El turno de los jóvenes que crecieron con Evo Morales

Jóvenes protestan en Cochabamba contra el resultado electoral en octubre de 2019.
Jóvenes protestan en Cochabamba contra el resultado electoral en octubre de 2019.Andrés Rodríguez

La primera vez que Elber Iscayrramani emitió su voto para elegir a un presidente de Bolivia tenía 20 años. Mantiene un recuerdo agridulce de esa experiencia. Los comicios, que se realizaron hace casi un año, quedaron invalidados debido a acusaciones de fraude contra el entonces partido de Gobierno y derivaron en una crisis política que resultó en la renuncia y posterior exilio del expresidente Evo Morales. Bolivia vuelve a las urnas este domingo 18 de octubre. Iscayrramani tiene 21 años ahora y, al igual que muchos jóvenes, al único mandatario que tiene en su imaginario político es al líder cocalero, que permaneció en el poder por casi 14 años. “Como ciudadano la responsabilidad que tengo es demasiado grande, no estamos yendo a las urnas a elegir una persona o candidato, estamos yendo a elegir el destino de nuestro país”, afirma el joven.

Nacido en Bulo Bulo, localidad que forma parte del trópico cochabambino –bastión político de Morales–, Iscayrramani salió a defender el voto rural durante los conflictos y enfrentamientos que se produjeron entre afines al Movimiento al Socialismo (MAS) y detractores del expresidente. Recuerda que mientras permanecía en un punto de bloqueo, pidiendo respeto a la whipala y el retorno de quien fue el primer gobernante indígena de Bolivia, fue detenido por un grupo de civiles con una escopeta apuntándole a la cabeza. Dice que el conflicto postelectoral fue un momento “muy duro”, pero como jóvenes de las organizaciones sociales tuvieron que salir a defender lo que creían que es cierto, su causa, su identidad. “Los cambios que han pasado en los últimos 14 años han sido para bien. Ha sido un cambio necesario”, dice Iscayrramani.

Según datos del Órgano Plurinacional Electoral, hay más de siete millones de votantes habilitados para votar este año. Más de un millón y medio son jóvenes de entre 18 y 25 años, de los cuales 250.805 sufragarán por primera vez.

Alejandra Herbas, estudiante universitaria de 22 años, asegura que el respeto a su voto y su derecho a decidir es algo que valora mucho. La irregularidad en los resultados de los comicios del pasado año la llevó a participar en las protestas, ya sea bloqueando calles o sumándose a las marchas. Sin embargo, a casi un mes de que se cumpla un año de la gestión del Gobierno interino de Jeanine Áñez, admite sentirse “decepcionada” por quienes tomaron las riendas del país. Lo más significativo en este sentido, según explica, fue el anuncio de su candidatura mientras aún estaba en la presidencia, a pesar de que previamente había afirmado que su mandato era transitorio. Finalmente, Áñez se hizo a un lado debido a su escasa proyección en las encuestas para no perjudicar a los candidatos que enfrentan al MAS.

“Tenía esas ganas de hacer un cambio positivo, confiar en la gente, pero poco a poco ves intereses personales o manejo de poder de grupos en los que confiaste. Fue cuando sentí que no había valido la pena todo el trabajo. Su candidatura arruinó mucho la percepción para mí, porque fue un ‘es lo mismo que los demás’, personas que buscan su propio beneficio y sus intereses”, agrega Herbas.

Mateo Crespo tiene 18 años y esta será su primera elección. Creció con Morales como el único presidente al que recuerda y tiene sentimientos encontrados hacia el MAS. Admite que su familia estuvo a favor del partido del expresidente, pero que sus acciones o intenciones no fueron más que “politiquería, por pura pretensión de la más ruin para ganar puntos”. Critica con dureza la gestión del anterior Ejecutivo y sus desaciertos, ya que ha permitido a grupos ultraconservadores y a sus candidatos, como Luis Fernando Camacho y Chi Hyun Chung, entrar en la contienda política.

“Ahora, toda Bolivia piensa que el MAS es extrema izquierda y que irse al lado completamente opuesto, que parecer ser Camacho, es buena idea. Nuestro país siempre fue muy conservador, pero ahora, con la máscara falsa liberal y progresista del Evo, solo hicieron que los conservadores de este país se sientan más seguros de que ya nada más funciona y demos pasos atrás como sociedad”, precisa Crespo.

Iscayrramani es militante del MAS, pero también hace un ejercicio de autocrítica respecto a los desaciertos que tuvo el anterior Gobierno durante su tiempo en el poder. Menciona la represión violenta contra las personas con discapacidad que pedían un subsidio o contra los indígenas de tierras bajas que se oponían a la construcción de la carretera en el Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS). “Un error garrafal ha sido no respetar el referéndum del 21 de febrero [consulta que rechazó modificar la Constitución para permitirle a Morales postular por cuarta vez consecutiva]. Aunque previo a ese referéndum hubo una gran campaña de desinformación, tal vez una solución pacífica pudo ser llamar a una nueva consulta. El gobierno se equivocó. Tenemos que reflexionar respecto a nuestros errores por el bien de nuestro país. Sin afectar o hacer daño al otro que piensa diferente”, dice Iscayrramani.

La “política de las emociones”

María Teresa Zegada, doctora en Procesos Sociales y Políticos en América Latina y miembro de la Red de Politólogas, hace una lectura sobre las elecciones y los jóvenes. Considera que este proceso electoral no los motiva, pero tienen claro lo que quieren hacer con su voto. Dice que están movilizados por lo que llama “la política de las emociones”. “Los jóvenes están movidos por la indignación respecto a Evo Morales y las cosas que saben de él y de su Gobierno, la bronca, la necesidad de que no vuelva. Por el otro lado, los jóvenes afines al MAS están pensando mucho en la bronca contra el racismo, contra este Gobierno tirano-autoritario”, precisa Zegada.

La también socióloga explica que una constante de los jóvenes es el rechazo a la política tradicional, a los partidos, a los liderazgos, al Gobierno. Dice que muestran una “desconfianza total” y están buscando otras maneras de hacer política y no por ello son indiferentes a los temas críticos del país.

Los jóvenes coinciden que a quien llegue al poder le espera un “futuro incierto”, con mucha polaridad y conflictos. Crespo dice que quien esté a cargo del país tendrá la tarea de unir a todas las partes de Bolivia, ya que tras el mandato de Morales el país quedó herido y dividido. “El nuevo Gobierno va a tener muchos desafíos, en especial en la parte económica y política. Tiene que tratar de convencer a todos los sectores y atender sus necesidades y los problemas que tienen, cosa que lamentablemente el Ejecutivo de Jeanine Áñez no ha cumplido”, dice Iscayrramani.


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