Para bien o para mal, Xavier Novell es una de aquellas personas que no dejan indiferente a nadie. En 2010, en su primera intervención como obispo de Solsona (Cataluña), el más joven de España en aquel momento (hoy tiene 52 años), pidió a los curas bajo su mando que le acompañaran “en la obra más extraordinaria que se haya visto en estas comarcas desde que fueran evangelizadas hace muchos siglos”. Novell combinó su ideario conservador —que contrasta con los movimientos de reforma del papa Francisco— con una personalidad rompedora. “Su nombramiento fue una sorpresa y su salida también es una sorpresa”, dice Fermí Manteca, rector de la parroquia de Torà (Lleida). Novell anunció este lunes una decisión inusual en la Iglesia católica: renunciaba al cargo por razones “estrictamente personales”.
El comunicado con el que la diócesis de Solsona hacía pública la renuncia precisaba que Novell se retira según el canon 401 del Código del Derecho Canónico. Este apartado indica que el obispo debe renunciar “si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo”. Que el Papa haya aceptado tan rápido su renuncia “es porque las razones son de peso”, explica Francisco Cardona, doctor en Derecho Canónico. “Es una decisión muy, muy sorprendente”, añade este abogado y procurador del Tribunal de la Rota —el tribunal de apelación de la Iglesia católica—.
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El obispado de Solsona no precisa si Novell padece alguna enfermedad grave, aunque sacerdotes de su diócesis consultados por EL PAÍS creen que no es el caso. También es extraordinario que un obispo renuncie por razones de salud; lo habitual es que se le dispense temporalmente de sus responsabilidades. Un ejemplo actual es el obispo auxiliar de Barcelona, Antoni Vadell, que sufre un cáncer de páncreas y, pese a ello, no ha presentado la renuncia. El Papa ya ha nombrado al obispo de Vic, Romà Casanova, como administrador apostólico temporal de esta pequeña diócesis de 51 curas y 139.200 habitantes. Novell pasa a ser obispo emérito.
Es poco común que el Papa acepte con tanta celeridad la renuncia de un obispo. Incluso los prelados que llegan a la edad de jubilación, los 75 años, en muchos casos son mantenidos en el puesto unos años más hasta encontrar a un relevo. El precedente más similar en España a la renuncia de Novell se produjo en 2019 en la diócesis de Ciudad Rodrigo: el obispo Raúl Berzosa, de edad similar a la de Novell, se retiró también alegando razones personales. Poco después se supo que fue investigado por “comportamiento inmoral” y malversación de fondos. Las acusaciones fueron desestimadas. Berzosa publicó en 2020 un libro en el que relataba el calvario por el que pasó. “A veces, por no herir a personas o no ser firme con ellas, he cedido ante el mal y la maldad, nunca en máxima gravedad, incluso tapándolo con medias verdades o falsas argumentaciones”, escribió Berzosa, según recogió la revista de la Archidiócesis de Bogotá, donde el clérigo español fue destinado.
Algunas enemistades
Novell se ha labrado enemistades. Él mismo lo reconocía en 2013 en una entrevista en TV3: “Hay gente que me tiene clasificado, que no me aprecia, no me quiere. Pero es inevitable en una persona pública”. Novell ha aplicado una transformación profunda en la estructura de la diócesis, suprimiendo los arciprestados y concentrando las parroquias en 12 unidades pastorales. Estas están controladas por sus más fieles, asegura Eduard Ribera. Este párroco, de tendencia más progresista, fue cesado por Novell como arcipreste de La Segarra (Lleida) por verter opiniones críticas con la jerarquía eclesiástica. Ribera afirma que en los dos últimos años se había especulado con que el Vaticano apartaría a Novell de Solsona, nombrándolo obispo de Ibiza.
Jaume Pubill, antiguo sacerdote, también había oído los rumores de este destierro. “Él fue vicario en mi parroquia. Era un buen joven, pero volvió cambiado de sus estudios en Roma; allí fue enviado por el obispo Jaume Traserra, su valedor”, dice Pubill. “Ha querido hacer su capillita y no es una persona querida”, añade este crítico del ahora obispo emérito.
“En la curia de Solsona ha creado su grupo, todo son mujeres. Si fuera una diócesis grande, hace ya tiempo que lo habrían echado”, afirma Ribera. Él y el párroco Manteca critican que en ocasiones ha actuado de forma irracional. Ribera cita una conferencia en la que Novell aseguró que gracias a su plan pastoral, en cinco años multiplicaría por 10 los feligreses. Manteca recuerda que fue especialmente polémica una misa que ofició en la catedral de Solsona y a la que invitó a un cura y sanador canadiense, “una especie de chamán”, para realizar exorcismos entre los asistentes mediante la imposición de manos. Novell se ha declarado admirador del mediático y reformador sacerdote canadiense James Mallon.
En aquella entrevista en la televisión pública catalana de 2013, Novell apuntaba que otros obispos le habían recomendado que no se prodigara tanto en los medios de comunicación. Fueron sonadas sus intervenciones a favor de la independencia de Cataluña —algo que, por otro lado, suscriben la gran mayoría de fieles y sacerdotes de Solsona—. En 2017, cuando ya se había retirado de los focos, protagonizó otro entuerto: escribió que la homosexualidad es consecuencia de la “ausencia simbólica, desviada, difuminada de la figura del padre”. Su último escrito pastoral, del mes de julio, incide en la idea de la ausencia de la figura paterna en la sociedad.
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