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El Real Madrid completa su resurrección competitiva rumbo a la Final Four de Belgrado


El Real Madrid completó en Tel Aviv su resurrección y selló el pasaporte a la Final Four de Belgrado por la vía rápida. El conjunto de Laso domó con solvencia al Maccabi en el tercer partido de la eliminatoria de cuartos de la Euroliga (76-87) y volverá al baile de la élite europea por séptima vez sobre 10 posibles con el técnico vitoriano en el banquillo. Solo faltaron los madridistas en 2012 (cuando se quedaron en el top-16) y en 2016 y 2021 (cuando cayeron en cuartos ante Fenerbahçe y Efes respectivamente). Por tercera ocasión eliminaron al Maccabi en esta instancia, como en 2013 y 2015 (3-0 y 3-1 entonces para los blancos), y en semifinales se medirán al vencedor de la serie entre el Barça y el Bayern (1-1).

Llull (18 puntos), Yabusele, Hanga y Poirier encabezaron la nómina de un Madrid sólido, firme y corporativo que enlazó su quinto triunfo consecutivo después de tres meses de colapso, y certificó su renacimiento competitivo con una demostración de juego, implicación y carácter. Como si nada hubiese pasado; a tiempo para reeditar más éxitos. Apenas rechistó el Maccabi, que no encontró rendijas en el rearme rival. Un 3-0 que cierra por goleada tres meses de crisis aguda en los que el plan madridista rodó ladera abajo. Desde la Final Four de 1996, con Laso como jugador, hasta la de 2011, meses antes de su llegada como técnico, el Madrid pasó 15 años sin pisar una Final a Cuatro de la Euroliga y conquistó cinco trofeos. En los 11 años de la era Laso ya contabiliza 21 trofeos y siete peleas por la corona continental: con dos títulos (2015 y 2018), dos finales (2013 y 2014), y dos semifinales (2017 y 2019), a la espera de la cita en Belgrado (entre el 19 y el 21 de mayo).

El Madrid templó la caldera de la Mano de Elías con una defensa gremial y un ataque dinámico desde la puesta en escena. Los tapones de Tavares, las bandejas de Williams-Goss y Causeur y la aplicación colectiva a pista completa permitió a los de Laso hacerse de inicio con el ritmo del partido. Del 2-8 al 6-12. Solo la falta de triples (1 de 3 en el primer parcial) lastró la carrerilla madridista y concedió al Maccabi la posibilidad de atajar los primeros estirones visitantes. Wilbekin acaparó la producción israelí (10 puntos en los ocho primeros minutos), pero el Madrid mantuvo la iniciativa en el primer cuarto (22-25) gracias al domino en el rebote (3-10) y a la vocación coral (3-9 en asistencias).

Llull (4 asistencias en cinco minutos) y Rudy (con defensa, anticipación, y espíritu resabiado) se encargaron de la siguiente vuelta de tuerca del Madrid; y la diferencia visitante volvió a crecer en un santiamén, mientras Avi Even seguía pulsando teclas sin éxito (32-39, m. 25). Al Maccabi solo le funcionó en ese tramo el interruptor de Wilbekin, que mediado el segundo cuarto firmaba 15 de los 32 puntos de su equipo. Mientras, los de Laso seguía construyendo su ataque a base de asistencias, y su defensa a fuerza de tapones.

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El sexto gorro del equipo madridista, colocado por Hanga, dio paso a un contraataque que remató Yabusele y abrió la mejor secuencia del conjunto de Laso. Un parcial de 5-15 que dejó tiritando al Maccabi poco antes del viaje a los vestuarios (37-51, m. 19). La veta que inauguró Tavares fue aprovechada por Hanga y Yabusele para desatar definitivamente al Madrid. El 4 de 11 en triples al descanso fue compensado con creces con 18 asistencias (por cinco del rival) y un 16 de 21 en tiros de dos (76%).

Sin embargo, en la reanudación, funcionó el plan de emergencia del Maccabi, con Derrick Williams defendiendo a Goss, que acumuló además su tercera falta, y Nunnally ajustó las cuentas (50-54, m. 33). También llegó en ese tramo la cuarta falta de Tavares y Laso quedó abocado a hacer malabares con la rotación (no participó Deck, pese a entrar a última hora en la lista tras superar la covid). El Madrid no sumó ni una asistencia en el tercer cuarto (25 al final), pero el dominio del rebote y el manejo de Llull rebajó de nuevo la efervescencia del conjunto israelí, que entró a contrapié y sin argumentos en la recta de meta. Un tiro libre y un afortunado triple a tabla del propio Llull, sobresaliente de principio a fin, desmoralizaron a los locales en su persecución y colocaron a los madridistas a un paso de Belgrado (61-73, m. 30).

Llull agarró entonces la pelota para gestionar la renta con un aterrizaje sin sobresaltos y, con Hanga y Abalde como escuderos del capitán, el Madrid anestesió definitivamente al Maccabi siguiendo la inercia de toda la eliminatoria. Un triple de Abalde apuntaló la ventaja madridista ante un rival sin visos de rebeldía (66-81, m. 15), como en aquel arrebato que hace un mes les permitió remontar a los de Laso. Esta vez el Madrid no hizo concesiones, sacó lustre a su recuperada comunión, y puso rumbo al Stark Arena de Belgrado, el escenario donde los blancos alzaron su décima Copa de Europa en 2018 y donde pelearán por la undécima.

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