El Papa Francisco llegó hoy a Canadá en un “viaje de penitencia” para disculparse por el rol histórico de la Iglesia Católica en los abusos de niños indígenas, y es un esfuerzo físico que decidió hacer pese a las serias dificultades de movilidad que hace meses le causa una dolencia en su rodilla derecha.
La Santa Sede aclaró que sus actos públicos se limitarán a una hora por “su avanzada edad” y las “limitaciones” físicas.
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Ceremonia de reflexión indígena por el Día de Canadá con la gobernadora general Mary Simon – BLOOMBERG
“Este es un viaje de penitencia. Digamos que ése es su espíritu”, explicó al referirse al pedido de perdón que hará a los pueblos indígenas por los abusos cometidos en internados manejados por la Iglesia entre fin del siglo XIX y la década de 1990.
LA GUERRA EN UCRANIA
Cuando se cumplen 5 meses de la guerra rusa contra Ucrania, el Sumo Pontífice aseguró que “tengo un gran deseo de ir a Kiev” y avanzar con sus esfuerzos por tratar de poner fin a la guerra de cinco meses que denunció repetidamente.
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Hasta 2019, Vladímir Putin había visitado tres veces al Papa Francisco en el Vaticano
En junio, el Papa acusó implícitamente a Moscú de librar una “guerra de agresión cruel y sin sentido”. Para el 14 de junio estaba previsto que se reuniera con el Patriarca Kirill en Jerusalén, que habría sido su segundo encuentro cara a cara y organizado sin tener relación con la guerra, pero se suspendió cuando explicó que de producirse esa reunión, podría transmitirse una señal ambigua.
SUS PROBLEMAS DE SALUD
A sus 85 años y con la necesidad de usar una silla de ruedas y un bastón por la gonalgia aguda que sufre en la rodilla derecha y que le impide desplazarse con normalidad, este viaje también será una prueba para la salud del Papa, el segundo en viajar a Canadá -el primero fue Juan Pablo II-.
De hecho, ya tuvo que cancelar otro viaje a la República Democrática del Congo y a Sudán del Sur a principios de julio.
Por lo pronto, en este viaje a Canadá, dentro del avión primero dudó sobre cómo desplazarse, pero tras decir “creo que puedo hacerlo” caminó con normalidad, apoyándose en un bastón.
Sin embargo, el viernes pasado cuando realizó el habitual gesto que hace antes de iniciar sus viajes apostólicos -visitar la imagen de la Virgen ‘Salus Populi Romani’ en la basílica de Santa Maria la Mayor en Roma- se lo vio sentado de espaldas en la silla de ruedas.
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