En una resolución de calado político en vísperas de las elecciones del próximo martes, el Tribunal Supremo de Israel ha prohibido este miércoles las restricciones a la entrada al país de ciudadanos y residentes impuestas por el Gobierno para contener la propagación de nuevas variantes de la covid-19. Los magistrados del Alto Tribunal consideran además inconstitucional la pretensión de limitar la salida de las personas no vacunadas, que también dejará de estar en vigor este domingo. “Israel es el único Estado democrático en el que el derecho de sus ciudadanos a acceder a su propio país se estaba restringiendo de forma tan amplia”, indicaron los jueces en su resolución.
A finales de enero, el Gobierno ordenó el cierre del aeropuerto Ben Gurion, en el área de Tel Aviv, que constituye la principal y casi exclusiva puerta de entrada a Israel. Las autoridades solo permitieron el acceso para casos humanitarios y de interés público previamente aprobados por un comité administrativo, lo que de hecho implicó echar el cerrojo al Estado judío. Tras las protestas de los familiares de miles de ciudadanos que habían quedado varados en el exterior —y las críticas de la oposición a una medida que impedía el regreso de potenciales electores— el Ejecutivo reabrió las puertas de la terminal área hace 10 días con un sistema de cupos de viajeros. Primero fueron aceptados 2.000 diarios, hasta alcanzar los 3.000 poco después.
“Es necesario que exista un equilibrio entre el peligro que puede suponer la infiltración de una variante desconocida del coronavirus y el derecho fundamental de ciudadanos y residentes (a la libre circulación)”, concluye el Tribunal Supremo al resolver la petición de amparo judicial planteada por la organización Movimiento por la Calidad de la Democracia. Los magistrados han rechazado la argumentación del Gobierno de que resultaba difícil controlar el cumplimiento de la cuarentena de aislamiento de un número de viajeros muy elevado, y que por ello se instauró un sistema de cuotas diarias.
La resolución no es de aplicación a los extranjeros: el turismo y los viajes de negocios están vetados en Israel desde hace más de un año. Los ciudadanos y residentes que regresan deben presentar una prueba PCR negativa inmediatamente anterior a su viaje y someterse a otra a su llegada al aeropuerto Ben Gurion. Si ya han sido vacunados pueden entrar sin restricciones al país después de las pruebas. En caso contrario, deberán pasar una cuarentena de hasta dos semanas.
En una medida adoptada en paralelo a la decisión judicial, la Kneset (Parlamento) ha aprobado también este miércoles someter a vigilancia digital a todos los recién llegados, para verificar que cumplen la orden de cuarentena mediante la colocación de pulseras electrónicas y de aplicaciones en los móviles. Quienes rechacen estos dispositivos deberán ingresar en hoteles situados bajo control de las autoridades.
Israel ha gastado 600 millones de euros hasta ahora en la adquisición de vacunas para sus 9,2 millones de habitantes, una partida que incluye la adquisición de 15 millones dosis de la fabricada por Pfizer y BioNTech, la única con la que ha sido inmunizada por el momento cerca de la mitad de su población. Esta información, facilitada por el Ministerio de Sanidad a un comité de Kneset, viene a confirmar que el Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu pagó un precio por dosis más elevado —entre 40 y 20 euros, según estimaciones de la prensa hebrea— que los 16,2 euros atribuidos a Estados Unidos por The Washington Post y los 12,3 euros desvelados por un alto cargo belga en la Unión Europea. Netanyahu reconoció que se habían abonado primas a los laboratorios y aceptado compartir datos médicos de los pacientes a fin de acelerar la campaña de vacunaciones.
Primeras vacunas de la OMS para Palestina
En los vecinos territorios palestinos, mientras tanto, este miércoles han llegado también los primeros envíos de vacunas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través del mecanismo de distribución gratuita Xovax para países empobrecidos. El Ministerio de Sanidad de la Autoridad Palestina recibió en Cisjordania cerca de 62.000 dosis de Pfizer y AstraZeneca, de las que una tercera parte serán reenviadas a la franja de Gaza. Las partidas de AstraZeneca quedarán paralizadas hasta que la OMS se pronuncie definitivamente sobre la seguridad de su utilización. Los 5,2 millones de palestinos solo habían recibido hasta ahora 2.000 dosis de Moderna, donadas por Israel, y 20.000 de Sputnik V, entregadas por Rusia, en Cisjordania, así como 60.000 de Sputnik V donadas por Emiratos Árabes Unidos, en Gaza.
Mientras Israel se dispone a concluir este domingo la desescalada de las últimas restricciones sanitarias, con la reapertura de discotecas y piscinas, en un práctico regreso a la normalidad previa a la pandemia, en varias provincias de Palestina rige aún el confinamiento. Los hospitales de Cisjordania, territorio ocupado por Israel desde 1967, se están viendo colapsados por el ingreso de nuevos infectados graves por coronavirus.
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