el trabajo soñado de un físico japonés

En la era digital es muy frecuente descubrir nuevos negocios que podrían llegar a ser los trabajos del futuro. Aunque el negocio de Shoji Morimoto no sabemos si se podría considerar trabajo, o más bien, la antítesis del trabajo.

Aunque aquí en Europa comienza a hacerse un poco más conocido, lo cierto es que Shoji Morimoto es toda un celebridad en Japón. Cuenta con más de 200.000 seguidores en redes sociales y se ha convertido en un auténtico reclamo como líder de opinión.

Compañía

El negocio de Morimoto es bien sencillo: se alquila para compartir momentos con gente o no hacer nada.

No se trata de un servicio de carácter sexual, es simplemente un hombre de compañía literalmente hablando. Morimoto se alquila para realizar actividades cotidianas, hablar o compartir un café. Todo lo que le sugieran, sin sexo de por medio.

Morimoto no cuenta con página web pero sus servicios son variados. Se limita a hacer todo lo que sus clientes demanden. Estos a cambio pagarán 80 euros por día de compañía y las dietas y gastos que valgan sus desplazamientos.

Sus principales servicios los podemos encontrar en Twitter la plataforma con la que trabaja. Los clientes solo tienen que enviar un mensaje privado y contactar con él para explicarle el servicio.

Durante una entrevista para BBC,  detalló lo que debe pagar el cliente, pero dejó claro que sus servicios no van más lejos de los de «comer, beber y dar respuestas simples».

De ingeniero a empresario

Durante su vida, Shoji Morimoto estudió Ingeniería Física pero descubrió que aquello no era lo que mejor se le daba y tampoco le interesaba demasiado.

Su idea nació de las ideas de filósofos como Nietzsche, cuando pensó que quizás no se le daba bien hacer cosas.

Por eso montó este particular negocio de ganarse la vida sin hacer nada.

Cuando habló para BBC, Morimoto aseguró que recibía dos llamadas al día y proposiciones de todo tipo.

Según el propio empresario japonés, lo que más hace es acompañar a gente que no quiere ir sola a hacer la compra al supermercado. Pero también lo han llamado para dar su opinión sobre algún proyecto o despedir en una estación de tren a una persona que se mudaba de ciudad.

En su negocio todo tiene espacio mientras que no tenga que hacer nada. ¿Podría tener recorrido este tipo de negocio en España?.

 




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