El turismo sigue en caída libre. Lo estaba en julio, pese a la vuelta del turismo interior y exterior con la reapertura de fronteras, según han confirmado todos los datos publicados por los organismos oficiales en las últimas semanas. Este lunes ha sido el turno de la Encuesta de ocupación en alojamientos turísticos extrahoteleros del Instituto Nacional de Estadística (INE), que recoge un descenso del 49,9% de las pernoctaciones y una bajada del 39,7% de viajeros. Una caída importante, aunque menor que la de los hoteles en el mismo mes. Por segmentos, el turismo rural es el único que se salva de la quema. En su conjunto, solo se anota una bajada de las pernoctaciones del 9,98%. Y si se mira el desempeño de los residentes en España, julio ha sido excepcional y mejora el mismo mes del año anterior en un 18,71% las pernoctaciones realizadas.
A nivel general hay una mejora respecto a junio, aunque resulta engañosa. Esta subida mensual se produce porque entonces España estaba acabando las fases de desescalada, las fronteras estaban cerradas y el movimiento turístico en el país y en el mundo era casi nulo. De ahí que la comparativa que se deba realizar sea respecto a julio del año anterior, lo que arroja unos datos catastróficos se mire por donde se mire. Había la esperanza de que el sector turístico, vital para la economía española, se recuperase con cierto vigor en los meses de verano. Pero se ha visto que se trataba de una quimera. Para agosto se esperan también malos datos, especialmente por la aparición de cada vez más rebrotes en España y por las restricciones o advertencias de países como el Reino Unido, Francia y Alemania a viajar por el país.
El número de establecimientos extrahoteleros abiertos en julio ―apartamentos turísticos, campings, alojamientos de turismo rural y albergues turísticos― fue de 127.553, según el INE. Esto es una bajada del 29% de alojamientos abiertos que en el séptimo mes de 2019. Si se mide la apertura en número de plazas, también se registra un descenso aunque menos acusado: hubo 1.347.477 plazas ofertadas, un 19,8% menos de las que había un año antes.
Por número de viajeros, casi tres millones (un 39,7% menos que en el mismo mes de 2019) se alojaron en julio en establecimientos extrahoteleros. Estos realizaron 9,9 millones de pernoctaciones, un 40,9% menos que un año atrás. Algo más de la mitad de estas pernoctaciones se produjeron en campings, que también han vivido un buen julio: no han conseguido tasas de crecimiento entre los residentes en España, pero han registrado una caída mínima del 1,45% en número de viajeros y del 11,44% en pernoctaciones.
Esta reacción de los campings sigue la línea marcada por el turismo rural, que ha ganado incluso en número de pernoctaciones de los residentes en España. Algo que ha logrado casi con el mismo número de viajeros (387.426, un -0,71%) que en julio del año anterior. De esta forma, se constata que una parte destacada de la tarta del turista nacional, que es lo poco que ha habido ante el desplome del turismo extranjero, ha buscado espacios naturales, abiertos y con poca saturación para disfrutar de un verano marcado por el coronavirus y la crisis sanitaria.
Todo esto demuestra también que, como se anunciaba desde el sector durante las fases de desescalada, este verano iba a ser aciago para el sector turístico porque el cliente principal iba a ser el residente en España. Y eso supone perder muchos millones de turistas extranjeros y miles de millones de euros que gastaban principalmente en zonas del litoral del país, muy castigadas por esta pérdida. Así, pese a la apertura de fronteras exteriores en julio, los viajeros residentes en España han sostenido en mayor medida la actividad en los establecimientos extrahoteleros (1,9 millones, frente a los casi 400.000 no residentes), lo que se refleja también en el volumen de pernoctaciones (7,5 millones de residentes, frente a 2,4 millones de no residentes). En porcentaje, el desplome ha sido muy desigual entre los viajeros residentes en España y en el extranjero: entre los nacionales bajaron las pernoctaciones un 19,4%, mientras que entre los no residentes el hundimiento fue del 77%.
En el acumulado del año, al igual que el sector en su conjunto, los establecimientos extrahoteleros firman un desplome notable: entre enero y julio han registrado 26,2 millones de pernoctaciones, un 61,7% menos que en el mismo periodo de 2019.
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