El Reagrupamiento Nacional Independiente (RNI), liderado por el ministro de Agricultura y Pesca, el multimillonario Aziz Ajanuch, amigo del rey Mohamed VI, ha ganado las legislativas celebradas este miércoles junto a las regionales y municipales, con 97 escaños sobre un total de 395 diputados. Las cifras las ofreció el Ministerio del Interior a las tres de la madrugada, con un 97% de los votos escrutados. El segundo puesto lo ocupa, con 82 diputados, el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), fundado en 2008 por Alí Fuad el Himma, que es en la actualidad el principal consejero del monarca.
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La gran sorpresa ha sido el derrumbe de los islamistas del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), quienes han gobernado el país durante la última década. Esta formación ha pasado de los 125 escaños que obtuvo hace cinco años a lograr solo 12. El tercer puesto en las legislativas lo obtuvo el partido Istiqlal (78), seguido de la Unión Socialista de Fuerzas Populares (35). Después se sitúan el Movimiento Popular (26), el Partido del Progreso y el Socialismo (20) y la Unión Constitucional (18). El PJD comparte la octava posición con otros partidos que hasta ahora apenas tenían relevancia en el país.
En Marruecos están prohibidas las encuestas. Pero casi todo el mundo daba por hecho que el RNI del magnate petrolero Aziz Ajanuch era el favorito para ganar las legislativas, tras diez años de los islamistas en la jefatura del Gobierno. El dinero que ha invertido en estas elecciones está muy por encima del resto de partidos. La opinión pública estimaba que los islamistas del PJD podrían perder la jefatura del Gobierno y también algunas alcaldías de las principales ciudades del país, como Rabat, Casablanca, Marrakech, Fez y Tánger. Lo que nadie se esperaba es que el derrumbe de los islamistas fuera tan estruendoso.
Los dirigentes del PJD se han caracterizado en diez años de Gobierno por su integridad moral. La corrupción no les ha tocado. Ese ha sido su gran baluarte hasta ahora. La otra seña de identidad fue el seguimiento absoluto que han mostrado hacia las directrices provenientes del palacio real, aunque a veces estas políticas fueran en contra de las reivindicaciones históricas de una gran parte de la militancia.
El PJD apoyó en junio sin rechistar la ley que permitirá la comercialización del cannabis para uso terapéutico. Pero lo que ha marcado un antes y un después en la trayectoria de este partido ha sido su apoyo en diciembre a la normalización de las relaciones con Israel. Esta medida fue impulsada por el rey, tras un acuerdo tripartito entre Marruecos, Israel y Estados Unidos, mediante el cual el entonces presidente Donald Trump reconoció la soberanía de Rabat sobre el Sáhara Occidental. El PJD logró superar ese momento sin fracturarse, a pesar de que algunos activistas reivindicaban en las redes sociales la causa palestina. Las filas de su militancia continuaron prietas, pero las de sus votantes huyeron en estampida.
Varios dirigentes del PJD denunciaron a las diez de la noche, en la sede de la formación, el hecho de que se había usado el dinero para comprar votos. También se quejaron de la ley electoral aprobada este año por el Ministerio del Interior, que depende directamente del rey, mediante la cual se fomenta la incorporación al Parlamento de pequeños partidos, en detrimento de los más votados. La ley, en efecto, ha perjudicado también al PAM, que pasó del segundo puesto en 2016 con 102 escaños a 82. Pero la debacle de los islamistas es de tal magnitud que no se explica por si solo con la aprobación de esa ley auspiciada por el palacio real. Un internauta escribió esta mañana en Twitter: “El PJD ha perdido y se ha perdido cuando traicionó a los jóvenes del 20 de febrero”, en referencia a la fecha de 2011 en la que nació la Primavera Árabe en Marruecos.
La formación ganadora se verá obligada a formar un Gobierno de coalición, como viene ocurriendo desde 2011. De hecho, el vencedor RNI ha sido socio, junto a tres partidos, de la coalición de Gobierno liderada por el PJD. En Marruecos no hay ninguna institución cuyo poder pueda equipararse al del rey, a pesar de que tras la Primavera Árabe, el monarca recortó levemente sus poderes. Los llamados “ministerios de soberanía”, los de Interior, Exteriores y Asuntos Religiosos, seguirán dependiendo directamente del palacio real.
La participación fue del 50,18%, superior a las legislativas de hace cinco años (42%) y a las de 2011 (45%). Es un porcentaje elevado si se tiene en cuenta que la campaña se ha desarrollado en medio de restricciones marcadas por la pandemia. Votaron 7,8 millones de electores sobre 18 millones de inscritos. Los analistas vinculan el aumento de votantes al efecto de arrastre de las elecciones regionales y locales, cuyos candidatos suelen ser más conocidos por los ciudadanos.
Ahora será el rey el encargado de designar al nuevo jefe del Gobierno, una vez que los partidos hayan negociado las condiciones de su coalición. El magnate Aziz Ajanuch no se presentó como candidato a la jefatura, sino como alcalde de Agadir. No obstante, la Constitución permitiría que el monarca lo situara al frente del Gobierno. Ajanuch posee la segunda mayor fortuna de Marruecos, después de la del rey. Es desde 2007 ministro de Agricultura y Pesca, organismo clave en Marruecos y en las relaciones con España y la Unión Europea. Apenas concede entrevistas y no ha otorgado ninguna a medios extranjeros durante la campaña.
Así que cuando Ajanuch habla su voz suele escucharse. En abril de 2017 declaró a la agencia española Efe, en referencia a la postura de España respecto al Sáhara Occidental: “¿Cómo queréis [los europeos] que hagamos el trabajo de bloquear la emigración africana y hasta la marroquí si hoy Europa no quiere trabajar con nosotros? ¿Por qué vamos a seguir haciendo de gendarmes y darles empleo [a los africanos establecidos en Marruecos]?”.
Aziz Ajanuch se reunió de forma virtual el pasado mayo con el dirigente del Partido Popular, Pablo Casado, durante la crisis diplomática que inicio Marruecos con España tras la acogida en un hospital de Logroño del líder del Frente Polisario Brahim Gali.
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