El juez Sergio Moro fue parcial al juzgar y condenar al expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva por corrupción en dos casos de la megainvestigación Lava Jato. Así lo ha decidido este martes el Tribunal Supremo tras una vista en la que cinco de sus jueces han terminado de analizar el asunto y que ha concluido con una votación de 3-2 en favor de un recurso presentado por el fundador del Partido de los Trabajadores (PT). Los magistrados han dado la razón a Lula en un recurso que presentó en 2018, cuando Moro aceptó entrar en el Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro como ministro de Justicia. El fallo podría tener consecuencias en otros casos de la Lava Jato que llevaron a la cárcel a políticos y empresarios de Brasil.
Este es el segundo asalto que Lula le gana a Moro en pocas semanas después de que un magistrado del alto tribunal anulara de manera inesperada las dos condenas contra Lula, que sumaban más de 20 años de prisión, y le permitiera regresar al ruedo político. El izquierdista pasó más de un año encarcelado tras ser condenado por corrupción y blanqueo de dinero. Siempre reivindicó su inocencia.
Es un fallo que reescribe la historia de la operación Lava Jato y de su impacto político. Lula no pudo presentarse a los comicios que en 2018 ganó Bolsonaro porque fue inhabilitado por las condenas de cárcel.
El voto que ha inclinado la balanza a favor de Lula ha sido el de la jueza Carmen Lucia Antunes Rocha. “Toda persona tiene derecho a un juicio justo, ajustado al procedimiento y la imparcialidad del juez”, ha recalcado la jueza.
La revelación de los mensajes intercambiados por el juez Moro con los fiscales del caso, revelados por The Intercept Brasil y publicados entre otros medios por EL PAÍS, revelaron una cercanía y unas relaciones impropias entre ellos que erosionaron aún más la imagen de imparcialidad del juez, que ya había quedado gravemente dañada cuando aceptó la invitación de Bolsonaro para ser ministro.
El Supremo ha retomado este martes la vista del caso. Quedaba pendiente por votar solo uno de los cinco magistrados después de que en la última sesión terminara con un empate 2-2. El quinto, Kassio Nunes, ha votado esta tarde a favor de Moro. Es decir, que el juez había actuado de manera imparcial respecto a Lula. Pero las normas del alto tribunal permiten a los togados a cambiar un voto que ya han emitido. Y la jueza Antunes Rocha ha cambiado su primera decisión para inclinar la balanza contra el juez retirado Moro y en favor del hombre que gobernó Brasil entre 2003 y 2011.
En estos términos ha explicado Antunes Rocha los motivos para que la han llevado a modificar su voto. “El asunto estaba decidido, pero no con los contornos que tenemos en este momento”. Y ha añadido: “Estoy tomando en cuenta lo probado por el demandante (…) pero eso no quiere decir que emita un juicio sobre la lucha contra la corrupción, que es importante y no se puede detener”.
El fallo supone en cualquier caso un golpe demoledor para la Lava Jato, una investigación que nació en Brasil. Sus revelaciones supusieron la entrada en la cárcel de políticos y empresarios, algo impensable hasta entonces. Y tuvo un poderoso efecto dominó en países de la región como Perú o ahora México, donde todavía se sienten los efectos de las revelaciones por el pago sistemático de sobornos.
Pero los tiempos han cambiado en Brasil. Bolsonaro, un mandatario que ascendió a la presidencia a lomos de una ola de indignación contra la corrupción, ha logrado ahora que el equipo investigador heredero de Moro sea desmantelado mientras él mismo, para salvarse de las peticiones de impeachment, se echa en brazos de caciques de la vieja política que querían aguar la investigación.
La noticia se ha conocido poco antes de que Brasil superara por primera vez el umbral de 3.000 muertes en un día. Las 3.251 contabilizadas en las últimas 24 horas convierten este martes en el día más letal de la pandemia mientras los hospitales siguen colapsados y no se vislumbra nada que mejore la situación a corto plazo porque la vacunación avanza aún lenta.
La decisión es a la vez un duro golpe a cualquier aspiración de Moro de concurrir a unas elecciones que pudiera tener. De todos modos, el antiguo juez perdió mucho de su aura al abandonar el Gobierno de Bolsonaro tras poco más de un año de ejercer de su ministro de Justicia. Moro dimitió tras acusar al presidente Bolsonaro de interferir en la policía con el fin de proteger a sus hijos de diversas investigaciones. Ante la tesitura de elegir entre el militar retirado o el antiguo juez, la mayoría de los bolsonaristas dieron la espalda a Moro.
El horizonte político de Lula se despejó notablemente cuando sus dos condenas fueron anuladas el pasado 8 de marzo. Pero aquel fallo no exculpaba al líder del PT, sino que dictaminaba que los casos fueran trasladados a un juzgado del Distrito Federal porque el juez Moro no tenía competencias para juzgarle. Ahora queda por ver si el magistrado que asuma el caso, acepta todo el material recabado por Moro en la investigación o no. Si lo hiciera, podría dictar sentencia sin demasiada demora. Pero para quedar fuera de las elecciones de octubre de 2022 Lula tendría que ser condenado en primera y también en segunda instancia, cosa poco probable en ese plazo. Bolsonaro ya ha expresado su intención de buscar la reelección.
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