Del estupor al principio de realidad. El PP cambia de registro y empieza a asumir que tendrá que dar la cara por las actuaciones parapoliciales realizadas con recursos del Estado para tapar irregularidades y tratar de proteger a altos cargos del partido. Al plano judicial se le superpone ahora el cerco parlamentario en torno al primer partido de la oposición, con una comisión de investigación de alto voltaje. El giro lo ha marcado este jueves el portavoz nacional del PP y alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida: “El partido no puede permitirse no asumir lo ocurrido”. El PNV y Cs apoyan investigar al PP junto a la izquierda y los nacionalistas.
El viraje en la estrategia del PP llega hacia el final de una auténtica semana horribilis para el partido de Pablo Casado, tal vez la peor desde la pérdida del Gobierno en una moción de censura hace poco más de dos años —propiciada por la sentencia de la Gürtel— y el posterior batacazo electoral. La formación ha admitido este jueves que la presión judicial y parlamentaria provocada por las investigaciones sobre la trama de espionaje al extesorero del PP, Luis Bárcenas, no puede sortearse con la apelación a que Casado era, por aquel entonces, un simple diputado por Ávila. El PP ha asumido ya que deberá dar explicaciones. Pero a la vez la cúpula actual apunta que las responsabilidades son del anterior equipo: el distanciamiento respecto a Mariano Rajoy es absoluto.
Los psicólogos distinguen cinco fases en la reacción ante un shock: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Tras desentenderse absolutamente del caso hasta el mismo jueves, el partido que lidera Pablo Casado está ya en plena fase de negociación: el encargado de ponerlo en evidencia fue este jueves el nuevo portavoz nacional del partido, José Luis Martínez-Almeida. “El PP no puede no asumir lo ocurrido. Las noticias que han aparecido son preocupantes. Como partido, lo que no podemos hacer es no asumir lo que fue parte de nuestra trayectoria”, ha afirmado este jueves en esRadio frente a los continuos intentos de ponerse de perfil de los últimos días. Incluidos los del líder, Pablo Casado, que llegó a declarar que cuando se produjeron los hechos presuntamente delictivos —entre 2013 y 2016— era solo un diputado por Ávila sin responsabilidades, a pesar de que entró en la ejecutiva en junio de 2015.
Junto con esa declaración de intenciones, Almeida ha dejado claro —al igual que otras voces consultadas— que el partido dará la cara, pero también que las posibles responsabilidades son de la anterior cúpula. Casado, en efecto, ya formaba parte del equipo de dirección de Rajoy en la última etapa del presunto espionaje a Bárcenas. Pero nunca formó parte del núcleo duro del expresidente. Su nombramiento, así como el de Javier Maroto y Andrea Levy, se hizo sin gran entusiasmo, para darle un aire de renovación al partido tras el fiasco en unas elecciones autonómicas. Casado ni siquiera fue el candidato de Rajoy para sucederle: sus preferencias se decantaron por Soraya Sáenz de Santamaría.
El distanciamiento hacia la era Rajoy es claro. Pero no impedirá que Casado se someta a las reglas del juego que marcará el Congreso, en la comisión de investigación impulsada por el PSOE, Podemos y varios grupos minoritarios. Casado, según fuentes del partido, dejará claro que él es ajeno al presunto uso de recursos públicos para interceptar las pruebas de que el PP tenía una caja b. “El partido está preparado para lo que tenga que salir”, señaló Almeida, al tiempo que pidió “objetividad e imparcialidad” a la Fiscalía.
Críticas de PNV y Cs
Incluso el centro-derecha se ha unido este jueves sin ambages a esa comisión. El PNV y Cs apoyarán la investigación parlamentaria. La única duda radica en Vox, que de momento guarda silencio. Las reservas de Cs ante la negativa del PSOE y de Unidas Podemos a que se investigue a este último se han diluido definitivamente el jueves ante “la gravedad” de las revelaciones procedentes de los juzgados, según reconocen en el partido. “Este es uno de los escándalos más graves de nuestra historia democrática”, resumió el eurodiputado Luis Garicano. “La posible obstrucción a la justicia en una investigación sobre la financiación ilegal de un partido y el detalle de los mensajes del número dos de Interior apuntan a prácticas graves sobre las que hay que pedir explicaciones e información”, apuntan fuentes de la dirección del PNV.
Casado no dará explicaciones sobre esos hechos porque se declara ajeno a los mismos, pero sí mostrará pesar por el hecho de que pudieran haber ocurrido en su partido. Esa actitud se mantiene invariable desde que se conoció el sumario para enfado infinito de dirigentes que estuvieron con el equipo de Rajoy. El desapego de Casado hacia las etapas que se investigan en los casos Kitchen y Gürtel es evidente. Casado ya ha roto con su antecesor. Ha soltado amarras. Están por ver las consecuencias políticas de esa postura.
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