Un grupo de investigadores comparte con Aristegui Noticias las pruebas de diez documentos cortesianos sustraidos del Archivo General de la Nación.
El saqueo de documentos mexicanos: un problema persistente que continúa amenazando el patrimonio nacional
Sebastián van Doesburg, Rodrigo Martínez Baracs, María del Carmen Martínez Martínez y Michel R. Oudijk.
En el mes de julio pasado llamó la atención de varios investigadores en Oaxaca y en Texcoco que la casa de subastas Morton ofreciera para su subasta del 21 de julio los lotes 34 y 147 que incluían catorce volúmenes de padrones que pertenecieron al archivo de la parroquia del Sagrario de la Catedral Metropolitana de México. Los investigadores dieron aviso a las autoridades del INAH y a la propia casa Morton, que retiró los lotes de la subasta. El 13 de julio la noticia apareció en Excélsior y en días siguientes en otros medios. Varios historiadores y la Academia Mexicana de la Historia se pronunciaron a favor de que los documentos fuesen restituidos al Archivo del Sagrario de la Catedral. Posteriormente, el 23 de julio, los lotes fueron entregados por la casa Morton al INAH en presencia de un funcionario de la Fiscalía General de la República. El arzobispado de México se dirigió a al INAH con el fin de que los documentos fuesen reintegrados al archivo de la Catedral.
El historiador Javier Eduardo Ramírez mostró que los padrones sustraídos aparecen en los microfilms grabados en la Catedral por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones) en 1961, pero ya no aparecen en el catálogo del Archivo del Sagrario que realizaron Óscar Mazín, de El Colegio de México, y Esteban Sánchez de Tagle, del INAH, publicado en 2009, pero trabajado desde la década de 1990. Por lo mismo, la sustracción se debió realizar entre los años sesenta y noventa. En manos del INAH o del Arzobispado, esperamos que los documentos estén a buen resguardo y que los drásticos recortes presupuestarios no lo impidan.
Sin embargo, aparte de este caso, existen evidencias de sustracciones recientes de documentos históricos mexicanos muy importantes que han salido del país y que han sido subastados a precios muy altos, lo cual muestra que se trata de un problema persistente, estructural y un negocio muy lucrativo, todo lo cual es lamentable e indignante, peligroso, y nos obliga a hacer públicos los detalles.
Un primer ejemplo a señalar es el del archivo de la diócesis de Texcoco. El 16 de abril de 2019 la galería Swann en Nueva York ofreció en una subasta cuatro lotes con libros procedentes del archivo de la diócesis de Texcoco. Se trata de libros de bautismos (Chimalhuacan, 1794-1799), de matrimonios (Teotihuacan, 1752-1757) y de defunciones (Ayapango, 1805-1816, y Chimalhuacan 1841-1849). Estos libros también fueron microfilmados en la década de 1960 cuando aún estaban en el archivo de la iglesia, por lo que es obvio que fueron robados en décadas recientes y transportados a los Estados Unidos en donde –al parecer– las casas de subastas no conducen ningún tipo de “due diligence” (comprobación debida) sobre la procedencia legítima de los documentos. El caso de los libros parroquiales de Texcoco fue denunciado a tiempo ante las autoridades mexicanas correspondientes, con pruebas fotográficas, pero los documentos fueron vendidos y no se supo más del caso.
Cabe subrayar que los mencionados microfilms fueron hechos por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, de los Estados Unidos, en el marco de un convenio de colaboración con el Estado y la Iglesia católica mexicana. Por lo mismo, el Archivo General de la Nación conserva copias de estos rollos, así como las catedrales mexicanas. Hoy en día, estos rollos, con unos 35 millones de registros parroquiales que van de 1560 a 1950, que fueron digitalizados, se encuentran disponibles para su libre consulta en línea. En ambos casos de robo de documentos eclesiásticos –monumentos históricos según la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos de 1972– fueron los registros en microfilm de los mormones, o sea los registros hechos hace seis décadas, que sirvieron para comprobar la procedencia ilícita de los documentos puestos en venta.
Pero, aparte de los casos anteriores, y lo que realmente es una vergüenza para el país, es el descarado robo y venta de documentos valiosísimos procedentes del Archivo General de la Nación al mismo tiempo que la UNESCO los estaba declarando Memoria del Mundo.
El 3 de marzo de 2018, durante una ceremonia en el Palacio de Minería de la Ciudad de México, los documentos del ramo Hospital de Jesús del Archivo General de la Nación, fueron declarados parte de la Memoria de Mundo por el comité mexicano encargado de seleccionar los acervos y colecciones que merecen tal distinción de parte de la UNESCO. Esta distinción era más que merecida: el mencionado ramo contiene los documentos depositados por Hernán Cortés y sus descendientes en el antiguo hospital, fundado por él en los años inmediatos a la toma de Tenochtitlan, y aún hoy en operación, aunque su archivo fue trasladado al Archivo General de la Nación en 1931. El ramo incluye los documentos más antiguos conservados en el continente americano, muchos de la mano del mismo conquistador.
Los que asistimos al evento no pudimos sospechar que en estos mismos años, en 2017, 2019 y 2020, se estaban vendiendo, en varias casas de subastas en los Estados Unidos (principalmente Swann, pero también Bonhams, Christie’s y Sanders), uno por uno, documentos de Hernán Cortés y su círculo inmediato, cortados y sacados de los expedientes del mismo ramo Hospital de Jesús del AGN. Estos robos, cuyos indicios se pueden observar hoy en forma de restos de hojas cortadas, arrancadas y carpetas vacías, debió haber ocurrido principalmente después de 2010, cuando varios de los documentos ahora faltantes, fueron fotografiados en el archivo por la Dra. María del Carmen Martínez Martínez de la Universidad de Valladolid, España, especialista en los documentos cortesianos. Los nueve documentos identificados proceden de diferentes legajos del ramo Hospital de Jesús del AGN. Algunos contienen la firma del primer marqués del Valle (Hernán Cortés) o del segundo marqués del Valle (Martín Cortés); otros se encontraban en algún proceso en los que estuvieron involucrados.
Hace unos días se anunció la subasta de un décimo documento robado, agendada para el próximo 24 de septiembre de este año, también en la Galería Swann. Ya se dio aviso a las autoridades mexicanas correspondientes y esperamos que se logre parar la venta de este documento y su devolución a México, así como la de los documentos ya subastados y de los robados pero aún no subastados.
Presentamos a continuación la relación de los nueve documentos cortesianos robados y subastados en 2017, 2019 y 2020, más el que ahora se ofrece, realizada por María del Carmen Martínez Martínez. A la izquierda aparecen las imágenes y datos de las subastas, a la derecha aparece la foto tomada por Carmen Martínez o, en su caso, la digitalización del AGN, y un resumen de su contenido. Al comparar las fotos se aprecia el deterioro de los documentos arrancados de sus legajos.
A la luz de lo anterior, por supuesto cabe preguntarse cuántos documentos más fueron arrancados, cortados y extraídos del ramo Hospital de Jesús en los últimos años. Al parecer, los responsables y encargados en el Archivo General de la Nación no estaban enterados del saqueo en curso cuando propusieron el ramo ante la UNESCO para su registro.
Casos como estos se repiten por doquier. Afortunadamente, algunos pueden ser parados con evidencia en mano, pero debemos reconocer que estamos ante un problema estructural de la protección del patrimonio documental de México por parte de las instituciones encargadas de su conservación, principalmente la Iglesia católica mexicana, el Archivo General de la Nación y el INAH, pero sin olvidar los archivos estatales. Es necesario avanzar, lo más pronto posible, en el registro digital de los acervos virreinales del Archivo General de la Nación y mejorar la cooperación eficiente con las instituciones en los Estados Unidos para la recuperación de los documentos identificados como robados.
Por supuesto esperamos que el caso del ramo Hospital de Jesús lleve a una investigación seria de los hechos al interior del Archivo General de la Nación y la identificación de los responsables de este descarado saqueo del patrimonio de los mexicanos. Que se revise exhaustivamente el ramo Hospital de Jesús para establecer cuántos documentos más han sido robados en los últimos años. Consideramos que es la obligación de la sociedad civil el llamar la atención sobre estos casos, pero también es la responsabilidad de las instituciones el proponer y llevar a cabo soluciones efectivas, por medio de la colaboración entre todos los interesados, incluyendo organizaciones como ADABI, las diversas universidades y el Consejo Honorario de la Memoria Histórica y Cultural de México, para frenar este saqueo de la memoria de México.
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