendo tener familia legítimamente constituida y estable”.
Sin embargo, Francisco ni si quiera menciona esta posibilidad y se limita “a exhortar a todos los Obispos, en especial a los de América Latina, no sólo a promover la oración por las vocaciones sacerdotales, sino también a ser más generosos, orientando a los que muestran vocación misionera para que opten por la Amazonía”.
Y recoge a pie de página la reflexión realizada durante el Sínodo sobre que “llama la atención que en algunos países de la cuenca amazónica hay más misioneros para Europa o para Estados Unidos que para auxiliar a los propios vicariatos de la Amazonia”.
El papa propone que existan más “diáconos permanentes y que junto con las religiosas y los mismos laicos asuman responsabilidades importantes para el crecimiento de las comunidades (amazónicas)”.
El tema de la ordenación de hombres casados para garantizar la Eucaristía en las zonas más remotas había sido el más controvertido de ese Sínodo con algunos obispos latinoamericanos que lo veían como una necesidad, mientras que la parte más conservadora de la Iglesia lo rechazaba totalmente.
En un artículo publicado hoy por el director editorial de la comunicación del Vaticano, Andrea Tornielli, se asegura que Francisco, “después de haber orado y meditado, ha decidido responder no previendo cambios o nuevas posibilidades de excepciones a las ya previstas por la disciplina eclesiástica vigente, sino pidiendo volver a empezar desde lo esencial”,
Aunque en su editorial explica que la ordenación de hombres casados “es una cuestión que ha sido discutida durante mucho tiempo y puede serlo aun en el futuro, porque “la perfecta y perpetua continencia” no es “ciertamente exigida por la naturaleza misma del sacerdocio”, como declaró el Concilio Ecuménico Vaticano II.
Francisco tampoco abre a la creación de las diaconisas, mujeres que pueden impartir algunos sacramentos, y lo justifica afirmando que es reductivo pensar que “se otorgaría a las mujeres un estatus y una participación mayor en la Iglesia sólo si se les diera acceso al orden sagrado”.
“Pero esta mirada en realidad limitaría las perspectivas, nos orientaría a clericalizar a las mujeres, disminuiría el gran valor de lo que ellas ya han dado y provocaría sutilmente un empobrecimiento de su aporte indispensable”, explica el papa argentino.
Aunque, el papa sí que exhorta a “estimular el surgimiento de otros servicios y carismas femeninos, que respondan a las necesidades específicas de los pueblos amazónicos en este momento histórico”, pero “que no requieran” la ordenación.