Elizondo vibra con sus nuevos ídolos

El aroma a fútbol atrapa tanto como el verde que viste con elegancia al valle del Baztan. Entre sus encantos se cuela un fervor por la Real, con acento navarro y nobleza a raudales, impulsado por dos nuevos embajadores. Uno, Jon
Pacheco, se ha ganado el título de central del primer equipo a todos los efectos. Otro, Jon
Karrikaburu, merodeará la delantera de Anoeta como nuevo integrante del Sanse. La temporada que viene jugarán en Primera y en Segunda, Los dos son de Elizondo. El pueblo que se vuelca con sus ídolos.

Uno de los rincones que representa la seductora belleza de Euskal Herria vive con expectación su apogeo en el fútbol de primera clase. En pleno sorbo a la cerveza, un comentario sobre Karrikaburu. “¡Ahora viene lo mejor y a la vez lo más difícil!”, se escucha en la plaza limítrofe con el ayuntamiento. “El chaval tiene la cabeza bien amueblada y eso es fundamental”, comentan dos vecinos andando por el puente que mira a la presa Txokoto, emblema del Baztan.

La afición por la Real en Elizondo es más costumbrista que una noticia de alcance. Según cuentan en el pueblo, “aproximadamente” un 20% de la población entre los 3.800 habitantes es txuri urdin. Pacheco y Karrikaburu son ahora santo y seña en la agitación de un sentimiento. “Han nacido para jugar al fútbol, lo llevan en la sangre”, afirman Gilen
Quertier y Jaime
Egurrola, amigos del alma.

El central de la Real y el delantero del Sanse comparten cartel de canteranos de oro y también kuadrilla en Elizondo. Un grupo de chavales que les conoce desde sus andanzas en la Escuela San Francisco Javier o unos metros más abajo, sobre el césped del Giltxaurdi, defendiendo el escudo del CD Baztan. Allí están las raíces futbolísticas y vitales de los dos productos de Zubieta.

Elizondo se rinde a Pacheco y Karrikaburu
Elizondo se rinde a Pacheco y Karrikaburu

“Humilde y reservado”

Lo último que hace Pacheco “es destacar”. Uno de sus mejores amigos, Jaime
Egurrola, se explica: “No es eufórico para nada. Es hasta demasiado humilde y reservado. En el pueblo es imposible verle como alguien que esté por encima de los demás”. El central baztandarra debutó hace un año en Primera. Ha invitado a alguna ronda, aunque “el descorche del champán está todavía pendiente”.

El cazatalentos Patxi
Illarramendi le reclutó para la Real en alevines. “Un día perdíamos por tres goles y empatamos con cuatro goles suyos”, recuerda su gente. “La Real se lleva un jugadorazo” con Pacheco. En Elizondo se quedan con su “jerarquía para sacar el balón”.

Los amigos de Pacheco y Karrikaburu posan para MD con la presa Txokoto de fondo
Los amigos de Pacheco y Karrikaburu posan para MD con la presa Txokoto de fondo

“Competir con los mejores”

“Con naturalidad” se toma Karrikaburu su notoria presencia en el foco mediático. “Ha hecho un esfuerzo terrible, entrenando una barbaridad”, relata Gilen, su estrecha amistad. “Estamos muy felices por él, se lo merece porque es un enorme trabajador”. Con la ambición por bandera, el delantero “quiere competir con los mejores”.

El don del gol viene de lejos. “En alevines pasaba de 60 goles”, recuerdan. Su “definición” y “cómo protege el balón” alucina a sus amigos: “Le das un melón y lo controla”.

Jaime
Egurrola nunca olvidará sus partidos con Pacheco. “Las enchufaba de cualquier esquina”. Karrikaburu y Gilen eran socios en el campo. “Yo andaba por ahí y me llegaba el balón al pie”. Les une una virtud decisiva. “No tienen miedo a nada y es increíble qué competitivos son”. Y paseando el valle encantado se oye… “Seguro que triunfan en la Real”. Ojalá.


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