El Gobierno de Boris Johnson, cuyos propios problemas internos por el escándalo de las fiestas en Downing Street durante el confinamiento han mantenido alejado de la escena internacional durante las últimas semanas, ha irrumpido este sábado en la crisis de Ucrania con una acusación grave, pero ambigua y confusa. “Disponemos de información que indica que el Gobierno ruso busca instalar a un líder prorruso en Kiev, mientras se plantea una invasión para ocupar Ucrania”, ha asegurado el Ministerio de Exteriores británico en un comunicado que ha querido mantener embargado hasta las 23:30, hora peninsular de España.
“El exdiputado ucranio, Yevhen Murayev, está siendo considerado como potencial candidato”, asegura el texto. No solo señala directamente a Murayev, sino que presenta además un listado de políticos de ese país que, siempre según el MInisterio de Exteriores del Reino Unido, “mantendrían vínculos con los servicios de inteligencia rusos”. Se trataría de Serhiy Arbuzov, viceprimer ministro de Ucrania entre 2010 y 2012, y primer ministro interino en 2014; Vladimir Sivkovich, ex vicedirector de la Seguridad Nacional Ucraniana, y del Consejo de Defensa (RNBO, en sus siglas originales); Andriy Kluyev, vice primer ministro entre 2010 y 2012 y jefe de Gabinete del presidente Yanukovich; y Mykola Azarov, primer ministro de Ucrania entre 2010 y 2014. “Algunas de estas personas están en contacto actualmente con los oficiales de la inteligencia rusa implicados en los planes para atacar Ucrania”, asegura el comunicado del Gobierno británico.
Aquí acaba una información que no aporta más detalles, y cuya importancia ―que no su veracidad― ha sido puesta en cuestión por analistas de política internacional. El mismo texto aporta declaraciones de la ministra de Exteriores británica, Liz Truss: “La información que hemos hecho pública arroja luz sobre la extensión de la actividad rusa diseñada para subvertir el Gobierno de Ucrania, y supone una visión interior del modo de pensar del Kremlin”. “Rusia debe desescalar [su ofensiva], poner fin a sus campañas de agresión y desinformación, y emprender la vía diplomática. Tanto el Reino Unido como sus aliados han dicho reiteradamente que cualquier incursión militar rusa en Ucrania será un enorme error estratégico con serios costes”, ha advertido la ministra británica.
El Gobierno de Johnson entra en escena con una acusación contundente que, sin embargo, genera escepticismo. “El Ministerio de Asuntos Exteriores británico parece estar confundido”, ha dicho Murayev, el hombre al que el comunicado señala como candidato títere de Moscú para gobernar Ucrania. “No tiene mucha lógica. Me han prohibido entrar en Rusia. No solo eso, sino que han confiscado los bienes y el dinero de la empresa de mi padre”, ha asegurado. “Me ha costado digerir tanta tontería. Quizá alguien persigue cerrar otro canal independiente de televisión”, ha dicho el exdiputado y empresario al diario The Daily Telegraph. Murayev, de 45 años, es propietario de una emisora y fundó su propio partido, Nashi, después de escindirse del principal partido prorruso de Ucrania.
Los cuatro políticos señalados por el Gobierno británico residen en Rusia, pero se han apartado del primer plano de la escena pública. Solo Azarov aparece de modo habitual en programas de televisión rusos, en los que ataca a las autoridades de Ucrania y las califica de “simpatizantes nazis”.
Londres ha sostenido en el tiempo, ya desde el anterior Gobierno conservador de Theresa May, una línea especialmente dura contra Moscú. El intento de asesinato del agente doble Sergei Skripal y de su hija Yulia en territorio británico (en la localidad de Salisbury) por dos agentes rusos, con el agente nervioso Novichok, provocó una seria crisis diplomática que acabó con la expulsión del Reino Unido de muchos funcionarios de la embajada rusa. El Gobierno de Johnson ha señalado con especial énfasis la amenaza que supone el Gobierno de Vladimir Putin en su último documento de Estrategia Nacional de Seguridad.
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