Por su parte, Sergio Aguayo señaló que el presidente no desperdició el momento, ni siquiera por ser domingo y estar celebrando un momento tan solemne, para lanzar la Ley de Amnistía.
Sobrio, sencillo, emotivo, sin la parafernalia del poder, la ostentación y el clasismo, así calificó la politóloga Denise Dresser el primer Grito de Independencia de Andrés Manuel López Obrador y consideró que fue bueno que se percibiera como un evento no partidista y no vinculado con la Cuarta Transformación.
“Celebro que se haya incluido a los héroes anónimos, a todos esos mexicanos que han dado la batalla por su país, sin reconocimientos, sin aplausos anteriores. Muchas mujeres invisibles que han cambiado la historia de México. Y también creo que fue importante la inclusión en la lista de Leona Vicario y Josefa Ortiz de Domínguez porque una de las críticas que se ha hecho al gobierno de la 4T es la forma en la cual no ha reconocido de manera suficiente y necesaria a las mujeres”.
Durante la mesa política en Aristegui En Vivo, señaló que la reacción de la gente que asistió a la plancha del Zócalo capitalino es algo que se debe de destacar, ya que hubo muchas muestras de apoyo, agradecimiento y afecto. “El ambiente del Grito fue distinto y se percibió a un presidente mucho más cercano, mucho más querido, eso se ve reflejado en las encuestas donde mantiene un nivel de aprobación muy alto y recibe más aprobación él que sus iniciativas, programas, decisiones y el impacto que ha tenido hasta el momento el nuevo gobierno”.
Asimismo, subrayó que si bien el liderazgo de López Obrador no necesariamente es por las políticas públicas que promueve, este se ve reflejado en las emociones que despierta. “Sabe cómo tejer narrativas, símbolos patrios y ritos nacionalistas; sabe cómo montar un espectáculo político y en eso es magistral, y el grito lo fue”.
No obstante, Dresser expresó que fue paradójico que el mandatario incluyera en sus “vivas” a las comunidades indígenas cuando son precisamente estas las que más han resultado afectadas e ignoradas por las megaobras del nuevo gobierno como el Tren Maya y el Nuevo Aeropuerto de Santa Lucía.
Por su parte, el analista Sergio Aguayo añadió que en la ceremonia fue evidente que hubo menos pompa explícita y que los balcones de Palacio Nacional se manejaron con discreción y mesura.
“Bien que haya estado solo el presidente, eso es una buena señal, él es el responsable, es el jefe de Estado”.
Sin embargo, apuntó que López Obrador no desperdició el momento, ni siquiera por ser domingo y estar celebrando un momento tan solemne, para lanzar una reforma de fondo que este lunes ocupa la atención de los medios: la Ley de Amnistía.