Una tras otra, las puertas se van cerrando en torno a Donald Trump y su intento de demostrar la, a su juicio, fraudulenta victoria de Joe Biden en las elecciones del pasado 3 de noviembre. La junta electoral del Estado de Michigan ha certificado este lunes la victoria del candidato demócrata y le ha otorgado los 16 votos electorales que le corresponden, con una ventaja de algo más de 155.000 votos sobre el republicano. Uno de los cuatro miembros de la comisión, un republicano, se abstuvo, dando por buenas las acusaciones de irregularidades esgrimidas sin pruebas desde hace tres semanas por Trump, que en 2016 arrebató este Estado tradicionalmente demócrata a su entonces rival Hillary Clinton.
La certificación oficial del resultado de la votación, que generalmente es un proceso administrativo que pasa inadvertido, se retransmitió esta vez online y fue seguida por decenas de miles de personas. Otro Estado clave, Pensilvania, donde Biden lleva unos 80.000 votos de ventaja sobre su rival, tenía previsto comunicar asimismo los resultados definitivos este mismo lunes.
La notificación oficial del Estado de Michigan es el remate a un fin de semana en el que el presidente saliente, que se niega a reconocer su derrota, ha recibido varios reveses incluso por parte de correligionarios, como el gobernador de Maryland, Larry Hogan, que ha calificado la resistencia de Trump de algo propio de “república bananera”, o el exgobernador de Nueva Jersey y tradicional aliado del magnate Chris Christie, que considera que la batalla legal planteada por este reviste la categoría de “vergüenza nacional”, y que es hora ya de seguir adelante con el proceso de transición. Este fin de semana, el propio Trump invitó a dos legisladores de Michigan a la Casa Blanca con el objetivo de que secundaran su intento de seguir en la presidencia. La intentona le salió en balde, pues los cargos electos manifestaron al término de su encuentro con el presidente saliente que seguirán la ley y no opondrán resistencia alguna al proceso.
En concreto, los asesores legales del republicano habían pedido una auditoría del resultado electoral en el condado de Wayne, que alberga la industriosa ciudad de Detroit, tradicionalmente demócrata y con una amplia población afroamericana.
Este lunes también un centenar de expertos republicanos en seguridad nacional han pedido a los líderes y legisladores de su partido en el Congreso que exijan al presidente saliente que admita su derrota en las elecciones por los riesgos que implica su negativa a permitir una transición fluida. “Creemos que la negativa del presidente Trump a admitir su derrota y permitir una transición ordenada constituye una seria amenaza para el proceso democrático de Estados Unidos y para nuestra seguridad nacional”, dicen los exfuncionarios en su declaración.
Suscriben el documento 106 ex altos funcionarios de seguridad nacional que trabajaron en el Congreso o en las Administraciones republicanas de los presidentes Ronald Reagan (1981-1989), George H.W. Bush (1989-1993), George W. Bush (2001-2009) y en la del propio Trump. Entre ellos figuran el exsecretario de Seguridad Nacional Tom Ridge, el exdirector nacional de Inteligencia John Negroponte, o el exdirector de la CIA Michael Hayden.
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