El positivo por coronavirus del delantero del Real Madrid Mariano Díaz ha colocado al fútbol europeo en alerta máxima a nueve días de reanudarse la Champions. El episodio despertó los temores lógicos a que se produzcan más casos, en el club blanco o en otros equipos, lo que podría poner en peligro la reanudación del máximo torneo continental.
Más que nunca, este suceso obliga a un blindaje absoluto de todos los conjuntos, y especialmente de la Ciudad Deportiva de Valdebebas tras lo conocido este martes. De momento, en el Madrid solo el ariete se encuentra infectado, aunque su estado de salud es bueno, y confinado. El resto de sus compañeros volvieron a entrenarse con normalidad. La participación del hispanodominicano el próximo viernes 7 de agosto en Mánchester ante el City (1-2 en la ida de octavos para los ingleses) quedó completamente descartada.
Después de que Reino Unido endureciera las medidas respecto a los viajeros procedentes de España —están obligados a pasar una cuarentena de 14 días—, y que recomendara evitar todo desplazamiento no esencial a España (incluidas las islas Canarias y Baleares), este percance futbolístico añade otro ingrediente más de tensión a la crisis. De momento, el Gobierno de Boris Johnson ya aclaró hace dos días que la expedición del Bernabéu quedaba exenta del aislamiento al ser parte de un acontecimiento deportivo, como la Liga de Campeones, que figuraba en las excepciones a la norma restrictiva.
Según fuentes médicas próximas a UEFA que tuvieron acceso al protocolo de regreso de la competición que el máximo organismo europeo del fútbol aprobó en su último Comité Ejecutivo, en uno de los puntos se explica que en caso de que se produzca un positivo en un equipo (jugadores, cuerpo técnico, fisioterapeutas, doctores u otro empleado), la empresa que realiza los test tiene que informar inmediatamente a las autoridades locales y a los servicios médicos del club afectado, que, a su vez, debe conocer y cumplir las obligaciones requeridas por el país correspondiente. Obviamente, ninguna persona infectada puede viajar al lugar del partido o participar en él, como es la situación de Mariano. El Real Madrid aseguró que se atuvo a la ley y notificó el positivo al Gobierno regional de Isabel Díaz Ayuso y al Consejo Superior de Deportes.
La vigilancia ahora es total y, de hecho, así se comportó ya el club blanco en la organización de las pruebas de este pasado lunes, previas a la vuelta al trabajo después de una semana de vacaciones disfrutada tras la conquista de la Liga. Los servicios médicos evitaron convocar en Valdebebas a todas las personas que debían someterse al examen y acudieron uno a uno a sus domicilios para que no se produjera ningún tipo de contacto entre ellos antes de conocerse los resultados.
El Madrid puntualizó que Mariano no coincidió con ningún miembro de la entidad durante los ocho días de descanso, que los pasó con su familia fuera de la capital de España. La última vez que eso ocurrió fue en el estadio de Butarque, en Leganés, el pasado domingo día 19, en el partido que cerró el torneo doméstico. De ello puede deducirse, por tanto, que el contagio se produjo en su círculo más cercano y no por la relación con alguien del club blanco.
”Espero volver pronto”
”Estoy perfectamente. Gracias a Dios, mi familia y mi entorno están también genial. Ahora estoy confinado en casa y espero volver pronto a la normalidad y poder estar con mis compañeros y con el equipo. Un saludo a todos”, afirmó el delantero desde su casa en un vídeo que publicó en las redes sociales. Unos minutos antes, el parte médico de la entidad había indicado que el jugador se encontraba “en perfecto estado de salud”.
El episodio, de momento reducido en el Madrid al positivo de Mariano, vuelve a poner en evidencia la fragilidad de un calendario deportivo en medio de una pandemia que ofrece otra vez datos preocupantes de rebrotes en casi toda España, y que en este caso podrían afectar a una competición europea como la Champions. La crisis global ya obligó a la UEFA a trasladar los cuartos, semifinales y final a una burbuja en Lisboa (del 13 al 23 de agosto; a puerta cerrada y partido único), mientras concedió disputar los cuatro duelos restantes de octavos sin público en los estadios de los equipos que, en circunstancias normales, iban a ejercer de locales; entre ellos el Etihad Stadium del City. El baloncesto, sin embargo, no pudo llegar tan lejos y dio por finalizada su competición estrella, la Euroliga, hace ya meses.
Hasta dónde puede aguantar o tirar hacia adelante un torneo que ya está en marcha cuando surgen positivos es la gran pregunta que los organizadores no han respondido todavía de forma meridiana. En esta situación, por ejemplo, con solo el caso de Mariano y el negativo del resto de miembros del vestuario blanco, la decisión parece clara: seguir con el plan de partido. La duda vendría si surgen más. La crisis abierta en España por el caso Fuenlabrada es un buen ejemplo de una cuadratura que, a veces, resulta imposible.
Y, ya en lo puramente futbolístico, el percance supone otro aguijón en la temporada de Mariano Díaz, prácticamente inédito después de que Zidane le enseñara la puerta de salida al principio del curso. Se quedó y, justo en el único momento en que disfrutó de alguna oportunidad, aprovechada en el clásico de casa con el gol que remató al Barcelona en el descuento, llegó la interrupción por una pandemia que ahora vuelve a golpearle.
El epicentro Thompkins y el doble aislamiento de Jovic
La covid-19 no ha dejado de afectar y amenazar al Madrid desde que se inició la crisis sanitaria. Tanto al equipo de fútbol como de baloncesto. De hecho, fue un positivo en el vestuario de Pablo Laso, el del norteamericano Trey Thompkins, el que desencadenó la interrupción de todo el deporte en España en apenas unas horas. En la mañana del 12 de marzo se conoció el caso del pívot blanco, que sufría fiebre con subidas y bajadas. El test detectó que se encontraba infectado, lo que motivó el cierre de Valdebebas, el confinamiento de las dos plantillas y, casi automáticamente, la suspensión de la ACB, la Euroliga y la Liga de fútbol. Esa noche, por ejemplo, el Madrid debía disputar un encuentro europeo contra el Estrella Roja en el Palacio. Por suerte, el estado de salud de Thompkins volvió a la normalidad sin contratiempos.
A otro al que el virus amenazó fue al serbio Luka Jovic, que debió permanecer una semana aislado en su domicilio después de haber estado en contacto con un amigo, procedente de Belgrado, que tenía coronavirus. El delantero dio negativo en los tres test que le realizó el club en cinco días, pero el percance le apartó de la dinámica del grupo.
Ya antes, un viaje a su país, donde pasó casi todo el confinamiento, dio lugar a una gran polémica. Se marchó con un permiso especial de la entidad blanca en la antesala de que el Gobierno español decretara el parón general. Sin embargo, allí incumplió la cuarentena al abandonar su vivienda, lo que provocó las críticas del Ejecutivo de su país. El madridista dijo que desconocía las normas.
Y en el capítulo de sustos, a Vinicius le tuvieron que repetir un test antes del partido contra el Alavés porque los resultados no habían sido concluyentes. Fue una falsa alarma.
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