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El príncipe parte en su nave


Game over. Final del juego. Así dice el meme que circula en redes sociales sobre la reciente muerte de José José, el Príncipe de la canción. En la fotografía en blanco y negro aparecen Rocío Dúrcal, Juan Gabriel, Camilo Sesto y José José. Después de la muerte de Camilo todos nos asombramos de que el sobreviviente de esa época de grandes baladistas fuera el que (dicen) menos se cuidaba. Aunque ya no tenía esa gran voz que lo llevó hasta la cumbre, José José seguía vivo a pesar de varias operaciones y un estado de salud precario.

Ya no hacía giras ni conciertos, pero su voz seguía presente en las grabaciones que hizo en sus más de 50 años de carrera artística. Nunca ha estado ausente: suena en la radio de los taxis, del transporte colectivo; en la sala de los hogares mexicanos, en las reuniones y fiestas; en el karaoke, en los bares y cantinas donde miles de músicos callejeros pasan con su guitarra y por unos cuantos pesos te deleitan con una de José Alfredo, de Chente, de Juanga o de José José.

No considero que los memes que circulan de José José sean ofensivos. Al contrario: son un homenaje a la popularidad y el cariño que se le tiene a su figura mítica. Y es que además de clásicos como Gavilán o paloma, Lo que un día fue no será, Cuarenta y veinte, La nave del olvido, El triste, Ya lo pasado, pasado, El amar y el querer, Almohada (por mencionar unas cuantas) sabemos una o varias historias de sus fiestas interminables, ya sea de primera mano por personas que trabajaron a su lado, en su disquera o en gira, o por chismes de boca a boca, de revistas del corazón. Pero esas historias no nos hacen alejarnos: al contrario, nos acercan más al artista porque vemos en él a un ser humano como nosotros, no perfecto sino vulnerable, que ahoga sus penas, y sus triunfos en el alcohol. ¡Cuántos roqueros mexicanos no le debemos nuestro alcoholismo tanto a Jim Morrison como a José José!

José Rómulo Sosa Ortiz era un gran músico. Tal vez no el que sus progenitores querían: su padre era cantante de ópera, su madre pianista y él se rebeló yéndose a la música popular. Cuando lo descubrieron tocaba el contrabajo en un trío de bossa nova. Tenía una voz potente, de barítono, que jamás desafinaba, con un rango tonal muy amplio que alcanzaba tanto las notas graves como las altas. Aunque no componía las canciones que cantaba las hacía tan suyas que nadie dudó en llamarlas canciones de José José.

En el grupo al cual pertenezco, Café Tacvba, siempre nos hemos acercado a canciones de otros compositores y cantantes para homenajearlos. Una de ellas es Una mañana compuesta por Claire Fisher popularizada en español por José José. Cuando quisimos usarla para nuestro tercer disco Avalancha de éxitos, nos enteramos de que Fisher no estaba a gusto con la versión de El Príncipe, así que nos mandó otra versión en español para que la usáramos. No quisimos: la razón de nuestro acercamiento a esa canción era José José, cambiar la letra era sacarlo de la jugada. No la grabamos, pero la seguimos tocando en vivo. Fue hasta que la casa discográfica de José José BMG/Ariola le hizo un disco homenaje con grupos de rock mexicano que la pudimos grabar. No dudo de que en la gira que estamos actualmente, la de nuestro 30° aniversario, la volvamos a tocar para acompañar a José José en su viaje a las estrellas.

Uno no se da cuenta de la admiración que le tiene a una persona hasta que se muere. Es triste pero así es. Recibir en los últimos tiempos la noticia del fallecimiento de personas creativas que admiro como Celso Piña, Francisco Toledo, Daniel Johnston, Camilo Sesto, Ric Ocasek y ahora José José, por ecléctico que parezca, todas esas muertes las siento y las padezco con el mismo corazón.

Señora Muerte, llévate a los destructores y déjanos a los creadores, que ellos nos hacen disfrutar más de este mundo en el que vivimos. Buen viaje, José José, o mejor dicho: ¡salud!

Joselo Rangel es músico, integrante y fundador de Café Tacvba


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