Bolivia es, en este momento, un cruce de informaciones. Una tormenta de versiones. ¿Qué sucede en ese país sudamericano? Freddy Magno Mamani, exfuncionario de la Presidencia en gestión internacional de Luis Arce, presidente boliviano, ofrece claves durante una entrevista en Aristegui en Vivo.
“Es difícil explicar qué está sucediendo, por el contexto de lo que ha sucedido acá. Lo que sí es evidente es que hay intereses mayores a los del pueblo boliviano, que el miércoles se develaron en un intento de golpe de Estado. Las reacciones, tanto de la extrema derecha como de los que están en funciones de gobierno han demostrado que es una arremetida hacia la institucionalidad democrática, no sólo del gobierno sino de los pueblos que constituyen el Estado plurinacional de Bolivia”.
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Fredy Magno Mamani intenta resumir el galimatías político-miliar que el 26 de junio despabiló el ambiente internacional de América Latina y del resto del mundo: “Se le puede calificar como un testeo político, en el que la contradicción interna en el MAS (Movimiento al Socialismo, partido creado en 1997 y liderado por el expresidente Evo Morales) entre el evismo y el arcismo ha calado las fibras íntimas del partido”. Pugna que -dice- se refleja en los pronunciamientos entre los partidarios radicales de Evo Morales y las respuestas estatales del gobierno de Arce, a quien, como ministro de Economía y Finanzas Públicas, se le reconoce como el artífice del crecimiento económico que experimento el país en la administración evista y quien asumió la presidencia del Estado Plurinacional en noviembre de 2020.
Para el experto en estudios de los pueblos indígenas, una cosa es irrebatible:
“Se ha vulnerado el Estado de Derecho. No contra una persona, porque los hechos políticos no deben enmarcarse sobre un actor político, sino contra todo lo que representa la democracia en Bolivia: el sistema de partidos y la democracia comunitaria, que ayer se ha visto en vilo de perderse. En comunidades como El Alto, que es uno de los centros de resistencia más importantes en el ambiente rural, se han activado medidas de contención, de bloqueos y de convocatorias a las organizaciones locales para que recuerden el levantamiento de 2003 contra el expresidente neoliberal Gonzalo Sánchez de Lozada”.
Sánchez de Lozada presentó la renuncia a su segundo mandato en octubre de ese año, después de la llamada Masacre de Octubre, en la que murieron 17 personas, y en la que El Alto fue centro telúrico del movimiento contra el régimen.
Dice Freddy Magno que el pueblo activó la memoria, también, sobre lo que sucedió en 2019, cuando las comunidades salieron a defender sus derechos antes de la llegada de Arce al poder. “No se defendió, en sí, al presidente Evo Morales, sino a la construcción del sujeto indígena boliviano”. En este testeo del miércoles 26 de junio, asevera el especialista en derechos de comunidades originarias, se midió la respuesta del pueblo y de medición de lo que pueden hacer la derecha y otros actores políticos con miras a las presidenciales del año entrante.
“En el contexto regional, en esta ambición por los recursos naturales, en el llamado Triángulo del Litio, los intereses internacionales tienen que ver con actores de pensamiento colonial. Las fuerzas armadas bolivianas todavía tienen ciertos privilegios que muchos sectores no tienen. Personajes como el general (Juan José) Zúñiga responden a una etapa histórica de la que la colonia todavía está presente. La ultraderecha, el ejército y la policía han sido actores determinante en diferentes procesos históricos. Es evidente, eso sí, que se ha roto una cadena de mando”.
Para el exfuncionario falta tiempo para saber si lo que sucedió el miércoles en La Paz fue un intento de golpe de Estado o un evento planificado por las Fuerzas Armadas de Luis Arce, quien se mantiene en el cargo de presidente de Bolivia.
Ve la entrevista completa:
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