Todo el mundo se imagina el Parque de Yellowstone como un paraje idílico en el que la naturaleza inunda cada uno de los rincones. Un lugar cuidado de forma ejemplar en el que la fauna, la flora y los seres humanos conviven sin ningún tipo de problemas. Lo que seguramente no te imagines es que debajo de este entorno se encuentra el mayor supervolcán del mundo. Una formación que parecía mucho menos pequeña hasta ahora, ya que la cámara magmática 2,5 veces superior a lo que los científicos tenían entendido. Te lo contamos.
El gigante dormido
El supervolcán de Yellowstone puede definirse como un gigante dormido que está cada vez más cerca de abrir los ojos. Basándonos en el estudio de la Universidad de Utah publicado en 2013, nos damos cuenta que esta espectacular formación es mucho más grande de lo que se había determinado anteriormente. Un estudio fundamentado en la velocidad de desplazamiento de las ondas sísmicas a través del suelo que han alertado a los investigadores. Según determinan los sismógrafos, la cavidad magmática es 2,5 veces más grande de lo esperado. Todo un descubrimiento que genera nuevas hipótesis de los posibles daños que podría generar este supervolcán.
Con una extensión de 90 kilómetros de largo y 30 de ancho, la cámara magmática de Yellowstone se enmarca como la más grande del mundo. Una especie de recipiente natural que se sitúa a más de 2 kilómetros de profundidad y que, de momento, no genera ningún tipo de riesgo para los visitantes del parque.
El tiempo se agota
Según las investigaciones, solo se conocen tres grandes erupciones por parte de este supervolcán. La última fue hace unos 650.000 años por lo que el riesgo de volver a desprender lava en la actualidad es bastante bajo. Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad de Arizona ha demostrado que el volcán entro en erupción la última vez a causa de dos flujos de magma fresco que se ubicaban debajo de la enorme cavidad. Una nueva situación que lo altera todo y que mantiene al volcán de Yellowstone más activo que nunca, ya que estos cambios suelen producirse en cuestión de décadas. «Es impresionante lo poco que tarda un sistema volcánico en pasar de estar inactivo a estar al borde de la erupción», declaró la coautora del estudio Hannah Shamloo al New York Times.
Por el momento, científicos de todas partes del mundo están trabajando para descifrar de una vez por todas cuáles serán las fechas aproximadas en las que el volcán pueda entrar en erupción. Cabe destacar que Yellowstone se enmarca como uno de los volcanes más controlados del mundo. Que no cunda el pánico, ya que cualquier alteración será captada por los sensores y satélites con la finalidad de que no entrañe ningún peligro para la población.
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