El grupo parlamentario del Partido Popular Europeo (PPE) ha cancelado una reunión que tenía previsto celebrar en Varsovia tras las fiestas de Semana Santa, según han confirmado a este diario fuentes de la formación conservadora en Bruselas. La decisión ha sido tomada tras el revuelo provocado por el registro que agentes belgas y alemanes efectuaron en la sede del PPE en la capital belga este martes, en relación con un presunto caso de corrupción vinculado a un político alemán, Mario Voigt, contratado en su momento por el actual líder del PPE, Manfred Weber, para dirigir la campaña digital a las elecciones europeas de 2019.
Según la web Euractiv, que adelantó la noticia, la cancelación de la reunión en la capital polaca, que todavía no había sido oficialmente anunciada, se decidió tras una petición del partido conservador polaco Plataforma Cívica (PO), liderado por Donald Tusk, predecesor de Weber en la presidencia del PPE. Fuentes cercanas al presidente alemán del grupo parlamentario y del partido PPE se limitan a indicar que la decisión se debe a que la prensa estatal polaca, cercana al partido en el Gobierno ultraconservador, Ley y Justicia (PiS), estaba “manipulando” el registro policial en la sede del PPE para “atacar” a Tusk, pese a que este asumió la presidencia del Partido Popular Europeo en diciembre de 2019, meses después de las elecciones europeas en las que presuntamente se produjeron las irregularidades. Antes de que se decidiera anular el encuentro, Tusk ya habría decidido no acudir. Las próximas elecciones legislativas en Polonia están previstas para este otoño.
Ambos dirigentes conservadores han manifestado diferencias de calado en el pasado: Tusk, también ex primer ministro polaco y expresidente del Consejo Europeo, dirigió el Partido Popular Europeo hasta mayo de 2022. Durante su mandato, la relación con ECR, el grupo europeo que aglutina fuerzas de ultraderecha como el polaco PiS, el español Vox o los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, fue tensa. En marzo del año pasado, siendo todavía el líder de los conservadores europeos, el polaco calificó en un encuentro en París de “capitulación” los acuerdos del PP, uno de los grandes partidos de su familia política, con Vox en Castilla y León. Pero desde que Weber asumió las riendas del partido, el alemán ha apoyado sin complejos la entrada en el Gobierno de Meloni del partido Forza Italia de Silvio Berlusconi, que en Bruselas se sienta con el PPE.
El registro efectuado el martes en las oficinas del PPE en Bruselas, que la formación insiste en calificar de “visita”, ha causado una fuerte preocupación dentro y hasta fuera de las filas conservadoras europeas, sobre todo porque se produce cuando todavía siguen abiertas las heridas provocadas por el Qatargate, el escándalo de presuntos sobornos a eurodiputados por parte de países como Qatar o Marruecos, y que ha afectado hasta ahora a eurodiputados socialdemócratas. Agentes alemanes y belgas irrumpieron en la sede popular europea a primera hora de la mañana en relación “con una investigación en marcha en Turingia, Alemania”, según dijo el propio PPE. Allí, las autoridades llevan desde el año pasado investigando al hoy líder de la CDU en el Parlamento regional, Mario Voigt, por una presunta comisión de 17.000 euros que habría percibido por lograr que una empresa local especializada en campañas políticas lograra hacerse con el contrato del PPE. El potencial problema político para Weber, a solo un año de las próximas elecciones europeas, es que fue él quien se trajo a Voigt en 2019 como su director de campaña digital.
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