Los fastos del Jubileo de Platino en conmemoración de los 70 años de reinado de Isabel II (de 96 años) han comenzado este jueves en Londres a las 11.00 (hora peninsular española) con el Trooping The Colour, el multitudinario desfile militar con que se celebra a principios de junio el cumpleaños oficial de la soberana. Decenas de miles de personas se han congregado en la capital británica para saludar a una reina que llega a este acontecimiento en el apogeo de su popularidad. Algunas de ellas habían pasado la noche al raso, acampadas en The Mall, la avenida que lleva al palacio de Buckingham, para reservar un lugar en las primeras filas y presenciar la parada de 1.500 oficiales y el posterior vuelo de la Royal Air Force sobre el Palacio.
Pese a sus 96 años y los problemas de movilidad de los que ha informado la casa real británica, la reina ha reaparecido en este acontecimiento para protagonizar la imagen más icónica de la Casa de Windsor: el saludo desde el balcón de palacio después de observar el vuelo rasante de los Red Arrows o los Spitfire, con su estela de colores de la bandera británica, la Union Jack.
La monarca salió al balcón acompañada de su primo, el príncipe Eduardo, duque de Kent, y flanqueada por su hijo y heredero, Carlos de Inglaterra (73 años) y su esposa, Camilla Parker-Bowles, así como los duques de Cambridge, Guillermo y Kate, sus tres hijos, y otros miembros de la familia real, entre los que no figuraban ni su hijo, el príncipe Andrés acusado en un tribunal estadounidense de abusos sexuales a una menor ni su nieto, el príncipe Enrique, y su esposa, Meghan Markle.
Los fastos proseguirán este viernes con una gran ceremonia religiosa en la Abadía de Westminster, un concierto y espectáculo en honor a la reina el sábado, y miles de celebraciones callejeras por todo el país con comidas , fiestas, conciertos, otras celebraciones religiosas, y hasta un concurso nacional para dar con una nueva receta de pudin, el llamado Pudin del Jubileo, patrocinado por la prestigiosa casa de delicatessen, proveedora durante décadas de la casa real, Fortnum&Mason. El domingo, otro desfile cerrará los cuatro días de festejos.
El palacio de Buckingham divulgó el miércoles por la noche un mensaje oficial de la reina en el que agradecía su participación en el Jubileo a sus súbditos “en el Reino Unido y en toda la Commonwealth”, así como a los organizadores de los festejos por su trabajo.
“Sigo inspirada por la buena voluntad que se me ha demostrado y espero que los próximos días sean una oportunidad para reflexionar sobre todo lo que se ha logrado durante los últimos 70 años, mientras miramos al futuro con confianza y entusiasmo”, asegura la reina en un texto firmado “Elizabeth R.”, su nombre de pila en inglés y la letra erre de “regina”, reina en latín.
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Un 54% de los británicos cree que la monarquía es buena para su país. Apenas un 13% opina lo contrario. Y uno de cada cuatro afirma no saberlo. Estos índices de aprobación aumentan considerablemente cuando se trata de evaluar a la propia reina. La soberana británica Isabel II preserva una popularidad muy superior a la del resto de miembros de la familia real británica. Un 76% de ciudadanos tienen una visión positiva de ella y de su reinado, según el tracking que mantiene desde hace años la empresa de sondeos YouGov. Lo relevante es que, según ese mismo sondo, la popularidad de la monarca entre la generación milenial (de 26 a 40 años) es del 65%. Entre los Baby Boomers (de 55 a 75 años), la aprobación es del 86%.
Isabel II, que cerró en 2021 su segundo annus horribilis, con la muerte en abril de su esposo, el duque de Edimburgo; una pandemia que la mantuvo recluida en Windsor; los quebraderos de cabeza ocasionados por su nieto Enrique y su esposa; y el escándalo de la acusación por abusos sexuales a su hijo, el príncipe Andrés; ha encarado el 2022 con una agenda intensa que sirve para recordar a los británicos que sigue al pie del cañón. Del mismo modo que predecesores suyos se ganaron el apelativo real, como Guillermo el Conquistador, Alfredo el Grande o Eduardo el Confesor, también la reina debería tener el suyo propio, sugirió el historiador de la realeza Hugo Vickers a la agencia AP. “Siempre he pensado que debería ser llamada Isabel la Inquebrantable. Sería el modo perfecto de describirla. Nunca esperó ser reina y, sin embargo, abrazó ese deber sin dudarlo”, asegura Vickers.
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