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El presidente de EE UU restringe más el asilo de centroamericanos


Un grupo de inmigrantes cruza el río entre Ciudad Juárez (México) y El Paso (EE UU), en mayo. En vídeo, Marcelo Ebrad, canciller de México, habla sobre los mexicanos deportados de EE UU.



Donald Trump vuelve a endurecer las normas para los solicitantes de asilo. El Gobierno implementará desde este martes una orden que hará que la mayoría de solicitantes que transiten por otro país antes de pisar suelo estadounidense no tengan la opción de pedir la protección. La nueva política se aplicará principalmente en la frontera sur con México, lo que supone un varapalo para los migrantes centroamericanos, que suponen el grueso de la ola migratoria que afronta Washington. Existen algunas excepciones para aquellos a quienes se les haya negado el asilo en los países que cruzaron previamente o las personas que hayan sido objeto de trata. El cambio de las reglas llega después de que se anunciaran redadas durante el fin de semana en 10 ciudades para expulsar a 2.000 extranjeros que tienen orden de deportación.

Los Departamentos de Justicia y el de Seguridad han anunciado en un comunicado que la nueva orden pretende “mejorar la integridad del proceso” al imponer más restricciones o límites de elegibilidad a los extranjeros que buscan asilo en EE UU. La norma también se aplicará a niños que hayan cruzado la frontera solos. El secretario interino del Departamento de Seguridad Nacional, Kevin K. McAleenan, ha reconocido que los fondos extra (4.600 millones de dólares), aprobados en junio por el Congreso, fueron vitales para frenar el flujo migratorio, pero remarcó que no serán suficientes si no se cambian las leyes de inmigración. “Hasta que el Congreso pueda actuar, esta norma interina ayudará a reducir el factor que impulsa la migración irregular hacia EE UU”, sostuvo McAleenan en el comunicado.

Este lunes el presidente estadounidense tenía previsto recibir a su homólogo guatemalteco, Jimmy Morales, para intentar avanzar en su intención de convertir a Guatemala en un tercer país seguro, lo que implicaría que los migrantes de El Salvador y Honduras que transiten por su territorio con la intención de llegar a EE UU se queden en tierras guatemaltecas hasta que Washington decida si les concede el asilo. Sin embargo, Morales pospuso el encuentro sobre el posible acuerdo bilateral  “debido a las especulaciones surgidas y las acciones legales impuestas”. El Gobierno guatemalteco negó que estuviera contemplando la idea de convertirse en un tercer país seguro. Tras la fallida reunión con Morales, EE UU ha anunciado la medida por la que exige solicitar asilo antes de llegar a la frontera sur.

Hasta ahora, Estados Unidos solo tiene un acuerdo de “tercer país seguro” con Canadá. Sin embargo, a principios de junio, México admitió que deberá negociar la condición de tercer país seguro con EE UU para frenar el número de migrantes que cruzan la frontera entre ambos países, después de las amenazas de Trump de imponerles un arancel general del 5%, que finalmente no sucedió debido a la ofensiva mexicana en materia migratoria.

El objetivo de Trump es lograr que otros países contengan el éxodo centroamericano, que este año podría alcanzar las 800.000 personas en tránsito, según el Gobierno mexicano. McAleenan cree que esta nueva política desincentivará a los solicitantes de asilo que “no buscaron protección urgente en el primer país disponible”, a los migrantes económicos que “carecen de un temor legítimo de persecución” y a las organizaciones criminales transnacionales, traficantes y contrabandistas “que explotan” su sistema para obtener ganancias”. En los casi dos años que lleva Trump en la Casa Blanca, la Administración estadounidense ha intentado que cada vez sea más difícil solicitar asilo. Desde hace poco más de un año, la violencia doméstica y el miedo a las pandillas ya no son motivos suficientes para conseguir protección en Estados Unidos.


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