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Elísabet Benavent: “No me importa mucho la palmadita en la espalda del crítico literario”

Elísabet Benavent: “No me importa mucho la palmadita en la espalda del crítico literario”

Es la segunda vez que Elísabet Benavent (Valencia, 37 años) viaja a Colombia, a la Feria del libro en Bogotá. Sus seguidores, o como ella los llama, sus “coquetos”, se amontonan bajo la lluvia para no quedarse sin asiento para verla. Más de un centenar de niñas, madres y algún que otro abuelo hacen cola para lograr una foto y una firma en su libro favorito. En la fila hay un grupo de amigas que se han puesto la camiseta de la selección española para mostrarle a Benavent su amor por su país y por Madrid, la ciudad que protagoniza muchas de sus novelas. La escritora es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Cardenal Herrera de Valencia, pero nunca ejerció. Empezó autopublicándose su primera novela en Amazon hace nueve años, y desde entonces ha hecho lo propio con 21 libros más que ya superan los tres millones y medio de ejemplares vendidos. Además, Netflix ha adaptado a serie la saga Valeria y ha producido la película Fuimos canciones, basada en la obra homónima.

Pregunta. El 95% del público que lee sus libros son mujeres. ¿Son iguales en todas partes del mundo?

Respuesta. Yo creo que hay algo que nos une a todas, una especie de hermandad, una sororidad perpetua. Creo que hay un hilo que nos mantiene unidas. Al final, es que nos pasan cosas muy parecidas a todas. Es una cuestión generacional. Nos preocupan las mismas cosas: el trabajo, la seguridad económica, el amor, la amistad y nuestras aspiraciones. Esto, además de intentar conciliar la vida personal con la profesional. Al final, vivimos en el mismo mundo.

P. La mayoría de sus lectores son millennials, una generación que, afirma en muchas de sus obras, considera que está destinada al fracaso. ¿Qué es para usted un millennial?

R. Los millennials somos gente que pensamos que hemos venido al mundo a fracasar. Estamos convencidos de que tenemos muy mal karma. Por otra parte, sentimos que la vida nos debe algo porque a la vez somos una generación híper preparada. Nos hemos centrado en estar muy preparados laboralmente y nos hemos frustrado al ver que se nos caía encima la losa de una crisis económica que nos pillaba justo en la salida del mercado laboral. Pero somos grandes emprendedores y tenemos mucha imaginación.

P. ¿Cree en eso de que el amor es un lenguaje universal?

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R. Totalmente. El amor es un lenguaje universal que nos afecta a todos, es un dolorcito que nos aqueja. Bueno, en realidad no pienso que sea un dolor. Si duele, no es amor. No hay un solo amor en la vida de uno, y es maravilloso enamorarse. Enamorarse es la leche. Nos gusta enamorarnos y nos sentimos muy reflejadas cuando vemos a otro hacerlo en un libro o en la pantalla.

P. Está a punto de lanzar su nuevo libro. ¿Qué ha cambiado con respecto a los anteriores o qué podemos esperar?

R. Hemos querido cambiar un poco. Cuando le planteé a la editorial la idea, pensaba que me iban a decir que si me había vuelto loca, pero les gustó. Vamos a mantener el espíritu de los libros, es una comedia romántica, pero tiene algo de ciencia ficción. Vamos a hacer una mezcla con viajes en el tiempo. En realidad, es una novela que habla del recorrido que pasa una pareja desde que empiezan hasta que terminan y cómo de alguna manera durante el proceso del duelo muchas veces revisitamos y reescribimos nuestros recuerdos.

P. ¿En qué momento decidió ser escritora?

R. Siempre he escrito. Cuando tenía cinco o seis años me pusieron un diez en el cole por un cuento sobre un gusano que mediaba en una pelea en un bar. Luego quise ser muchas cosas. Escribir siempre ha sido un sueño, pero siempre pensé que era un sueño demasiado complicado como para ni siquiera intentarlo o soñarlo. En realidad, me lo encontré. Me autopubliqué para que nadie pudiera decirme que no lo había intentado.

P. ¿Crees que la literatura digital es el futuro?

R. El papel siempre va a estar en nuestra vida. Los lectores somos unos románticos, y es posible que algunos tengamos un Kindle o que leamos en el iPad, pero no conozco absolutamente a nadie que solo tenga un dispositivo digital. Se sigue comprando el libro en papel. Creo que papel y digital convivirán en el futuro de manera natural.

P. ¿Cree que las editoriales la ven a usted como una autora de segunda por haber sido autopublicada e impulsada por las redes sociales?

R. El equipo que trabaja conmigo jamás me ha visto así. Todo lo contrario. Sí, es verdad que en los círculos literarios sufres mucha mirada condescendiente y muchos comentarios, a veces maliciosos. Pero no me importa tampoco mucho la palmadita en la espalda del crítico literario o de otros compañeros que piensan que la comedia romántica es un género pequeño. A mí lo que me interesa es que mi lector, cuando cierre el libro, no piense que ha perdido el tiempo.

P. ¿Cuánto han influido precisamente las redes sociales en su éxito?

R. No sé cuánto porque desde que empecé siempre han existido, creo que ha sido una parte fundamental. Las redes sociales han cambiado el consumo de los libros y cómo nos acercamos los autores a los lectores y viceversa. El autor ya no es alguien desconocido que está en una foto en la solapa del libro. Ahora tenemos la oportunidad de enseñar lo que hay detrás del escenario.

P. ¿Qué hay de su vida en sus libros?

R. De mi vida, mucho menos de lo que la gente cree. La gente piensa que tengo una vida apasionante, y la verdad es que no me quejo de lo que tengo, pero no es para tanto. Lo que pasa es que el género romántico es bastante dado a que la gente pueda imaginar que son experiencias propias. De hecho, estoy segura de que nunca le hubieses preguntado a un escritor de novela negra cuántos cadáveres tiene en su jardín. Pues esto es un poco lo mismo. Sí es verdad, no lo voy a negar, que de cuando en cuando robo algunas cosas a mis amigas y que me inspiro en lo que la gente me cuenta. Como norma general, aplico la máxima de que cualquier información que alguien dé delante de mí es susceptible de entrar en uno de mis libros.

P. ¿Por qué decidió que sus libros y la serie tengan ese componente erótico que rompe con muchos tabús actuales?

R. Es precisamente porque una de las cosas que pretendemos con la serie y también con los libros es arrojar un poco de luz sobre ciertos tabús, porque es en esa oscuridad donde se generan cosas a veces insanas. Algo que me encanta de la serie es que pone el punto de vista en el placer femenino, y la mujer es protagonista de ese placer, no solo como objeto de deseo, sino que es un objeto deseante.

P. En la firma de libros que hizo en Bogotá una de sus seguidoras dijo que no tenía dinero para ir a Madrid, pero que era su ciudad favorita porque había podido viajar a ella a través de sus libros. ¿Por qué Madrid?

R. Yo nunca soñé que los libros salieran ni siquiera de mi ordenador, imagínate lo que es esto para mí. A mí se me sigue poniendo la piel de gallina, y no es un decir, es que abruma. Encima soy valenciana, no soy madrileña. Es la ciudad donde me hice adulta, donde he tomado mis elecciones vitales, las buenas y las malas, las regulares y las mejores. No puedo dejar de amarla.

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