Magdalena Andersson, en la sede nacional del Partido Socialdemócrata Sueco, este domingo en Estocolmo.Fredrik Persson/TT (AP)
El Partido Socialdemócrata Sueco, que gobierna el país escandinavo en minoría, ha informado este domingo de que respaldará en el Riksdag (Parlamento) la adhesión de Suecia a la OTAN. La formación, vencedora de todas las elecciones generales desde hace más de 100 años, revierte así su postura tradicional contraria a formar parte de una organización militar. El anuncio allana considerablemente el proceso para que Suecia solicite su ingreso en la Alianza, ya que las únicas dos formaciones parlamentarias que mantienen su oposición a la integración en el bloque transatlántico son el Partido de la Izquierda y el Partido Verde, que solo suman 43 de los 349 escaños.
“La junta del Partido Socialdemócrata Sueco ha decidido en su reunión del 15 de mayo de 2022 que el partido trabajará para que Suecia solicite la entrada en la OTAN”, reza el comunicado difundido por la formación de la primera ministra, Magdalena Andersson. “La mejor opción para la seguridad de Suecia y de la población sueca es unirse a la OTAN”, ha resaltado la mandataria en rueda de prensa en la sede nacional de la formación.
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El anuncio de los socialdemócratas llega horas después de que el presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, y la primera ministra, Sanna Marin, hicieran oficial la candidatura del país nórdico a la OTAN, que deberá ser ratificada en los próximos días en el Parlamento finlandés.
Las posibilidades de que Estocolmo y Helsinki solicitaran el ingreso en la Alianza Atlántica eran muy remotas a principios de año, pero la guerra en Ucrania ha transformado por completo la opinión pública en ambos países. También ha provocado un profundo vuelco en la clase política: en las últimas semanas, casi todas las fuerzas parlamentarias que habían estado durante décadas en contra de renunciar a su posición de neutralidad (o no alineamiento) han ido anunciando que, ante la nueva situación generada tras la ofensiva rusa iniciada el 24 de febrero, consideraban necesario solicitar la adhesión al bloque militar para contar con las garantías de la cláusula de defensa colectiva (artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte). Con el ingreso de Suecia y Finlandia, todos los países nórdicos y bálticos formarían parte de la organización transatlántica. La primera ministra sueca ha destacado que “si Suecia se convirtiese en el único país del mar Báltico que no forma parte de la Alianza, quedaría en una posición vulnerable”.
La decisión no ha sido sencilla para la cúpula socialdemócrata sueca. Distintas facciones del partido han mostrado su rechazo durante esta semana, en la que se han celebrado tres encuentros virtuales para adoptar una postura conjunta. Entre ellas, la Asociación de Mujeres Socialdemócratas, encabezada por Annika Strandhall, ministra de Medioambiente. “Seguimos considerando que el no alineamiento militar es la mejor opción para el país”, sostuvo Strandhall en una entrevista en la cadena privada TV4. “Suecia siempre ha sido uno de los principales actores mundiales a favor de la paz y el desarme nuclear”, agregó. A finales del año pasado, la formación socialdemócrata respaldó en su congreso anual su postura a favor de que el país se mantuviera no alineado militarmente.
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Los roces internos amenazaban con fracturar el Partido Socialdemócrata Sueco —que ha gobernado en solitario o en coalición gran parte del último siglo— a menos de cuatro meses de las elecciones generales de septiembre. En los últimos días han tenido lugar en Estocolmo varias concentraciones en contra del ingreso en la OTAN, una de ellas ante la sede nacional de los socialdemócratas. Andersson ha destacado este domingo que el ingreso en la Alianza Atlántica “no tiene por qué entorpecer el papel de Suecia en favor del desarme nuclear”. Tres miembros de la organización transatlántica poseen armamento atómico: Estados Unidos, Francia y Reino Unido.
Suecia y Finlandia han mantenido una estrechísima cooperación en el ámbito militar en el último decenio, durante el que también se han convertido en los dos principales socios de la OTAN al margen de la organización; representantes suecos y finlandeses han sido invitados a participar de manera recurrente en las reuniones de la Alianza, y soldados de los dos países nórdicos han ensayado en maniobras militares organizadas por el bloque transatlántico. Los acontecimientos en Helsinki durante el último mes han forzado a la clase política sueca a acelerar su debate sobre la adhesión a la OTAN y a tomar una decisión antes de lo que tenía previsto.
Los socialdemócratas suecos pretendían revelar su postura definitiva a finales de este mes, pero la semana pasada, el portavoz de la formación, Tobias Baudin, informó de que sería este domingo cuando se adoptaría una posición irreversible. También se adelantó dos semanas la presentación de un informe en el Parlamento en el que se analizaba la nueva situación de seguridad en el país escandinavo generada tras la guerra en Ucrania. El viernes se hizo público el texto, consensuado por todas las fuerzas del arco parlamentario salvo los ecologistas y los excomunistas, en el que se destacaba que el ingreso de Suecia en la organización militar reduciría el riesgo de que se extendiera el conflicto al norte de Europa.
Este lunes, tanto el Parlamento sueco como el finlandés iniciarán el debate sobre el ingreso en la OTAN. El secretario general de la Alianza Atlántica, el noruego Jens Stoltenberg, ha anunciado este domingo en Berlín que la organización está lista para impulsar entre sus 30 miembros un proceso rápido de adhesión para Suecia y Finlandia si finalmente solicitan formalmente el ingreso, incluso el más corto en la historia del bloque militar. La integración de los dos países nórdicos debería ser aprobada por los Parlamentos de la treintena de aliados; fuentes de la organización militar adelantaron esta semana que la ratificación podría prolongarse entre seis y 12 meses.
La mandataria sueca ha destacado en la rueda de prensa de este domingo que durante el periodo que se prolongue la fase de ratificación, el país escandinavo “será vulnerable”. Rusia ha amenazado reiteradamente estos meses a Suecia y Finlandia con “consecuencias políticas y militares” en caso de que solicitaran el ingreso en la Alianza Atlántica. Sin embargo, varios países, entre ellos Estados Unidos, han asegurado en las últimas semanas que protegerían a ambos países de cualquier agresión que pudiera producirse antes de que la cláusula de defensa colectiva sea efectiva. El primer ministro británico, Boris Johnson, firmó el pasado miércoles en Estocolmo y Helsinki sendos acuerdos de garantías de seguridad mutuas por los que Londres se compromete a la protección de los dos países nórdicos. Stoltenberg también ha afirmado este domingo que la OTAN está dispuesta a ofrecer a los dos países nórdicos “garantías de seguridad” durante el proceso de ratificación de su membresía.
El ingreso de Suecia en la OTAN pondría fin a más de dos siglos de neutralidad, aunque Estocolmo ha insistido en los últimos años en que su pertenencia a la Unión Europea le convertía en “no alineado militarmente”, no estrictamente neutral. El país escandinavo no se ha visto envuelto en ningún conflicto bélico desde hace más de 200 años, aunque sí ha enviado soldados a algunas misiones de paz de la ONU, entre ellas las de Kosovo, Afganistán o Malí. A finales de febrero, Suecia anunció que enviaría armamento a Ucrania, algo que no había hecho con ningún otro país desde 1939, cuando ayudó a Finlandia a repeler una invasión lanzada por la Unión Soviética al poco de iniciarse la II Guerra Mundial.
A principios de este siglo, Suecia optó por ir reduciendo paulatinamente sus capacidades militares. Sin embargo, la anexión rusa de la península ucrania de Crimea, en 2014, provocó que se revirtieran los planes. Durante los años siguientes, se reforzaron las capacidades aéreas y navales, se restableció el servicio militar obligatorio y se reinstauraron distintos regimientos que habían sido disueltos.
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