Es solo un triunfo, y por la mínima, pero significa mucho más que tres puntos. El 0-1 logrado por el Espanyol este jueves en el Ludogorets Arena certificó que las buenas sensaciones ofrecidas por el cuadro blanquiazul ante el Villarreal el pasado domingo en el estreno de Machín en su banquillo no acontecieron por casualidad. El técnico soriano tiene muy marcada su hoja de ruta a seguir, y aunque como es lógico su plan de juego todavía tiene margen de maniobra, con dos partidos ha alcanzado para determinar que este Espanyol está en el camino correcto para enderezar su propio rumbo.
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La presión, alta y con orden
El rasgo más característico de este Espanyol de Machín que ha sido fundamental para que el equipo haya mostrado competitividad tanto ante el Villarreal como frente al Ludogorets es la manera en la que ha llevado a cabo la presión.
Tal y como había hecho tanto en el Girona como en el Sevilla, Machín le ha insuflado al equipo voluntad de agobiar al rival dificultando su salida de balón. Pero no de una forma cualquiera, sino ejerciendo dicha presión de forma coordinada y en bloque. El equipo ni mucho menos se parte, y esta circunstancia resulta esencial para robar en campo rival, un hecho que sucedió en más de una ocasión tanto ante el Villarreal como principalmente frente al Ludogorets.
El sistema de tres centrales
La baja de Naldo a última hora, aquejado el brasileño de gastrointeritis, planteó en la previa la duda de si Machín apostaría por el abandono del sistema de tres centrales ante el Ludogorets, pero no fue así. Con Bernardo y Lluís López como los dos centrales disponibles en Bulgaria, Dídac Vilà ejerció como tal escorado a la izquierda, y lo hizo cumpliendo más que correctamente.
Machín tiene claro que su Espanyol, tal y como hizo con su Girona de Primera y su Sevilla, se cimenta sobre los tres centrales, y sin duda que en estas primeras semanas en el cargo se antoja esencial que no hayan demasiados bandazos en este asunto con el fin de que el equipo adquiera los tan preciados automatismos tan pronto como sea posible.
La basculación tan ‘made in Machín’
Otro de los grandes rasgos característicos de Machín como técnico es dotar al equipo de clarividencia para cambiar el juego de banda en el momento preciso con el fin de desordenar la defensa rival. Frente al Ludogorets la maniobra se repitió en más de una ocasión, y el equipo se mostró bastante efectivo en dicha basculación.
De hecho, ligado a este asunto también volvió a destacar la profundidad de los carrileros, llegando incluso a recibir Corchia en el área balones procedentes de Javi López desde la izquierda.
Juego directo y sin complicaciones
Por último, cabe destacar también la clara premisa de Machín en cuanto a buscar presencia en campo rival tan pronto como sea posible. El técnico está en las antípodas de querer que su Espanyol cocine las jugadas a fuego lento convirtiéndose en demasiado previsible para el rival. En cuanto se tiene la oportunidad de ganar yardas, se hace, aunque para ello haya que protagonizar algún que otro pase largo.
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