Este verano está siendo muy atípico por eso de que, debido al coronavirus, no se puede apenas salir de España y, sin embargo, está dejando momentos muy buenos. Ante la imposibilidad de hacer viajes internacionales son muchos los que están apostando por los destinos nacionales, descubriendo rincones cargados de encanto, un clima de ensueño y una gastronomía que por algo es famosa a lo largo y ancho del mundo. Tras unas semanas de lo más estresantes en ‘Sálvame’, donde suele estar con la guardia en alto, Lydia Lozano ha decidido hacer un parón y está disfrutando de unos días de descanso muy merecido.
Podría haberse ido a casi cualquier rincón de la geografía española, pero la periodista y su marido, Charly, han optado por alquilar uno de los yates más lujosos el país, el ‘Tumberry’, un barco con mucha historia en el que están disfrutando del Mediterráneo como nunca. La embarcación está considerada como una de las más exclusivas de las aguas patrias y es que está valorada en nada menos que 7 millones de euros.
Antes de ser un yate de alquiler, el ‘Tumberry’, que tiene nada menos que 49 menos de eslora, perteneció al empresario Fernando Fernández Tapias, que en él navegó muy bien acompañado de su mujer, Nuria González, y de amigos de la talla de José María Aznar y Ana Botella o la misma Isabel Preysler. Por aquel entonces tenía otro nombre, ‘Nufer’ un juego de palabras compuesto por la primera sílaba del nombre de sus dueños, Nuria y Fernando.
Sin duda, pasaron muy buenos ratos en su cubierta, pero al final decidió colgarle el cartel de ‘se vende’. Su próximo dueño también es un hombre muy conocido, el empresario gallego Juan Carlos Rodríguez Cebrián, sobrino de Amancio Ortega. El coruñés volvió a bautizar al barco, que desde entonces ha surcado las aguas bajo el nombre de ‘Tumberry’.
Parecía que este ‘romance’ iba a durar, pero con la llegada de 2015 Rodríguez Cebrián decidió deshacerse de él y se lo vendió a un empresario chino, que le hizo un gran lavado de cara y comenzó a alquilarlo por temporadas.
Ahora es Lydia Lozano la que disfruta del lujo del yate, que tiene dos suites, cuatro camarotes con sus baños, cocina, comedor, sala de juegos, lavandería, varias estancias para la tripulación, y diferentes terrazas. Con tanto lujo, normal que la colaboradora de ‘Sálvame’ tenga una sonrisa permanente en la cara y es que no todos los días uno puede disfrutar de una de las mejores vistas del mundo en un yate que lo tiene todo para ser perfecto.