¿Sabes exactamente en qué consiste una dieta vegetariana? Implica no comer alimentos que provengan de la muerte de un animal. Esto es, los vegetarianos, a diferencia de los veganos, pueden tomar huevos, lácteos o miel por una razón muy simple: para su elaboración no es necesario el sacrificio animal. Pues bien, deben tener especial cuidado con el queso ya que, aunque todo el mundo piensa que es un alimento apto para vegetarianos al tratarse de un lácteo, lo cierto es que no lo es.
Lo que ocurre es que la gran mayoría de quesos se elaboran con cuajo, un ingrediente que puede ser vegetal, sintético, microbiano o animal. Si el cuajo es animal, se utiliza la renina, una enzima que desestabiliza la proteína, provoca la rotura de la leche y hace que se forme la textura cuajada característica de este alimento.
El problema es que la renina se extrae del estómago, de corderos, cabritos o terneros, para lo que hay que sacrificarlos con menos de un mes de vida. Esto salió a la luz de la mano de una usuaria de Twitter: «Descubrí que el queso parmesano está hecho con el estómago de una cría de vaca y me puse a llorar. Voy a tener que volverme completamente vegana», publicó en la red social.
¿Qué ocurre con el vino?
El vino es la uva fermentada, así que resulta complicado pensar que pueda incluir derivados de origen animal. Para que adquiera el cuerpo, color, textura y aroma ideal, se realiza un proceso que incluye diferentes técnicas. En él, se añaden sustancias que mejoran el color y la textura y le dan cuerpo a la bebida.
Una de las fases del proceso es la clarificación, mediante la cual se limpian las impurezas de la bebida. Pues bien, en la clarificación se añaden sustancias de origen animal como la caseína, un producto derivado de la leche. También se utiliza gelatina que se obtiene con cartílagos de animales y, en algunos casos, cola de pescado.
Esto hace que la gran mayoría de vinos que se venden no sean veganos. Aquellos que sí son veganos se clarifican con sustancias de origen vegetal. En este caso, se utilizan determinadas arcillas, así como derivados de las algas marinas, la patata o el trigo.
En el mercado cada vez hay más opciones para personas veganas y vegetarianas. Eso sí, siempre hay que comprobar que realmente no contienen ingredientes de origen animal, y para ello deben incluir el sello de certificado de producto.
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