Queda menos de un mes para que llegue el verano, así que es el momento de conocer el remedio para refrescarse que se ha hecho viral en redes sociales. Es un remedio muy sencillo, que todo el mundo puede llevar a cabo para combatir el calor.
Se trata de la técnica del sitali y sitkari, las respiraciones de yoga para enfriar el cuerpo. Desde ‘Eme Yoga’ explican que los yoguis crearon esta técnica emulando sonidos y formas de la naturaleza, como las hojas que brotan o las serpientes que sesean.
Estas respiraciones de yoga consiguen reducir la temperatura corporal como por arte de magia. Además, tienen otros beneficios muy interesantes para la salud: alivian el estrés, generan sensación de saciedad, regulan el tránsito intestinal…
Respiraciones de yoga
Para poner en práctica la técnica del sitali y sitkari es fundamental adoptar una postura cómoda, con la espalda erguida y los hombros relajados. Lo más fácil es sentarse en el suelo en la postura del loto.
El ejercicio consiste en inhalar el aire por la boca y exhalar por la nariz con suavidad, soltándolo de manera silenciosa, lenta y pausada. Lo que se consigue es humedecer el aire cuando pasa por la lengua al inhalar, generando una sensación de frescor y alivio en el cuerpo.
En la etapa de inhalación, hay dos alternativas:
- Sitali: se hace un tubo con la lengua, como una pajita. Una vez la lengua se encuentra en esta posición, para inhalar el aire se saca la lengua hacia afuera y se inspira el aire con suavidad, hasta sentir que llena los pulmones. Luego, se exhala suavemente por la nariz.
- Sitkari: una respiración de yoga que consiste en juntar los dientes de arriba y abajo. Luego, se separan un poco los labios, de tal modo que la boca quede entreabierta. Se pone la lengua en el centro del paladar y se coge aire por la boca, dejando que pase por los dientes. Por último se exhala por la nariz.
Además de estas respiraciones de yoga, hay otros trucos para mantenerse fresco en los meses de verano. Los pies son muy sensibles al frío, así que uno de los remedios caseros más sencillos y efectivos es sumergir los pies en agua fría.
Del mismo modo que los pies, la parte posterior del cuello es sensible a los cambios de temperatura. Se puede meter una toalla húmeda durante unos minutos en el congelador y, cuando esté bien fría, envolverla alrededor del cuello.
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