Votantes por la opción Rechazo celebran el triunfo en las calles de Santiago, este domingo.MARTIN BERNETTI (AFP)
Pablo Salazar ondea una bandera de Chile y se abraza con sus amigos. “¡Ganamos!”, grita eufórico a los carros que pasan por la calle Suecia, en la comuna santiaguina de Providencia. Allí esperaban desde temprano los resultados de las elecciones de este domingo, la fecha que lo tenía sin dormir desde hace meses ―”desde que empecé a ver el desastre que era la Convención”, dice― . Pablo, de 25 años, es coordinador político de la Universidad de los Andes y estudiante de Derecho y Medicina. Celebra porque cree que aunque el 80% de los ciudadanos reclamó una nueva Constitución en el plebiscito de 2020 y las encuestas siguen mostrando que continúa esta demanda, la propuesta puesta a consideración de los chilenos este domingo era un “despropósito”. “Me siento feliz y esperanzado. Esa es la palabra. Siento que lo que pasó hoy nos va a acercar mucho más”, dice. Del texto cuestiona el sentido estatista que, según él, se pretendía imponer. “El chileno cree en la libertad y cree que el Estado debe estar al servicio de los ciudadanos y no al revés”.
A pocos pasos suyos, también festeja, pero sin bandera y sin amigos, Ítalo Sepúlveda, de 56 años. “Haber aprobado esa propuesta de Constitución habría sido como ponernos una lápida encima. Se habla de que Chile despertó, bueno, hoy se demostró que sí, que despertó”, dice. Su crítica, como la de varios de los que se reunieron en esa esquina de un acomodado sector de Santiago, es a la Convención que redactó el texto. “Fue un circo. Seguí cada sesión y cada vez era peor”, dice y da ejemplos: “Rodrigo Rojas Vade (constituyente) fue imputado por fingir un cáncer, Giovanna Grandón (otra constituyente) se disfrazó de Pikachu, el personaje de Pokémon, durante una sesión del pleno. Los debates eran infantiles, tanto como los disfraces. El país no podía estar tan atontado como para votar el apruebo”, señala. Pero no solo fue lo “anecdótico” que menciona y que hoy recuerda con gracia, también fue la “sobrerrepresentación de la izquierda” lo que lo llevó rechazar la propuesta.
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El rechazo a la nueva Constitución se impuso rotundamente. Con el 99,95% de las mesas escrutadas, la negativa a la propuesta de texto sometida a plebiscito superaba el 61,87% de los votos. Mientras el presidente, Gabriel Boric, hablaba por cadena nacional, y reconocía “el mensaje contundente” que enviaron los chilenos, un colombiano celebraba desde el Uber que conduce en la capital del país. Kevin López tiene 24 años y desde hace 14 vive en Santiago. Pudo votar porque está nacionalizado y lo hizo contra el texto porque cree que la seguridad y la economía del país estaban en riesgo. “Viví la pobreza extrema, tuve que salir de mi país siendo un niño desplazado por la violencia”, dice. Kevin votó sí en el plebiscito de entrada que eligió mayoritariamente cambiar la Constitución, pero cree que la propuesta dividía aún más a una sociedad ya polarizada. “La justicia especial para los pueblos originarios, por ejemplo, es una idea que suena muy bien, pero que divide a la población cuando lo que se está buscando es unión. Chile quiere una nueva Constitución, pero una en la que quepamos todos”.
Una caravana de electores por el rechazo celebra en las calles de Santiago, este domingo.Alberto Valdés (EFE)
Casi 13 millones de personas votaron este domingo, en una jornada que da paso a un nuevo momento político en Chile. “Espero que el Gobierno sepa leer el resultado y lo tome con humildad”, dice Cristóbal Lira, miembro de la Unión Demócrata Independiente (UDI) y alcalde de la comuna de Lo Barnechea, a quien se le acerca para felicitarle. Su postura era conocida y el triunfo del rechazo lo siente como un logro propio. “La propuesta tenía tantas cosas contrarias a lo que es Chile, que por eso lo de hoy lo tomamos como un triunfo de país”, asegura. Dice que el texto era muy “radical” y que la pregunta ahora es si Boric está dispuesto a alejarse de ese sector ahora que los chilenos han decidido. “Debe haber una nueva Asamblea, pero ¿cómo lo vamos a hacer? ¿Quiénes van a estar allí?”, pregunta el político de derechas.
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