Empresarios y oposición reconocen la victoria de Xiomara Castro mientras el oficialismo guarda silencio


Honduras amaneció este lunes con la sensación de calma después de varios días aguantando la respiración ante lo que podría pasar el día después de la votación. Los comercios, desde concesionarios a simples zapaterías, aún tenían puertas y ventanas tapiadas con maderas y planchas de metal para protegerse ante lo que preveían una tensa noche de recuento. Las calles del país, sin embargo, se llenaron de banderas rojas y fuegos artificiales en las que miles de hondureños celebraron la muy probable victoria de la primera mujer que llega al poder en el Triángulo Norte de Centroamérica.

Los resultados oficiales con los que la población se fue a dormir confirmaron una impresionante ventaja de Xiomara Castro por más de 20 puntos frente al candidato conservador Nasry Asfura, con el 51,4% de los votos contabilizados. A falta de que culmine un recuento que está paralizado, su victoria estaría respaldada además por una participación histórica que superó el 68%, una cifra especialmente alta en una región apática frente a las urnas como Centroamérica. Tras dos intentos, todo indica que Xiomara Castro, de 62 años, regresará al poder como presidenta, después de ser derrocada como primera dama en 2009.

El candidato del Partido Nacional (PN) y alcalde de Tegucigalpa, Nasry Asfura, guardó silencio durante toda la mañana del lunes aunque la sede del partido lucía desolada. La esperanza de su equipo, la llegada de votos desde el campo, se desvanecía hora por hora al ver cómo las zonas alejadas de la capital también respaldaron a Xiomara Castro. Este lunes, el tercer candidato con alguna posibilidad, Yani Rosenthal, del Partido Liberal, reconoció la victoria de Castro y también el sector empresarial. El presidente del poderoso Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), Juan Carlos Sikaffy, felicitó “a la presidenta electa” y se ofreció a trabajar de forma conjunta “en la reactivación económica”. En el entorno del oficialismo, uno de los principales estrategas de campaña, Luis Duque reconoció la derrota. “En la derrota, la frente en alto”, escribió en redes sociales. En su mensaje dio reconoció que la derrota fue resultado del “sentimiento de odio”, extendido en el país.

Tampoco las portadas de este lunes dejaban lugar a la duda. El diario El Heraldo tituló con una sola palabra de lado a lado su primera página: “Xiomara” y en La Prensa el titular fue: “Xiomara gana en jornada cívica”, resaltando la limpieza general que rodeó la votación.

El recuento se detuvo durante la mañana de este lunes debido a que estaban llegando en camiones actas de algunos puntos del país. A pesar de las sospechas de fraude que sobrevolaron sobre el proceso dada la experiencia de 2017 —en el que un apagón eléctrico abonó las sospechas—, en esta ocasión la consejera de Libre en el órgano electoral (CNE), Rixi Moncada, se mostró confiada con el proceso: “Tenemos en nuestras manos, como pleno del CNE, un cristal, que es el voto de la gente que votó en todo el país. Ese cristal toca administrarlo como tal”, señaló quitando importancia al frenazo en la publicación de resultados.

La marea roja que encabezó Xiomara Castro arrolló no solo en las elecciones presidenciales, sino también en las de alcaldes y diputados. A nivel nacional, su partido Libertad y Refundación (Libre) ganó en 17 de los 18 departamentos en Honduras. En lugares como Cortés, en el norte del país, la diferencia superó incluso los 40 puntos al lograr el 63,5% de los votos frente al 21% de Asfura, según el conteo provisional. La mujer del presidente depuesto Mel Zelaya incluso ganó en regiones tradicionalmente azules como Lempira e Intibucá. El único departamento en manos del Partido Nacional fue El Paraíso donde el alcalde de Tegucigalpa logró un 43,6% frente al 41% de Castro. También en la capital, el candidato de Libre, Jorge Aldana, encabezaba con claridad el recuento frente a David Chávez.

En su discurso de la victoria, Xiomara Castro insistió en la idea de que su victoria cierra la crisis institucional en la que ha vivido el país desde el golpe de Estado de 2009. “Se han revertido 12 años de lágrimas y dolor con alegría”, dijo. En sus primeras palabras como “presidenta electa”, como fue presentada, dedicó la victoria “a los mártires que ofrecieron su vida para que el pueblo tuviera libertad, democracia y justicia”, dijo en referencia a las muchas veces que su movimiento fue reprimido por soldados y policías. “Dios tarda, pero no olvida y hoy el pueblo ha hecho justicia. Revertimos el autoritarismo”, afirmó.

El discurso de Castro fue el de una candidata triunfante que había logrado convencer al campo y a las clases medias, cansadas de la escandalosa corrupción que abarca desde el presidente a un gran número de diputados. “Nunca más se va a abusar del poder en este país, porque a partir de este momento el pueblo será el vigente eterno en Honduras. Vamos por una democracia directa y participativa”, señaló en referencia a la Asamblea constituyente con la que promete refundar el país.

“Quiero decirle al pueblo hondureño que todas las promesas que nosotros realizamos tengan la seguridad y la confianza que vamos a cumplirlas, no vamos a descansar un minuto, vamos a entregar alma, vida y corazón para poder garantizar una patria diferente, justa y equitativa. En sus escasas referencias feministas, aseguró que no fallará “a las mujeres” y que exigirá respeto para ellas, “así como lo que ellas más quieren: los hijos y la infancia”, dijo.

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