El papa Francisco ha visitado este domingo la tumba de Celestino V, el primer papa que renunció al pontificado, en 1294, el mismo año de su elección, cuando tenía 80 años y que está enterrado en L’Aquila. El viaje se ha producido en medio de una gran expectación ante los crecientes rumores de los últimos meses sobre una hipotética renuncia del pontífice argentino. Sin embargo, Bergoglio, que recientemente ha reconocido que la puerta de la dimisión está abierta para él, aunque no ha llegado el momento de cruzarla, no hizo ninguna referencia a esta circunstancia durante su viaje.
Otra de las cuestiones que había despertado recelos es la reunión extraordinaria de todos los cardenales que se celebrará este martes para debatir sobre la nueva Constitución Apostólica Praedicate Evangelium, que entró en vigor en junio y que sella la reforma de la Curia romana impulsada por Francisco. Este encuentro se está viviendo con ciertos aires de cónclave, ya que servirá para que los cardenales de todo el mundo que deberán elegir al próximo Papa se vean por primera vez las caras, puedan conocerse y dialogar sobre el estado actual y necesidades de la Iglesia. Esto es, en sustancia, lo que se hace en un cónclave.
En L’Aquila, donde ha estado unas cuatro horas, Francisco ha visitado la catedral, semidestruida por el seísmo y aún en pleno proceso de reconstrucción. Allí se ha reunido con algunos de los afectados y familiares de las víctimas y les ha reconocido su “capacidad de resistencia”, que “les ha permitido resistir el impacto del terremoto y comenzar inmediatamente la valiente y paciente labor de reconstrucción”, sostuvo el Papa, al tiempo que animó a la restauración de la localidad de una forma que involucre a toda la “comunidad cívica y eclesial”.
Francisco ha visitado la ciudad en esta fecha porque el 29 de agosto de 1294, Pietro Angeleri di Murrone fue nombrado Papa, bajo el nombre de Celestino V, en una ceremonia a la que asistieron cardenales, nobles, el rey Carlos II de Anjou y su hijo Carlos Martel, así como una multitud de fieles.
El pontífice argentino ha celebrado la efeméride con una misa en la plaza de la Basílica de Santa María en Collemaggio, donde está enterrado Celestino V, el monje eremita que fue Papa de la Iglesia Católica durante cinco meses, hasta que renunció cercado por las corruptelas de la jerarquía eclesial. “Este hombre parece darse cuenta plenamente de lo que hemos escuchado en la primera lectura: ‘Cuanto más grande seas, más humilde te harás, y hallarás gracia ante el Señor’”, ha apuntado Francisco. Y ha agregado: “Precisamente por serlo, los humildes parecen débiles y perdedores a los ojos de los hombres, pero en realidad son los verdaderos ganadores, porque son los únicos que confían plenamente en el Señor y conocen su voluntad”. Bergoglio también ha explicado que “la humildad no consiste en desvalorizarnos, sino en ese sano realismo que nos hace reconocer nuestro potencial y también nuestras miserias”.
Bergoglio ha alabado además la labor del papa que renunció al pontificado para volver a ser ermitaño y que es considerado como un emblema del cristianismo más esencial y ha criticado las lógicas del poder. “La fuerza de los humildes es el Señor, no las estrategias, los medios humanos, la lógica de este mundo. En este sentido, Celestino V fue un valiente testigo del Evangelio, porque ninguna lógica de poder pudo encarcelarlo y manejarlo”, dijo el pontífice. Y ha añadido: “En él admiramos una Iglesia libre de la lógica mundana y que da pleno testimonio de ese nombre de Dios que es la Misericordia”.
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Después de la celebración eucarística, el pontífice argentino rezó el tradicional Ángelus y abrió la Puerta Santa del Perdón Celestiniano, que permitirá a los fieles obtener la indulgencia plenaria. Francisco ha sido el primer Papa en 728 años en abrir la Puerta Santa de la Basílica de Santa María de Collemaggio. El Perdón celestiniano está incluido en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco, por ser un símbolo de reconciliación, cohesión social e integración y un acontecimiento que promueve los valores del compartir, la hospitalidad y la fraternidad.
A continuación, Francisco se dirigió frente a la tumba de Celestino V, donde rezó en privado. En 2009, Benedicto XVI también se postró ante los restos del antiguo papa y muchos interpretaron este gesto como un anuncio de su propia renuncia, que se produjo cuatro años después.
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