Andrej Plenkovic (Zagreb, 51 años) quiere que se aclare cuanto antes el extraño y alarmante suceso que ocurrió el 10 de marzo en la capital de Croacia. Dos semanas después del inicio de la invasión rusa de Ucrania —un instante que el primer ministro croata describe como “una alteración tectónica del orden mundial”—, un dron de fabricación soviética, de más de 6.000 kilos y cargado con un explosivo, cayó en Zagreb, muy cerca de una residencia con miles de estudiantes. El político conservador recibió este miércoles a EL PAÍS tras una jornada en la que se reunió con el presidente español, Pedro Sánchez, y visitó el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de la OTAN en Torrejón de Ardoz para obtener nueva información sobre cómo un avión no tripulado procedente de Ucrania pudo atravesar sin ser detectado el espacio aéreo de Rumania, Hungría y Croacia, tres miembros de la Alianza.
Pregunta. ¿Cómo de preocupante es el incidente de la semana pasada en Zagreb?
Respuesta. Desgraciadamente, es un asunto muy grave. Sabemos que la aeronave era de fabricación soviética, un TU-141; seis toneladas de peso y 14 metros de longitud. Cayó a 50 metros de una residencia en la que había 4.500 estudiantes, al lado de un restaurante, cerca de un puente y de una discoteca. Tuvimos una suerte increíble de que no hubiera muertos ni heridos. Y lo más inquietante es que hemos descubierto que había un explosivo en el dron. Si hubiese impactado contra alguno de los edificios cercanos, habría provocado una tragedia, un daño inimaginable. Esperamos que la investigación arroje luz sobre todas las circunstancias.
P. ¿Ha averiguado algo más en su visita al centro de la OTAN en Torrejón?
R. Sí, que el dron se dirigía en línea recta a mucha velocidad, a baja altura y en los radares de Rumania y Hungría no se vio como un riesgo potencial. En ese momento aparecían muchas más cosas en esos radares y se consideró que era una falsa alarma. Después, entró en Croacia y hasta que cayó en la capital transcurrieron unos minutos. Lo que necesitamos esclarecer es si se trata de un accidente, si la aeronave llegó hasta Zagreb por error, si está relacionado con una especie de sabotaje, o si fue un acto intencionado. De momento, no tenemos ninguna confirmación sobre quién lanzó el avión no tripulado.
P. ¿Cree que el conflicto en Ucrania puede agravarse aún más en las próximas semanas?
R. Más de tres millones de personas ya han huido del país, muchas otras están desplazadas internamente; la destrucción de las ciudades es tremenda, se han producido muertes de civiles, e innumerables lugares en los que vivían ucranios en paz se han transformado en una pesadilla. Desgraciadamente, los esfuerzos diplomáticos para intentar parar la brutal agresión de Rusia no han dado resultados. Defendemos firmemente la búsqueda de una solución política para alcanzar la paz y el alto el fuego.
P. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, reclama a los aliados que impongan una zona de exclusión aérea, algo que en caso de materializarse podría ser considerado por Rusia un casus belli. ¿Pueden Europa y sus aliados hacer más de lo que ya están haciendo para ayudar a Ucrania?
R. La reacción de la UE tras la agresión de Rusia fue unida, firme y muy rápida. La condena de estos actos brutales que violan todos los principios básicos del derecho internacional ha sido unánime. Los Veintisiete hemos mostrado nuestro apoyo a Ucrania de todos los modos posibles: con ayuda humanitaria, financiera, militar, diplomática y a través de las sanciones impuestas a Rusia. Seguiremos poniendo todo de nuestra parte para aliviar la presión sobre los ucranios y elevar la presión sobre Moscú.
P. ¿Incluso la adopción de un nuevo paquete de sanciones contra Rusia que afecte a la energía como ha hecho Washington?
R. Son situaciones muy distintas. La mayoría de países europeos dependen mucho más que Estados Unidos del gas ruso. No es el caso de Croacia, ya que durante mi primer mandato (2016-2020) se construyó una planta de regasificación en la isla de Krk. Pero creo que la UE ha de crear una red alternativa a la vez que trata de aumentar su producción y eleva las importaciones desde otros países.
P. ¿Estaría a favor de una reforma estructural del mercado energético europeo, tal y como defienden varios países del Sur, entre ellos España?
R. Estamos tratando el asunto de cara a la reunión del Consejo Europeo de la semana que viene en Bruselas. Creo que es necesario hacer todo lo posible para eliminar la especulación, que encarece el petróleo y el gas, y esto repercute en el precio de la electricidad. Cualquier iniciativa que ayude a frenar el alza de precios es bienvenida. Pero creo que si fuimos capaces de llegar a un acuerdo entre todos los países miembros durante la pandemia, también debemos hacerlo ahora. Al fin y al cabo, todos los gobiernos europeos han sido intervencionistas durante estos dos últimos años.
P. ¿Apoyaría la creación de un nuevo fondo de recuperación económica que pudiera incluir la emisión de deuda conjunta?
R. Si la situación sigue empeorando, creo que tenemos que valorar esa opción. Next Generation EU (el fondo acordado en julio dotado de 750.000 millones de euros) fue una fuerte respuesta a un problema mayúsculo. Probablemente, ahora vayamos a enfrentarnos a una situación similar, pero hay que ver cómo evolucionan los precios energéticos.
P. Por toda Europa se han producido muchísimos gestos de solidaridad con Ucrania, pero la sociedad croata ha sido una de las que ha reaccionado con mayor intensidad. ¿Cuánto han influido los recuerdos de la guerra?
R. Croacia es un país que fue víctima de las políticas de la Gran Serbia de Slobodan Milosevic. La guerra fue hace solo 30 años, por lo que podemos comprender mejor el sufrimiento de la población ucrania. Yo estuve en Kiev en diciembre y firmé una declaración de apoyo a la vía europea para Ucrania junto al presidente Zelenski. Estamos firmemente con el pueblo ucranio.
P. ¿Cree que Ucrania tendría que adherirse a la UE a través de una vía exprés?
R. En la reciente cumbre informal de la UE en Versalles fui muy claro en que debemos mandar una señal de apoyo político fuerte a Kiev. Hace unos años, cuando era miembro del Parlamento Europeo, encabecé la delegación encargada de las relaciones con Ucrania. Es un país que conozco bien y he sido muy consciente de todas las dificultades que atraviesa desde 2014 y de lo transcendental que es para el pueblo ucranio el acercamiento a Europa. Es muy positivo que el Consejo haya encargado a la Comisión que elabore un dictamen sobre la posible adhesión de Ucrania, pero nos espera un proceso exigente. Hasta entonces, debemos intensificar las relaciones entre la UE y Ucrania en todos los ámbitos, con la ambición de crear un estatus especial.
P. Algunos croatas han viajado voluntariamente a Ucrania para luchar contra las tropas rusas. ¿Tendrán que rendir cuentas ante la justicia a su regreso?
R. Creo que solo han sido unos pocos y ya dijimos públicamente que todos aquellos que decidan viajar lo harán por decisión propia y bajo su responsabilidad.
P. Los Gobiernos del Este han mostrado un claro compromiso con los civiles que huyen desde Ucrania. Una actitud muy diferente a la que se vio en la crisis de 2015. ¿Hay refugiados de primera y segunda clase?
R. No lo creo. Lo que estamos viendo es un éxodo sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. Millones de personas han huido ya de Ucrania a países de la UE para salvar sus vidas. Esto merece la máxima expresión de solidaridad. A nivel comunitario se ha introducido un mecanismo de urgencia para otorgar la protección temporal a los que escapan de la guerra. Y en Croacia hemos aprobado unas medidas urgentes para que los acogidos no solo tengan una vivienda, sino también asistencia sanitaria y ayudas sociales. También vamos a facilitarles el acceso al mercado laboral y a la educación.
P. Serbia se ha negado a sumarse a las sanciones impuestas a Rusia y sigue comprando armamento ruso. ¿Cómo debe actuar Bruselas?
R. Tras la invasión, los países ya no pueden jugar a dos bandas. O están en un lado, o en el otro. Es el momento de que la posición de Serbia sea clara, y de que si tiene ambiciones europeas comience a adoptar posturas políticas alineadas con los países comunitarios y el mundo occidental.
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