El presidente de Portugal anuncia que las elecciones anticipadas se celebrarán el 30 de enero


La principal incógnita que se abrió en Portugal tras el rechazo de los diputados a los Presupuestos del Estado de 2022 se ha despejado. El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, ha anunciado este jueves en un discurso en el palacio de Belém, sede de la Jefatura del Estado, que las elecciones generales anticipadas se celebrarán el 30 de enero. La prensa portuguesa se inclinaba por ese día como la fecha más probable para dar margen a la Asamblea de la República a tramitar varios proyectos legislativos y, además, conceder tiempo al centroderecha para resolver su crisis de liderazgo interno.

“He escuchado a todas las partes y al Consejo de Estado. He analizado la situación económica y social. He reflexionado sobre la situación económica y financiera. Con todo, he decidido disolver la Asamblea y convocar elecciones para el 30 de enero”, ha dicho el presidente portugués en su discurso a la nación. “En momentos como este siempre hay una solución en la democracia, sin dramas ni miedos… para devolver la palabra a la gente”, ha añadido el dirigente.

Antes de tomar su decisión, Marcelo Rebelo de Sousa escuchó la opinión del Consejo de Estado, los nueve partidos con representación parlamentaria y los agentes sociales. La mayoría de las formaciones, que se reunieron con el presidente el pasado sábado, defendieron la convocatoria de elecciones el domingo 16 de enero, a excepción de Iniciativa Liberal y Pessoas-Animais-Natureza (PAN), partidarios de retrasar los comicios. Sin embargo, buena parte de los miembros del Consejo de Estado a los que Rebelo de Sousa escuchó el miércoles se inclinaron por dar un plazo razonable para convocarlas. Solo el expresidente de la República Aníbal Cavaco Silva defendió postergarlas hasta finales de febrero o principios de marzo, según el diario Público.

A favor de acelerar la cita electoral jugaban aspectos institucionales como la gestión de los fondos del Plan de Recuperación y Resiliencia (PRR), dependientes en parte de que el país tenga un nuevo presupuesto. En el proyecto de cuentas tumbado en la Asamblea de la República se preveía una inversión pública para 2022 de 1.000 millones de euros, procedentes del PRR. En total, Portugal recibirá de Bruselas 16.600 millones de euros hasta 2026. A favor también está la recuperación de la estabilidad institucional, que el presidente de la República tiene como una de las directrices de su mandato. En contra de las prisas están algunos proyectos legislativos importantes, incluida la adaptación de una norma comunitaria que tiene que trasponerse antes de mediados de diciembre si el país no quiere enfrentarse a una sanción o un texto para combatir la corrupción. Más de un centenar de personalidades de la política, la sociedad y la cultura portuguesa le pidieron por escrito al presidente el miércoles que convocase las elecciones en febrero para favorecer unas condiciones que permitan que los partidos acudan reforzados, ya que esta crisis ha coincidido con las luchas fratricidas que viven casi todas las formaciones de la derecha, a excepción de los liberales.

Desde que se publica el decreto de disolución de la Asamblea de la República deben pasar entre 55 y 60 días hasta la celebración de las elecciones. De ahí que hoy Rebelo de Sousa haya anunciado la fecha en la que disolverá la Cámara, pero no haya firmado aún el decreto para evitar que las elecciones se celebren a principios de enero y solapen la campaña electoral con las navidades.

El calendario de las legislativas influye en el proceso interno del conservador Partido Social Demócrata (PSD), que celebra primarias el 4 de diciembre, pero que ha programado el congreso nacional que debe renovar los órganos de dirección en enero. Por lo tanto, la estratégica elaboración de las listas electorales podría estar en manos de una dirección que estuviese de salida si Rui Rio, su actual presidente, pierde las primarias frente al eurodiputado Paulo Rangel. Este sábado se celebrará un consejo nacional extraordinario en el que se podría acordar el adelanto del congreso de enero al mes de diciembre, como pretende Rangel. Lo cierto es que si el centroderecha no resuelve su pelea interna, acudirá a las urnas en una situación de fragilidad que le hará difícil disputar la victoria a los socialistas (PS), a pesar de que partían de un escenario favorable tras las elecciones municipales, donde el PS fue el más votado, pero perdió alcaldías importantes como Lisboa en favor del PSD.

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El Consejo de Estado, un órgano en el que están presentes antiguos presidentes así como representantes designados por la Asamblea y el Jefe del Estado, bendijo la disolución de la Asamblea casi por unanimidad, con excepción de los representantes más cercanos al Bloco de Esquerda (BE) y el Partido Comunista Portugués (PCP), que se mostraron en contra de finalizar la legislatura. A pesar de que estas formaciones votaron contra los Presupuestos del Estado de 2022 e impidieron que salieran adelante en la Cámara, se oponen a la convocatoria electoral.

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