Enrique González González, del IISUE, indicó que se debe ser selectivo sobre qué material se preserva de manera impresa y cuál en forma electrónica.
Aunque vivimos en una época en la que la consulta de textos en línea es habitual, este medio no es el adecuado para mantener la memoria viva: el papel sigue siendo el mejor medio para preservar la historia en general, y de instituciones importantes como la UNAM, indicó Enrique González González, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE).
De acuerdo con un comunicado difundido por la UNAM, el experto, quien obtuvo la beca Guggenheim para rescatar los anales de la formación de las universidades en América Latina, tarea para la cual viajó por 25 países, recordó que cuando se inventó la fotografía, muchos pensaron que se acabaría la pintura; sin embargo, “no ha habido siglo más fecundo para ésta que el XX”.
“Creo que asegurar que se desechará el papel en forma definitiva no tiene sentido, pero es necesario ser selectivos en cuánto a qué tipo de materiales deben ser preservados de manera impresa y cuáles en forma electrónica”.
Nombrado recientemente investigador emérito del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), como un reconocimiento al trabajo de una vida y una oportunidad para adentrarse más en proyectos nuevos, González remarcó que “el papel es una forma de dar materialidad a las investigaciones, por lo que es indispensable que se mantengan impresas”.
“No sabemos en qué momento ya no será visible un documento en la red porque no se emigró a tiempo, mientras que con el papel no hay ese problema”, explicó el investigador.
La digitalización es importante, pero no sustituye al papel, subrayó. Ejemplo de ello es un documento trascendente de la Universidad de Chile, que fue digitalizado hace unos años y actualmente no puede ser consultado en línea porque no se actualizó en nuevos formatos.
Preservar la historia
Desde siempre, González González se ha dado a la tarea de preservar la historia sobre cómo se han construido las universidades, especialmente la UNAM.
Por su labor, ha obtenido reconocimientos como el Premio Edmundo O’Gorman a la mejor investigación, en 2008; y mención honorífica del Premio Francisco Javier Clavijero, el año pasado.
Una muestra es su trabajo sobre las constituciones de Palafox, que definieron a la Universidad Nacional como la conocemos hoy en día y que presenta en el texto “Del aula a la ciudad. Estudios sobre la universidad y la sociedad en el México virreinal”.
Pero aún se deben recuperar textos anteriores, que definieron rumbos y temas sobre, por ejemplo, cómo administrar los recursos bibliotecarios, tópicos debatidos desde la época de la Colonia, cuando México aún era la Nueva España.
Por ello, reiteró, “el papel sigue siendo un medio de preservación impecable, pero en esta era de la digitalización es necesario revisar y estudiar archivos importantes para definir si es pertinente tenerlos sólo en línea, o mantenerlos en material escrito o impreso”.
El universitario compartió que buscará editar los Estatutos y Constituciones de la Universidad Nacional Autónoma de México, los Claustros que dieron origen a la amplia tradición de la UNAM, así como ahondar en sus estudios sobre la obra de Juan Luis Vives.
“El emeritazgo del SNI es una oportunidad para liberarme de algunos pendientes y pensar seriamente en investigaciones que están avanzadas, pero que no se han culminado”, concluyó el especialista en universidades hispánicas.