En la cocina tenemos multitud de utensilios, algunos de los cuales utilizamos a diario y otros que tenemos ahí por si acaso. Pues bien, hay uno en concreto al que no le estamos dando el uso que deberíamos. Se trata del pelador que, tal y como su propio nombre indica, utilizamos para pelar zanahorias, patatas, calabacines… Es fantástico para quitarle la piel a las frutas, verduras y hortalizas de manera mucho más rápida y sencilla que con un cuchillo.
Usos adicionales del pelador
Lo que no sabemos es que el pelador tiene otros muchos usos que nos pueden venir muy bien en nuestra vida diaria. Pensándolo bien, el pelador, además de para pelar, sirve para todo aquello que queramos laminar, como la mantequilla.
Las tostadas con mantequilla son uno de los desayunos más populares entre mayores y pequeños. Lo que solemos hacer es untar la mantequilla en el pan de molde con un cuchillo nada más sacarla del frigorífico.
Para facilitar esta tarea, simplemente tenemos que laminar la mantequilla con el pelador. Luego, colocamos un par de láminas sobre el pan de molde caliente y solo tenemos que esperar a que se vayan derritiendo.
Podemos hacer lo mismo con una cuña de queso. Si queremos añadir unas lascas de queso en la ensalada, en lugar de comprar queso en porciones, que es mucho más caro, podemos laminar una cuña con el pelador. Las láminas quedarán perfectas, así que también es una muy buena idea para presentar el plato si tenemos invitados en casa.
Ocurre igual con las virutas de chocolate. Si vamos a preparar un bizcocho o queremos añadir un poco de chocolate a un yogur o un bol de frutas, simplemente tenemos que coger una tableta de chocolate e ir sacando virutas con el pelador.
La cebolla es un alimento muy beneficioso para la salud y con múltiples usos en la cocina. Cortarla en juliana requiere de un poco de práctica, así que para que esta tarea nos resulte más sencilla podemos utilizar el pelador.
Otro de los usos que le podemos dar es para obtener cintas de verduras, lo que se conoce como falsa pasta. Funciona solamente con verduras duras y que tengan un formato alargado, como la zanahoria o el calabacín. En crudo o con un salteado, la verdura adquiere un sabor exquisito en platos que se pueden tomar tal cual o combinándolos con pasta. Merece la pena probarlo.
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