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El Parlamento sueco elige al conservador Ulf Kristersson como primer ministro con los votos de la ultraderecha

El Parlamento sueco elige al conservador Ulf Kristersson como primer ministro con los votos de la ultraderecha

El Parlamento sueco eligió este lunes como primer ministro al conservador Ulf Kristersson, que gobernará en minoría con democristianos y liberales y con el apoyo externo del ultraderechista Demócratas de Suecia (DS). Kristersson sucede en el cargo a la socialista Magdalena Andersson y se convierte así en el primer jefe de Gobierno sueco que llega al poder gracias a los votos de la extrema derecha.

El nuevo jefe de Gobierno obtuvo 176 votos a favor y 173 en contra, el mismo resultado que arrojaron las elecciones generales del pasado 11 de septiembre, donde el bloque conservador se impuso por 176 diputados, tres más que el bloque de izquierdas.

La coalición de los tres partidos en el poder —Moderado, Demócrata Cristiano y Liberal— planea reducir impuestos, limitar las ayudas sociales, endurecer las reglas de inmigración y dar a la policía más poderes como parte de un acuerdo político con los Demócratas de Suecia, según informa Reuters. Este partido ultraderechista, populista, antiinmigración y abiertamente contrario a la presencia de musulmanes en Europa no formará parte del Ejecutivo pese a ser la segunda fuerza parlamentaria (73 escaños de 349), tras los socialistas.

El Gobierno de Kristersson toma las riendas de un país en plena recesión, con los precios de los alimentos y de la electricidad disparados, y con buena parte de sus 10,4 millones de habitantes siguiendo muy de cerca la evolución de la guerra de Ucrania.

Kristersson basó su campaña electoral en el lema “Restaurar el orden en Suecia”. Licenciado en Ciencias Económicas y aficionado a Tintín, casado y padre de tres hijas adoptadas en China, Kristersson lideró una campaña muy escorada hacia la derecha, asegura France Presse.

Al líder conservador, que había perdido los anteriores comicios de 2018 en su debut al frente del partido, le benefició una campaña centrada en torno a la delincuencia, la inmigración y los altos precios de la energía, informa Efe. Pero todos los sondeos previos reflejaban que los suecos confiaban más para gobernar en su rival, la primera ministra socialdemócrata, Magdalena Andersson. El mayor carisma de Andersson, el hecho de que los temas de campaña también beneficiaban a la ultraderecha y la decisión de Kristersson de romper hace tiempo el “cordón sanitario” a los ultras parecían perjudicar a Kristersson, un político que muchos creían incapaz de aprovechar la inestabilidad política que vive Suecia desde hace años.

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Finalmente, el Partido Socialdemócrata, en el poder las dos pasadas legislaturas, fue el más votado en las elecciones legislativas del 11 de septiembre, con el 30,3 %, por delante del SD (20,5 %) y los conservadores (19,1 %). Pero los socialdemócratas y el resto de partidos de izquierdas no sumaron los votos suficientes para formar Gobierno y el líder de los Demócratas de Suecia, Jimmie Akesson, tampoco logró cosechar el apoyo suficiente para encabezar un Gobierno. Llegó entonces el momento esperado por Kristersson.

La “difícil” transformación de Suecia

Las políticas del nuevo Gobierno estarán condicionadas por el apoyo de la ultraderecha en un país que varios lustros ha sido visto como sinónimo de valores liberales y de apertura. Hasta 2018, ningún partido quería alcanzar acuerdos con la ultraderecha. Pero el mensaje de que los problemas de las bandas callejeras en Suecia están ligados a las políticas de inmigración “demasiado generosas” a lo largo de varias décadas ha calado entre los votantes. En la última década, los sucesivos gobiernos endurecieron las reglas de inmigración, pero la nueva coalición irá aún más lejos en ese terreno.

El estatus de asilo será temporal y el Gobierno planea dificultar que los nuevos inmigrantes obtengan prestaciones sociales. También habrá una revisión de los incentivos para la repatriación voluntaria “con un enfoque particular en aquellos que no se han integrado”. En cuanto a la seguridad, la policía podrá tomar medidas más duras contra las bandas criminales y las sentencias por delitos de pandillas serán más largas.

“Estoy agradecido por la confianza del Parlamento y afronto con humildad la tarea que tenemos delante de nosotros”, dijo en una rueda de prensa Kristersson, quien advirtió de que llevará tiempo transformar Suecia y será “difícil”. El líder conservador aseguró que hará “todo lo posible” para revertir la actual situación, pero no se “atrevió” a hablar de plazos.

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