Nueva victoria del socialista António Costa y nuevo fracaso de las encuestas en Portugal. Con el 73% del voto escrutado, el candidato socialista ha ganado las elecciones con el 42,59% de los votos, que le colocaría cerca de la mayoría absoluta. A gran distancia se quedaría el Partido Social Demócrata (PSD, conservador), con el 30,6%. La igualdad descrita por las encuestas en los últimos días entre ambos candidatos se ha diluido el día de la votación. La distancia que les separa hace inviable que pudiera formarse una geringonça a la derecha si finalmente los socialistas no suman mayoría absoluta.
El cambio ya se intuyó con el sondeo a pie de urna de la Universidad Católica para la Radio Televisión de Portugal (RTP), que daba la victoria en las elecciones legislativas de Portugal al Partido Socialista, muy cerca de la mayoría absoluta, situada en los 116 diputados. Con la confirmación de estas estimaciones en el recuento oficial, el socialista António Costa (Lisboa, 60 años) afrontará su tercera legislatura con una situación mucho más cómoda en cuanto a sus propias fuerzas, aunque en un escenario más adverso a la derecha debido al avance de los ultras del Chega, la tercera fuerza con el 7,5% de los votos con el escrutinio al 77%. A título personal, el triunfo es un hito para Costa, que podrá convertirse en el primer ministro que más tiempo ha permanecido en el cargo desde la Revolución de los Claveles.
Los votantes han castigado duramente a los socios minoritarios que habían formado en 2015 la geringonça, el Bloco de Esquerda (BE) y el Partido Comunista Portugués (PCP). Ambas formaciones votaron en contra del Presupuesto de 2022 por discrepancias con el PS en materias como la subida del salario mínimo o el refuerzo del Sistema Nacional de Salud, y parecen haber sido responsabilizados por los electores. De confirmarse, el gran batacazo de la noche fue protagonizado por el Bloco, que se mantenía como tercera fuerza desde 2015, con 19 diputados. El partido ha sido superado por los ultras de André Ventura, que había presentado la superación del BE como uno de sus grandes objetivos, y también por la coalición entre comunistas y Los Verdes (CDU). Ni el Bloco ni la CDU llegaban al 4% de los votos.
Las encuestas apostaban por un gran empate entre Rio y Costa que las urnas han desdeñado. Con este resultado el escenario de Rio al frente del partido no es del todo tranquilizador, ya que es un avance en votos respecto a 2019 pero no porcentajes. En cualquier caso Rio dispondrá de un grupo parlamentario menos díscolo, ya que está formado mayoritariamente por afines, tras la marginación de muchos de los que apoyaron a su rival en las primarias, Paulo Rangel.
El bloque de la derecha ha experimentado grandes avances en su ala más radical. El partido de André Ventura, el Chega, está lejos de los porcentajes que el líder de extrema derecha había previsto, pero en cualquier caso es un avance notable para una formación creada en 2019. Su consolidación política acaba con la excepcionalidad portuguesa en Europa, donde ha sido uno de los últimos países en asistir al crecimiento de un partido de extrema derecha. También sube notablemente Iniciativa Liberal, que tenía ahora un solo escaño y que defiende posiciones ultraliberales en economía y liberales en derechos sociales. El único partido castigado en el bloque de la derecha ha sido el Centro Democrático Social (CDS), que de ser un partido de gobierno (ha participado en coaliciones con el PSD) podría quedar fuera del Parlamento.
La Cámara que saldrá de las urnas muestra tanto una profunda polarización como un gran pluralismo. El ala derecha se ha radicalizado más con el avance de Chega e Iniciativa Liberal, mientras que a la izquierda se ha moderado, con el retroceso de BE y PCP. António Costa salió a por la mayoría absoluta y cambió el discurso cuando vio que las encuestas le eran desfavorables. Sin embargo, parece que conectó con la voluntad de la mayoría de los portugueses, que han culpado de la crisis política a sus antiguos socios y le han concedido al PS una victoria más clara.
El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, dará 24 horas de respiro a los líderes políticos, a los que comenzará a recibir en el Palacio de Belém a partir del martes antes de anunciar a quien encargará la formación de Gobierno. La solución más frecuente es que se señale al candidato del partido más votado.
La fragmentación que han consolidado las urnas frustra en principio los deseos de Rebelo de Sousa para lograr un gobierno que no dependiese de bandazos parlamentarios. Esta fue una de las razones que le llevó a disolver la Asamblea de la República y convocar elecciones a mitad de legislatura. Después de votar en Celorico de Basto, un pequeño pueblo de 2.500 habitantes en el norte de Portugal, aseguró que no se arrepentía y que había disuelto la Asamblea con el apoyo mayoritario del Consejo de Estado. “Lo que está hecho, está hecho. Yo confío en los electores. Nadie tiene que tener miedo de los votos de los portugueses ni de la democracia”, señaló.
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