El volcán de Cumbre Vieja, en la isla de La Palma, no solo mantiene la misma fiereza tras la llegada de la lava al mar, sino que en las últimas horas ha incrementado su explosividad y la lluvia de cenizas, según han confirmado fuentes del Instituto Geográfico Nacional (IGN). Advierten de que se están generando explosiones en la vertiente norte del cono principal. Esta nueva situación podría causar derrumbes en el cono a corto plazo, algo que entra en las previsiones de los científicos desplazados a la isla. En este sentido, la vulcanóloga del Instituto Geográfico Nacional María José Blanco ha explicado este jueves en rueda de prensa que la morfología del cono “ha cambiado y puede seguir cambiando”.
El Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) no ve, de hecho, evidencias de que “la dinámica del proceso eruptivo sea estable”, según advertía este miércoles. Por ello se mantienen las zonas de exclusión marítima y terrestre y la evacuación de los vecinos.
“No es un río”: la lava puede dispersarse en otras direcciones aunque ahora fluya hacia el mar
Mientras, la erupción sigue aumentando la superficie de la isla. “La colada que ha alcanzado al mar mantiene un caudal continuo fuerte en forma de cascada”, ha explicado Blanco. Así, la desembocadura de la lava en lo que solía ser la playa del Guirre se extiende ya hasta las 17,2 hectáreas, con lo que ha crecido tres veces respecto a los datos oficiales del mediodía del martes. Es una superficie tan grande como para poner encima ocho veces la Mezquita de Córdoba (2,3 hectáreas). La profundidad de la lava vertida al mar alcanza ya los 24 metros, según los datos del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por riesgo volcánico en Canarias (Pevolca). El resto de coladas están prácticamente inactivas.
Según explica el geólogo marino Juan Tomás Vázquez, del IEO-CSIC, “la colada va variando de altura según va creciendo, las zonas con mayor espesor muchas veces colapsan y eso hace que el frente del delta siga avanzando tanto frontal como lateralmente”, informa Javier Salas. A bordo del buque científico Ramón Margalef, Vázquez detalló a última hora que el delta de lava generado por la llegada de la colada, también conocido como isla baja o fajana, “se sitúa ya sobre la antigua cota batimétrica de 25 metros” de profundidad. “Ha crecido en torno a los 450 metros desde la costa y unos 600 a 800 metros lateralmente”, indica Vázquez desde el buque.
Las últimas estimaciones que arroja el satélite Copernicus, de la Unión Europea (datan de este miércoles), calculan la superficie destruida en tierra y ganada al mar en 338,3 hectáreas y la que está cubierta de ceniza, en 1.752,8. Hasta el momento, las edificaciones afectadas por el magma se elevan a 981, de las cuales 855 están destruidas. Además, 29,8 kilómetros de carreteras han sido alcanzados y 27,4 ya están completamente sepultados por la lava.
Los dos portavoces del Pevolca, la propia María José Blanco y su director técnico, Rubén Fernández, han mostrado cierta preocupación por la calidad del aire. En las últimas horas se han detectado niveles muy altos de dióxido de azufre y sulfuro de nitrógeno, los cuales, en algunos momentos puntuales, han superado los límites habituales. Blanco ha matizado, eso sí, que esta circunstancia no implica que se estén superando los niveles máximos que perjudiquen la salud.
Tanto Fernández como Blanco han pedido a la población de Tazacorte que evite estar en la calle lo máximo posible y que si lo hacen, extremen la precaución con el uso de mascarillas FFP2. Los vientos previstos, además, no favorecen la calidad del aire, según Blanco. Es por esto por lo que se va a mantener por ahora el confinamiento de los núcleos de población de San Borondón, Marina Alta, Marina Baja y La Condesa. “Estas medidas se van a mantener hasta que se pueda comprobar que los niveles son adecuados”, ha explicado Fernández.
Bajo tierra, continúan los terremotos: “La sismicidad continúa localizándose, principalmente, cercana a [donde la hubo] los primeros días, a profundidades mayores de 10 kilómetros. En las últimas horas se han producido una decena de sismos. El más fuerte de todos alcanzó una intensidad de 3, con lo que puede ser percibido por la población. Buena parte de los terremotos se producen en el centro eruptivo
Evolución de la colada
La lava avanza a dos metros por hora [hace días avanzaba a 700 en el mismo periodo de tiempo], según ha explicado la ministra de Ciencia, Diana Morant, en una entrevista en Antena 3. Sin embargo, la evolución de la colada sigue sin estar clara. La salida al mar se produce por el mismo punto en el que contactó en la medianoche del miércoles, pero no se descarta que tome un nuevo recorrido. “Hacer predicciones a largo plazo en un caso como este es difícil”, ha comentado.
El vulcanólogo Ramón Casillas, miembro del comité científico del plan de emergencias y catedrático de la Universidad de La Laguna, ha explicado, de hecho, que resulta una concepción “un poco mitológica” la idea de que ahora ya la lava se quedará estable en ese camino. “En realidad no tiene por qué ser así, la colada puede discurrir por otros lugares y abandonar ese cauce”, señala. “Es verdad que el principal flujo está localizado ahí, pero hay otros puntos donde la colada sigue moviéndose”, añade.
Por otro lado, las autoridades intentan facilitar lo posible la vida a los afectados. Este jueves se ha autorizado el regreso de algunos vecinos para recoger enseres, siempre fuera del perímetro de exclusión de 2,5 kilómetros. Asimismo, se permite el acceso de los regantes a fincas en El Remo, Puerto Naos y Las Hoyas para tareas de regadío y para recogida de piñas de plátanos.