Si estás harto del calor y te apetece pasar unas vacaciones fresquitas, hay un pueblo de montaña donde la temperatura máxima diaria en el mes de agosto oscila entre los 22 y los 24 grados. Se encuentra en la provincia de Gerona y es un paraíso para los amantes de la naturaleza. Situado a 120 kilómetros de Barcelona y 75 kilómetros de Gerona, se trata de Camprodón, que tiene su origen en el monasterio de San Pedro.
¿Qué ver en Camprodón?
Ubicado en el valle homónimo, en la confluencia de los ríos Ter y Ritort, es un pueblo de montaña con una atmósfera mágica. Las calles empedradas y la arquitectura tradicional convierten el paseo en una gran experiencia para los sentidos.
El Puente Nuevo, declarado Monumento Histórico-Artístico, es un antiguo puente medieval cuyo origen se remonta al siglo XVI. Antiguamente se utilizaba para cruzar el río y llegar a la comarca de Cerdaña. Su principal característica es un elegante arco de piedra de doble pendiente.
En el casco antiguo se encuentra la Iglesia de Santa María, una de las visitas clave en el municipio. De estilo gótico y construida en el siglo XIV, alberga en su interior la Capilla de los Dolores. Muy cerca se encuentra el Monasterio de San Pedro, considerado el monumento románico más importante del Ripollés. Fue construido por el conde de Besalú.
También es de especial interés conocer el Museo Isaac Albéniz, un célebre pianista y compositor nacido en la localidad. Muestra un amplio abanico de documentación de su obra musical, objetos personales, fotografías y partituras originales que han donado los descendientes. La joya de la corona es el piano.
A media hora en coche de Camprodón se encuentra el Monasterio de Ripoll, uno de los más importantes de toda España. Durante la Edad Media fue uno de los centros de producción de manuscritos más relevantes del continente europeo. En su interior está la portada conocida como la «Biblia de Piedra», uno de los tesoros del románico de toda España.
Para completar la visita, puedes visitar Setcasas, un pueblo típicamente pirenaico, rodeado de paisajes de alta montaña increíbles. Mantiene la arquitectura tradicional y los lugares de interés más destacados son la Iglesia de San Miguel, la Plaza de los Estudios y las Minas. Desde este pueblo parten muchas rutas de senderismo, como la que lleva al Mirador del Agujero de la Olla, que ofrece unas vistas impresionantes del Río Ter.
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